5 capítulo ( 2 parte )

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Mi corazón empieza a latir de una manera muy rápida, al escuchar esas palabras me giro rápidamente quedando justo al frente de él, lo miro directamente a los ojos y le pregunto.

—¿Qué acabas de decirme? Creo que no escuché bien.

El se ríe y me dice.

—Se que me escuchaste perfectamente y no te hagas la loca.

—¿Yooo? Haciéndome la loca, pfff porqué haría eso—pregunto.

Madre santísima! Estaba muy nerviosa, por dentro mi sistema nervioso se volvía nervioso en realidad.

—Vamos, busquemos un lugar más tranquilo en donde podamos charlar— me dice recalcando la palabra “charlar"

Yo muy estúpidamente le digo.

—¡¿Qué?! No te escucho bien.— grito, pero para mí muy mala suerte el DJ para la música en busca de otros géneros. Todo el mundo me escucha y algunas personas se giran para verme, yo muerta de la vergüenza le digo.

—Mejor busquemos ese lugar.

El solo se ríe de mí y me jala hasta una sala en dónde hay pocas personas.
Nos sentamos en un pequeño sofá y empezamos a “charlar”

—Debo decirte que fue muy gracioso lo que te paso— me molesta diciendo eso mientras se ríe.

—Ja ja ja, muy gracioso tu comentario.

—Lo siento nena, tenía que decírtelo.

-—Bueno. ¿De que querías hablar?

—Vaya que directa.—me dice

—Si, así soy yo muy directa.

—Estas muy bonita hoy— me dice.

Al isntante me sonrojo.

—Gracias— logro mencionar.

El me mira de una manera muy intensa, siento que me está escaneando.
Mira cada parte de mi rostro y luego posa su mirada en mis labios.

—Tienes bonitos labios, me gustan tus ojos.

Me pone nerviosa que me miren de esa manera, siento que verán mis defectos y es algo que me incomoda.

—Deja de mirarme de esa manera, me pones nerviosa.

—Va pues. Qué acaso ya no puedo mirarte?

—No, no puedes. Mira a otro lugar.

Se ríe y me hace caso.

—Camila, quiero decirte algo.

—Continua- lo ánimo.

—Sabes que me gustas.

—No sabía eso.

Por supuesto que lo sabía! Por Deeeeooooos! Era un hecho ya, solo esperaba que el mismo me lo dijera.

—Debiste darte cuenta.

—Soy muy despistada, lamentó no ver las señales del universo al decirme que gustas de mi.

El se ríe.

—¿Siempre eres así?— pregunta.

—¿Cómo?— le respondo con otra pregunta.

—Vamos Cami, no te hagas la desentendida.

—Bueno, en realidad son los nervios. Tú también me gustas y mucho.

El me da su mejor sonrisa.

—Me alegra saber eso.

—Siiii, bueno. Eso era todo?—pregunto

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