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Me desperté, y era domingo. Esta semana había sido la semana más agitada que había tenido en un largo tiempo, ni siquiera noté el sábado. Antes de ayer, luego de comer y charlar un rato, Annie se fue a casa y quedamos en que yo llevaría nuestra escultura para pintarla en su casa, suena muy poco práctico pues ella podría simplemente regresar a mi casa para terminar nuestro proyecto, pero Annie tenía muchas ganas de que yo fuera a su casa, y bueno, a mi tampoco me costaba llevar un gato de greda a una casa que me quedaba tan cerca. 

Eran las 2 y le avisé a Annie por teléfono que ya iba a ir a su casa, no había almorzado pero me había comido unas papas fritas y eso era más que suficiente. A pesar de que como puras porquerías estoy delgado, y eso no me gusta, siempre digo que quiero hacer ejercicio pero nunca lo hago. Me puse mi mochila y tomé al gato de greda, lo tuve en mis manos y lo miré por unos segundos, tenía tendencia a tratar a objetos inanimados como si fueran mis hijos ¡Pero lo hacía inconscientemente! Es que... A veces hay cosas pequeñas y adorables y... Estoy perdiendo tiempo. 

Bajé las escaleras con cuidado y dejé a mi hijo-gato en la mesa para poder tomar mis llaves. - Hijo... - Y Ada, alias, mi "mamá" salió de su cuarto a ver que estaba haciendo. Yo suspiré molesto - ¿Qué quieres? - Le pregunté con un tono pesado, como siempre supongo, y me guardé las llaves en el bolsillo de mi pantalón - Bueno, te quería preguntar... ¿A donde vas? - ¿Qué te importa? - Le respondí al instante y tomé al gato de greda para irme, Mi mamá tenía cara de que se iba a poner a llorar en cualquier momento, yo intentaba no mirarla para que no me diera lástima. Y de pronto, sentí como me tomó el brazo. - Hijo, por favor, hablemos un poc- - SUÉLTAME. -Le grité poco después de que me tomara el brazo, ella se alejó y yo me puse tenso. No dije nada más y me fui. En el fondo, abajo de todo el rencor que le tengo a mi mamá, le tengo mucho miedo. 

Al salir de mi casa, me relajé para no llegar todo tenso a la casa de Annie, caminé hacia el número de casa que Annie me había indicado, la miré por un rato, y, ¡Sorpresa! Era igual a la mía. Dejé de perder el tiempo mirándo una casa idéntica a la mía y fuí a tocar la puerta con el pie, pues tenía las manos ocupadas, bruh. Me abrió una mujer adulta, se parecía bastante a Annie, así que deducí que ella era su mamá.

- Hola...

Saludé mirándola con incomodidad, pues después de haberme abierto hubo un corto silencio, pero para mi fue largo.

- ¡Hola! Eres Mathius, ¿Verdad? Pasa, pasa.

Ella se apartó de la entrada para hacerme pasar, su forma de expresarse era igual a Annie. Aún incómodo pasé a la casa, tenían un aromatizante frutal que detestaba, así que respiraba lentamente para no sentir tanto el olor. Dejé la escultura en la mesa, y me senté en el sillón, esperando y pensando en el momento que Anne bajara por esas escaleras, y lograr perder a su mamá.

- Bueno, Mathius mi niño, ¿tienes hambre? ¿quieres comer algo?

- No.

Respondí de inmediato, mientras fingía estar revisando algo en el gato de greda (cosa que no hacía, era solo para hacerme el desinteresado?

- Está bien, cariño. Cualquier cosa me llamas. ¡Annie, tu amigo está aquí!

Exclamó la madre. "Cariño", "Mi niño", ¿de donde había salido esta mujer? ¿de un cuento? Annie bajó de inmediato y comenzó a correr hacia mi.

- PARA, EL GATO, PARAA.

Grité abrazando suavemente al gato de greda, y ella se detuvo justo en frente mio.

Limón Agrio (DESCONTINUADA)Where stories live. Discover now