1: ¿Locos? No, incomprendidos. ✔

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15 de abril de 2017.

Alice.

Quiero que la tierra se abra en este instante y me trague para que luego me vomite en la cama de Harry Styles.

Solo quiero dormir unas cuantas horas más señor, ¿Acaso es mucho pedir?.

Díganme ¿Por qué existe el instituto? O al menos ¿Por qué tenemos que ir tan temprano?. Maldigo a quien la haya creado.

Quito las colchas que se encuentran encima de mi, y me levanto. Pero como siempre, tiene que estar mi mala suerte presente. Al levantarme las colchas se enredaron nuevamente por mi pie.

¿Y cómo no?. Es como la rutina de cada mañana, caí de cara al frío piso.

—¿YA TE CAÍSTE PARA EMPEZAR EL DÍA, COMO SIEMPRE? —grita mi padre.

Al parecer se encuentra en el piso de abajo, pues no lo oigo tan cerca.

—SÍ, YA LO HICE —Devuelvo el grito.

Y en menos de un segundo, escucho su risa y es exageradamente escandalosa. Creo que eso es lo único que tenemos en común.

Nuestra risa es parecida a la de una foca que está dando a luz a un elefante. No pregunten cómo es eso posible, pero ya se imaginan todo lo que se escuchara de esa pobre foca, y es de esa angelical manera que se escucha nuestra risa.

—YA ALÍSTATE, QUE VENDRÁN TYLER Y LOS DEMÁS —vuelve a gritar.

¿No les mencione que en esta casa solo se grita?, pues así es. Pero creo que ya lo han notado.

—ESTA BIEN, PERO NO ME APURES —respondo con otro grito.

Solo somos mi papá y yo, aunque tenemos nuestras diferencias siempre lo arreglamos, nuestra relación va más allá de padre e hija, sino que también somos amigos y confidentes. Y a pesar de todo sabemos que siempre podremos contar el uno con el otro.

Pero eso no tiene nada que ver con el instituto así que mejor voy al baño a arreglarme antes de que lleguen los idiotas de mis amigos, idiotas a los que adoro.

Al estar lista, salgo del baño y junto mis cosas para colocarlas en la mochila e ir hacia las escaleras para poder bajar donde se encuentra mi padre.

—¡Hola! — exclamo, ocasionando que salte.

Al saltar los panqueques que se encontraban en el plato, que al parecer llevaría a la mesada literalmente volaron y cayeron en su pelada cabeza.

¿Qué hago yo?. Me rio a carcajadas, ¿y cómo no aprovechar el momento?. Agarro el arabe y lo coloco un poco en los panqueques que se encuentran en su cabeza para comer.

—Mmm, te salieron muy ricos los panqueques papá —menciono a la vez que sigo comiendo.

—¿Por qué me asustas así?, mira nada más lo que has hecho —dice señalando su cabeza.

—Pero si eso le da el toque perfecto, papi —musito entre risas.

—Que graciosa amaneciste hoy, ya quiero ver tu cara al regresar luego de las normales caídas y tropiezos que tienes, hija —Lo dice sonriendo maliciosamente.

Perfecto Desastre © (LA #1) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora