Capitulo uno.

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Siempre me había puesto nerviosa en los aterrizajes de avión. Siempre me había gustado más el momento del despegue. Tampoco es que hubiera cogido muchos aviones en mi vida. El único que cogí fue hace años, cuando tenía doce. Vivía en Londres con mis padres y mis hermanos. Todo iba bien hasta que mi padre desapareció de la nada y mi madre tuvo que encargarse de sus tres hijos sola, hasta que conoció a Scott.

Scott estuvo unos años en Londres saliendo con mi madre y cuidando de mis hermanos y de mi hasta que en su trabajo lo trasladaron de vuelta a su cuidad natal, Miami. Después de pensarlo mucho, mi madre decidió que lo mejor era irnos con Scott a Miami, pero dejó que mi hermano mellizo Joshua se quedara en Londres viviendo con nuestra abuela. Él decía que ya tenia su vida hecha en Londres, y que no quería dejarla de lado.

Y ahora aquí estaba yo. Bajando de un avión que me había llevado de Miami a Londres para pasar los dos años que me quedaban de secundaria viviendo con mi hermano.

Los dos primeros habían sido un desastre para mi.

Llegar a Londres era una sensación extraña. Había pasado cuatro años viviendo en otra ciudad, en otro país y en otro continente, pero sobretodo, había pasado cuatro años sin estar cara a cara con mi hermano más allá de Navidad.

Bajé del avión y saqué el móvil para revisar la dirección de mi hermano y todas las indicaciones que me había dado para poder llegar a su casa por mi misma, ya que él tenía un "compromiso".

Me subí al autobús que me llevaba a casa de mi hermano en cuanto tuve mi maleta y salí del aeropuerto y llegué a la dirección en media hora. Lo que tenía delante no era un pequeño apartamento en una urbanización como tenía en Miami, sino que era una casa. Grande. Como las típicas que alguien se puede encontrar en un barrio residencial de Estados Unidos.

No recordaba que la abuela tuviese tanto dinero...

Sonreí sujetando mi maleta y llamé a la puerta esperando a ver a mi hermano y lanzarme a sus brazos después de meses sin verlo con cuidado de no tirar mi maleta porqué habían botes de cristal.

En vez de eso vi... Bueno, en realidad no sé lo que vi. Porque en el momento en el que por mis ojos entró la imagen del cuerpo en ropa interior de un chico cerré los ojos en seco y puse mi mano libre encima de ellos.

-¡Dios, dios, dios! ¡Lo siento!-Dije sintiendo el calor subir a mis mejillas.-Creo... Creo que me he equivocado de dirección.

Hubiese preferido que abriese la puerta mi abuela...

-Lo siento mucho, estaba buscando a mi hermano...

-Espera.-Habló el chico por primera vez cortándome.-¿Hermano? ¿Eres Anabeth? ¿Hermana de Josh?

Me aparté la mano de la cara, rezando por que no se me notaran las mejillas sonrojadas, y miré al chico a la cara. Tenía el pelo castaño, los ojos marrones pero tirando a color miel y su piel estaba igual de bronceada que la mía después de una sesión de tomado de sol en las playas de Miami.

Sí, me estaba fijando en eso para no fijarme en lo que había más abajo.

-¿Conoces a mi hermano?-Pregunté.-¿Sabes dónde vive? Creo que me he equivocado de dirección.

-No, no te has equivocado.-Dijo el chico haciéndose a un lado e indicándome con el brazo que debía entrar. Cogí mi maleta y entré en la casa. El chico cerró la puerta detrás de él y yo seguí pasillo adelante hasta que llegué a lo que parecía la sala de estar. Me di la vuelta soltando la maltea y volví la vista al anfitrión.-Bueno, bienvenida a casa, Anabeth. Supongo.

-Solo Ana, por favor.-Dije sonriendo débilmente.-No quiero sonar maleducada. Pero yo pensaba que viviría con mi hermano y mi abuela.

-Oh.-Se quedó pensativo por un momento.-Ya. Bueno... Tu abuela lleva unos meses en una residencia. Y Josh vino a vivir aquí conmigo y con otro amigo nuestro.

Se nos fue de las manos [#VC3I REMAKE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora