Prefacio ✔

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12 de abril de 2017.

En este instante me encuentro frente a mis padres, quienes en verdad están furiosos y me observan como si quisieran darme una patada que me haga recorrer el mundo. Si esto fuera una caricatura, estoy seguro que saldrían llamas de sus ojos y humo de sus orejas.

—Me puedes explicar, ¿Porqué hiciste eso a tu profesora? —grita exaltado mi padre, haciendo que me sobresalte.

—Calmate Adam, por favor. Prometimos no hacer un escándalo —habla mi madre agarrando su mano y entrelazarla con la de ella.

—Está bien —Suspira —. Hijo responde —musita mirándome.

—Ya se los he dicho, yo no lo hice. Si, suelo hacer bromas pero nunca de este tipo; en especial si alguien saldrá perjudicado —digo por enésima vez.

—Pero todos los elementos estaban en tu mochila, y en las cámaras de seguridad se nota muy bien que tú estabas allí. Y por si fuera poco con las cosas en tus manos.

Responde, y me duele que no crea en mí, su hijo.

—¿No me crees verdad padre? —pregunto, queriendo sacar ese pensamiento de mi cabeza.

Y lo único que tuve de respuesta, fue el silencio. Con ello se rompió una parte de mi corazón.

—¿Mamá? —pregunto esperanzado.

—Lo siento hijo, pero esta vez estoy con tu padre.

Y con esas palabras, mi corazón ya está más que roto.

—Gracias por la confianza —digo sarcástico.

Mis padres, aquellos con los que pasaba cada fin de semana sin interrupciones; y quienes me decían "Que siempre me apoyaron, y confiaron en mí" no son estos. O simplemente eran palabras vacías.

—Me voy a mi cuarto —hablo rompiendo el silencio.

Y voy hacia la puerta, pero las palabras de mi padre hacen que me detenga abruptamente.

—Antes de que te vayas, quería avisarte que irás a seguir tus estudios en el pueblo en el que viven tus abuelos.

—¿QUÉ? —grito.

—No grites, y es lo que escuchaste. Todos los institutos ya saben lo que pasó, y no quieren aceptar a alguien problemático.

—Pero no me pueden hacer esto —me quejo.

—Claro que podemos, y ya está decidido te vas en dos días. Ya hablamos con tus abuelos, y están encantados de que vayas a pasar el resto del año junto a ellos y los demás.

Dice mi madre, haciendo que la mire con asombro. No pensé que ella querría que me fuera.

—¿Eso es todo? —pregunto.

Dispuesto a irme, pues ya no quiero seguir esta conversación.

—Si, ya puedes retirarte.

Fueron las últimas palabras que escuché antes de salir corriendo y subir a mi habitación.

Al entrar, cerré la puerta y me tiré a la cama, viendo al techo pensando que todo se volvió en mi contra, dejando atrás la perfecta vida que llevaba, fue que me quedé dormido.

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¡En proceso de edición!.

Así se encuentra la historia de nuestros queridos locos e idiotas, pero les aseguro que va valer completamente la pena cada segundo de espera.

Espero que lo vuelvan a disfrutar y para los nuevos lectores que empiecen esta historia y se sientan en casa.

Les amo.

Atte

Jaz.

Jaz

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Perfecto Desastre © (LA #1) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora