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[Martes 5 de mayo, Instituto Homurahara 6:30 p.m]

Antes de que la muchacha tuviera el tiempo de impactar el suelo, algo solido y firme la atrapó. Avergonzada, la muchacha levantó lentamente la cabeza. Rezó que fuera alguien que conocía, desgraciadamente aquel desconocido siguió siendo uno.

—¿Enkidu? —preguntó el hombre de ojos escarlatas algo pálido.

—Creo, que usted me confunde con alguien. — respondió la muchacha educadamente y menos confundida que el hombre que estaba justo delante de ella.

Se quedaron mirándose unos cuantos segundos más. No sabía si era por el carisma que inspiraba, o porque aquel muchacho lo agarraba con fuerza y la miraba con una mirada insistente, como si le pidiera que no se marchara. La adolescente quedó confundida hasta que una mujer la llamó por su nombre, parecía ser su madre quien la esperaba impacientemente. La muchacha se disculpó nuevamente antes de conseguir liberarse y volver a salir corriendo en dirección del coche negro aparcado delante del instituto. El rubio se quedo observándola detenidamente. Sus miradas se volvieron a cruzarse cuando la muchacha se abrochó el cinturón de seguridad.

Esa vez la joven le dedico una sonrisa a Gilgamesh, tan brillante como el sol en aquel atardecer, que alegró su día. El coche arranco y se alejo hacia el horizonte. El rey de los héroes, por primera vez durante mucho tiempo, sintió su corazón latir de alegría nuevamente. Estaba seguro, su primer amor había vuelto, bajo el nombre de Adelen.

[Miércoles 6 de mayo, Mansión Tohsaka 7:15 a.m]

Al atravesar la valla, la joven Tohsaka casi le da un vuelco al corazón. Alguien se había lanzado sobre ella con todo su peso.

— ¡Lo conseguí Rin! ¡Lo he conseguido! —reía la peli-verde aterrizando en el suelo con su amiga, sin parar de reír. — La agencia me ha aceptado como su ídolo.

Al oír esas palabras Tohsaka abrazó a su amiga con la misma alegría. Desde el año pasado Adelen no paraba de practicar durante los descansos, para conseguir su sueño más intimo desde que era niña: El de volverse un Ídolo. El objetivo aun no estaba completo pero, ya había dado un paso enorme. Después de haber felicitado a su mejor amiga varias veces, se dirigieron a la escuela de un paso ligero contando las novedades que habían escuchado el día anterior.

Cada vez que pasaban delante de las personas, estas no podían evitar dirigir una mirada llena de curiosidad hacia el dúo. Rin Tohsaka era la mayor entre ellas dos, por un mes. Su cabellera era negra como el carbón y siempre estaba atada en dos largas coletas con lazos negros. Vestía su famoso abrigo rojo de marca que cubría su uniforme entero. No era ni muy alta, ni muy baja con un carácter bastante orgulloso, pero a la vez dulce y como su amiga, portaba una pulsera con una joya con la mitad de un corazón color purpura-rosado, que recordaba los ojos de la portadora de la otra mitad del corazón, pero a cambio la de ella era azul al igual que el color de los ojos de la azabache: Adelen Aikowa. Esta muchacha por otro lado tenía el pelo del color de los vastos campos de hierba, que le recordaba el país de su padre Irlandés, recogidos en una larga coleta. Tenía unos ojos inmensos con el color del amor, heredados de su querida madre. Vestía de una chaqueta de color negro que le llegaba hasta las rodillas y no dejaba sobrepasar ninguna pieza de su uniforme.

— ¿Oye chicas no queréis ir à tomar algo conmigo antes de ir a la escuela? —propuso un joven, pasando el brazo por los hombros de la joven Adelen, quien solo se contentó en mirarlo con un mal ojo.

— Siento decirte que tenemos prisa. —Respondió duramente Rin mientras agarraba la mano de su amiga para alejarla del muchacho que la molestaba.

— Oh que pena y si me pasáis vuestro número de teléfono para...

