Lo miré extrañada, ¿Por qué lo habían cambiado de lugar? Bajé al salón y se lo pregunté a mi madre:
-Mamá ¿Por qué has cambiado el cuadro de lugar?-Pregunte extrañada.
-¿Qué dices Sally?-Contestó.
-El que había encima de mi escritorio, el de Lindey.
La verdad no sé por que dije el apellido del pintor.
-Yo no he cambiado nada, será tu imaginación.
Subí a mi cuarto y se me abrieron los ojos de par en par, el cuadro estaba en el mismo sitio de siempre, encima del escritorio. Me sorprendí, no sabía lo que había pasado. Aunque preferí no darle mucha importancia, pasar de ello sería lo mejor. Me puse a hacer los deberes de clase y cuando quise darme cuenta ya eran las cinco y veinte.
-¡Voy a llegar tarde!- Me dije.
Cerré los libros, cogí algo de dinero y me fui al Café Garden. Salí de mi casa, iba corriendo para no llegar tarde.
Por el camino me tropecé y caí al suelo. Un chico me ayudo a levantarme. No estaba muy segura pero…su cara me sonaba. Sólo se le veían los ojos. Eran preciosos, no le pude ver la cara ya que por el frío iba muy abrigado, con capucha y una bufanda en el cuello que le rodeaba parte de la cara. Sus ojos eran muy azules y profundos. El me miró a los ojos y yo a él mientras me levantaba, me agaché un poco y me sacudí el pantalón.
-Muchas gra…-Al levantar la cabeza, él no estaba.
Me di media vuelta y seguí mi camino. Por fin llegué, estaban allí y me dijeron que por qué había llegado tan tarde. Me limité a encogerme de hombros sin dar respuesta. Nos sentamos en una mesa y pedimos unos batidos.
Emepzaron a ahblar, pero yo callaba. Me quedé pensando en aquel chico, me sentía inquieta.
-¿Qué te pasa, Sally?-Prenguntó Angy.
-Nada, no me pasa nada.-Le contesté.
Siguieron insistiendo, pero no contesté.
-Oye Sally, si tienes algún problema, nos lo puedes contar para esos somos tu amigos-Dijo Marck echándome la mano por encima del hombro.
Esbocé una pequeña sonrisa forzada.
-Claro, ya sé que estáis ahí para todo, no os preocupéis-Les dije sonriendo, esta vez con una verdadera sonrisa.
Salió el tema del nuevo que vino a clase.
-¿Qué os parece Nail? –Dijo Nick.
-Que es un borde y estúpido.-Dijo Angy.
-La verdad es que sí, lo único que quiere es estar solo, y no se relaciona con nadie.-Añadió Marck.
-A lo mejor le ha pasado algo y está preocupado, y no le apetece estar con gente.- Lo defendí.
-¿Y lo defiendes?. ¿No te acuerdas de cómo te trató en el comedor?.- Dijo Nick furioso.
-Sí, porque antes de decir esas cosas de él, tendríamos que conocerlo.-Contesté.
Bueno, ¿no os parece ''misterioso´´ su físico?-Preguntó Marck.
-¿Lo dices por lo pálido que está?
-Sí, yo creo que puede que tenga un cáncer de piel o algo así.-Dijo Angy.
-No, no lo es…-Les dije.
-¿Cómo estás tan segura?-Dijo Nick.
Pasé de esa pregunta y no contesté.
Y os habéis fijado en sus ojos…son como un azul proe intrigantes-Dijo Angy.
Las palabras ''azul profundo´´ se me quedaron en la cabeza haciéndome recordar al niño que me ayudó.
Me inventé una excusa y me despedí.
Me dirigí hacia el descampado que hay cerca de mi casa, y me sumergí en el pozo que había escondido y llegaba hasta un árbol grande y maravilloso en el que me sentaba muchas tardes para poder estar tranquila. Detrás de mí notaba la presencia de alguien. No se me ocurrió otra cosa que hacer la típica pregunta…
-¿Quién está ahí?
Odiaba esa pregunta, porque imagínate, estar sola en una mansión, a oscuras, ocurriendo desde hace días cosas muy extrañas, y lo único que se te ocurre es decir ¿Quién hay ahí?... ¿y si te responde? ¿Qué haces?, corres y te vas, o vas a mirar lo que es, por esa razón odiaba esa pregunta sin sentido.
Como nadie respondió, me giré pero no había nada. Una de las ramas del árbol en el que estaba sentada crujió y calló justo en mis pies. Vi una sombra saltar al árbol de enfrente y pregunté:
-¿Quién eres?-Dije.
Hubo silencio y al final contestó.
-¿Qué haces aquí?-Me preguntaron.
-Este es mi lugar favorito.
A causa de las sombras de las ramas, solo veía la silueta del cuerpo, y los ojos azul profundo.
Eran los mismos ojos que las del niño que me ayudó a levantarme.
-¿Siempre has podido pasar por aquí?-Me dijo.
-¿Cómo que si he podido?-Dije.
-Eso, que los humanos nunca han podido venir a este lugar.
-¿Y eso porque?-Pregunté extrañada.
-Por que sois humanos.
-¿Y tú qué crees que eres?-Le pregunté.
-No responderé, eso lo averiguarás tú solita, ya que conoces este lugar, podrás conocer que soy.-Me dijo.
Cuando fui a responderle ya se había ido. Era increíble su voz…me sonaba de haberla escuchado en otra parte, pero no recuerdo a quien ni dónde.
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