Parte 1/3Martinus:
La alarma de mi reloj comenzó a sonar y era realmente ruidoso. Gruñí y sin abrir mis ojos busqué con mi mano el reloj despertador y lo apagué. Abrí levemente un ojo y me levanté de golpe al ver la hora. Las 7:00am... ¡Mierda! Se me hace tarde de nuevo
Me levanté rápido de la cama y corrí hacia el baño para darme una ducha, o bueno, una ducha de dos minutos, se me hacía tarde y mi casa no estaba tan cerca de la estación que digamos. Una vez salí, cepillé mis dientes, me vestí y arreglé mi cabello. No pensaba en desayunar, perdería el tiempo.
Me miré al espejo y cuando vi que estaba ya completamente listo, miré el reloj y aún tenía tiempo de llegar a la estación, salí de mi casa trotando para llegar rápido.
— Este viernes tengo que dar lo mejor, después de todo no la voy a ver el fin de semana— Repetí incontables veces en mi cabeza
Llegué a la estación y a duras penas logré tomar mi tren habitual a las 8 de la mañana. En el segundo vagón, logré sentarme en mi asiento favorito, que estaba frente la puerta principal. Había un chico a mi lado que siempre se dormía, ya me había acostumbrado a que siempre se encontrara al lado mío durmiendo durante todo el viaje, es lo mismo que todos los días
Miré mi reloj y marcaba las ocho con siete minutos... ya era la hora. Me puse nervioso y miré hacia la puerta ansioso, mi corazón latía fuerte. La puerta de enfrente se abrió y por un momento olvidé de cómo respirar. Ahí estaba ella, ojos color café claro, sonrisa preciosa y baja estatura. Se encontraba hablando con su mejor amiga. Ansioso preparé mis palabras, pero cuando iba a hablar, nada salió, los nervios me comieron otra vez. Siempre era lo mismo. Las palabras siempre se escapaban
Su nombre era _______ ________ , lo sé porque asistimos a la misma escuela, y peor aún, estábamos en la misma clase. ¿Por qué no podía hablarle? Simple, soy un maldito cobarde.
La primera vez que vi a la pequeña castaña quedé embobado por ella, a la hora de intentar hablarle, simplemente no pude. Las palabras se las llevaba el miedo y los nervios.
Me dí cuenta de que viajábamos en el mismo tren. Después de eso me dispuse a, aunque sea, decirle un mísero "Buenos días ______". Y así pasaron dos meses y todavía no lo lograba, la hermosura de aquella chica me cautivaba bastante que me dejaba literalmente, sin palabras. Es fácil llegar y hablarle, sólo se necesita algo simple para comenzar una conversación, pero me faltaban agallas. Tenía miedo de cagarla y que me llegase a ver raro, o incluso, a odiarme. No perdería nada intentándolo, pero ese era el problema. Tenía miedo de intentarlo y que me rechazara
Sin duda esto era una prueba de coraje, una prueba que tengo que superar.....
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Hechos
Fanfiction"Imaginar es el descubrimiento de nuevas historias......" #1Martinus #2Gunnarsen #11Marcus