Antes de que el desconocido pudiera terminar la frase, las dos muchachas se alejaron de él de un paso rápido, por si tenían que ponerse a correr hacia alguna tienda. Otra vez. Era el defecto ser el centro de atención, todo el mundo quería pasar tiempo con ellas, pero las chicas sabían que solamente podían contar con ellas mismas. Ninguna tercera o tercero en su pequeño grupo. Ya que detrás de aquellas mascaras sonrientes había caras llenas de celos o deseo. Era imposible relacionarse con los demás de forma sincera. Rin se había rendido y decidió cerrarse al mundo, por otro lado Adelen siempre daba lo mejor de sí misma para mostrarle a Rin que el mundo no era tan oscuro como lo solía mencionar y que había esperanza, incluso si siempre acababa siendo insultada a sus espaldas.

Escucharon algunos pasos acelerados detrás de ellas y empezaron a correr hacia el centro de la ciudad. Como las otras veces consiguieron sembrarlo por el camino, gracias a su velocidad y su buena cadencia.

[Miércoles 6 de Mayo, Instituto Homurahara 12:30]

— La quinta guerra del santo grial, empezara dentro de poco.

— ¿Cómo lo sabes?

Las muchachas como de costumbre almorzaban solas en la sala de música. Esta vez en un aire asfixiante por el tema que la azabache había sacado. La guerra del santo grial, una guerra que se realizaba cada 60 años, en la ciudad de Fuyuki. Desgraciadamente el intervalo entre la cuarta y la quinta, fue de una década. Aquella guerra tenía mucha importancia a los ojos de Tohsaka y era razón suficiente para que la peli-verde no se quejara de ello abiertamente. "7 magos y 7 servents elegidos únicamente por el grial... listos para matarse... qué triste..." Pensó la muchacha antes de suspirar amargadamente y dirigirse al piano.

—Los hechizos de comando han aparecido. —contestó Tohsaka sin quitar la mirada de su libro.—Solo deseo que consigas sobrevivir Rin, tienes que ganar esta guerra.

— ¿ Acaso dudas de mi?

— ¡Nunca! —respondió Adelen con una sonrisa. — solo quiero asegurarme que cumplirás esa promesa.

— Lo he jurado, por el honor de mi familia y tu amistad, así que mantente tranquila, ¡además no estaré sola! Creo que convocare mi servent esta noche y te prometo que será uno muy poderoso, como el de mi padre.

Adelen le regalo otra sonrisa a su amiga, y comenzó a tocar el piano con gran destreza una melodía alegre. Su primera canción. Esa canción que había preparado para su debut meses atrás.

—De hecho Rin, ayer cruce à un chico.- comentó la joven al terminar de practicar varias veces.

—Nos cruzamos con ellos todos los días, boba.

—No, ese era diferente, no se... me sentí rara al chocar contra él y no parecía ser de nuestra escuela. No sé si te suena: un chico rubio con ojos rojos.

Rin cerró el libro y se puso a buscar en sus recuerdos. En el instituto había varios rubios pero ninguno con los ojos rojos.

—No, no me suena de nada ¿acaso fue amor a primera vista?

— ¡No! No es lo que quise decir... porque parecía conocerme... le dije que se equivocó de persona, pero daba la impresión que estaba seguro de lo que decía, además tenía aire de ser un extranjero...

Rin empezó a recoger los bentos del suelo, mientras su amiga volvía a cubrir las teclas del piano con el panel delicadamente.

— ¿Piensas que podía ser un master? Sabes por todo lo de la guerra. — murmuró la oji-rosada nuevamente.

—Puede ser, sabes que la recompensa de esta guerra es un deseo ¿verdad? Así que tal vez venia a espiarme... ¿recuerdas el nombre que dijo?

La peli-verde alzo la mirada al cielo de un aire pensativo.

—Creo que... dijo Enkidu, sabes como la de la bestia de las leyendas meso...

Los bentos cayeron ruidosamente sobre el suelo. Adelen miro sorprendida la cara pálida de su amiga, que en aquel instante se dedicaba a observar el vacio, con una expresión de estupor.

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