Día 3: Universo Alterno

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La imagen pertenece a @All_of_Saku, al igual que el Evil AU en el que he basado esta parte de la historia.

Advertencia: Mención de canibalismo, canibalismo, palabrotas.

Mangel suspiró al tiempo que exhalaba una bocanada de humo, le tocaba ir a cuidar de la mascota del alcalde. Se arrepentía cada segundo del día que se le ocurrió que era buena idea tratar de sabotear a Luzu, es más, se arrepentía cada segundo de haberse presentado como candidato a la alcaldía, gracias a eso ahora tenía que pasar todos los días cuidando de Lolito, asegurándose de que no se escapaba ni se comía a quién no debía. Maldita suerte la suya.

Volviendo a suspirar, tiró el cigarrillo al suelo y entró al ayuntamiento para reportarse al alcalde como cada mañana, asegurándole así que ese día tampoco había tratado de escapar de sus garras. Como siempre, fue recibido con una sonrisa condescendiente por parte de Luzu, Auron, su guardaespaldas, simplemente se limitó a mirarle con frialdad. Le dieron las instrucciones de ese día con respecto a su "paciente', despachándolo rápidamente una vez terminaron con él. Al salir, se dirigió a la celda donde estaba encerrado Lolito, le llevaba el desayuno, que, siendo sincero, no sabía si era carne animal o humana, pero tampoco tenía ganas de averiguarlo. Abrió la puerta metálica que daba a la habitación con una tarjeta, que se cerró automáticamente cuando entró. El pelirrojo al escuchar el ruido había levantado la cabeza como un carnívoro al acecho, el brillo peligroso de sus ojos cambió al ver a su persona favorita, al único al que jamás haría daño y por el que se había dejado atrapar. Se acercó a él rápidamente, pasando sus manos esposadas alrededor de su cuello para darle un cariñoso abrazo, cosa que el fumador no pudo evitar debido a que tenía la bandeja con la comida en sus manos, además de estar casi pegado a la puerta. El pelirrojo se restregó contra él como un gato buscando cariño y atención.

-Ya, ya -Dijo fastidiado Mangel- Si no te separas no podré quitarte el bozal ni las esposas para que comas -Lolito hizo un mohín detrás del bozal, remoloneando un poco antes de separarse de su amado

El pelinegro una vez que estuvo libre, dejó la bandeja en una mesita para quitarle las restricciones que el pelirrojo solía llevar si no estaba acompañado. Se iba a volver para indicarle que se sentara a comer cuando el ojirrosa se volvió a lanzar sobre él para volverle a abrazar, esta vez dándole besos en la mejilla al tiempo que gritaba "¡Mangel, mi niña, te he echado de menos!"

-Pero si nos vimos ayer, es más, llevamos pasando todos los días juntos desde que el cabrón de Luzu me chantajeó para que me ocupase de ti -Espetó furioso al tiempo que trataba de quitarse al otro de encima

-Eres malo -Se quejó infantilmente volviendo a hacer un mohín. Al final, el hambre hizo que se separase y atacase la comida con ferocidad.

Por fin Mangel era libre de los brazos de Lolito, pero el estrés de tratar con él le hizo encender otro cigarrillo para fumar mientras el otro comía.

-¿Qué vamos a hacer hoy? -Preguntó animado el pelirrojo, aunque la verdad es que mientras estuviese con el pelinegro le daba igual, le bastaba con estar a su lado

-Luzu nos ha mandado un recado, tenemos que encontrar a cierta persona que ha metido su nariz donde no debía y acabar con ella de forma que quede claro qué pasa con los que conspiran contra el gobierno

-¿Eso significa...? -Los ojos le empezaron a brillar con ilusión al tiempo que la boca se le hacía agua

-Sí, hoy podrás darte un festín, pero antes debemos encontrarlo, así que andando

Salieron de la habitación, Lolito andando dando saltitos por la emoción mientras que Mangel se mantenía serio con una arruga de preocupación sobre los ojos. No le preocupaba que la misión fuese mal en el sentido de que fallaran, si no que el pelirrojo se saliese de control y matara a más personas de las que debía. Si eso pasaba, ambos estaban jodidos, el pelirrojo no era nada comparado a lo que les haría Luzu, y ni hablar si se le unía Auron. Tragó saliva, la preocupación se iba transformando en ansiedad hasta que sintió una mano coger la suya, lo que le hizo salir de sus pensamientos para mirar al ojirosa, que le sonrió mientras se pegaba más a su brazo. Jamás confesaría que eso le tranquilizó en gran medida.

El pelinegro se ocupó de recabar la información sobre el paradero de su objetivo mientras el pelirrojo se distraía observando sus alrededores, no solía salir mucho, así que aprovechaba para disfrutar del aire libre. Estaban tras una rata muy escurridiza, así que les llevó tiempo poder encontrarle, la noche ya había caído sobre ellos cuando lo hicieron. Menos mal que el alcalde no les había puesto un límite de tiempo, ese día debía de estar de buen humor, cosa bastante rara.

Alcanzaron una cabaña discreta que estaba a las afueras del pueblo, donde se escondía su objetivo. Mangel llamó a la puerta con calma mientras que Lolito se removía por el ansia, ya quería clavar sus dientes en la carne de su futura víctima. No esperaron a que les diesen permiso, entraron sin más, encontrándose con el hombre que tantos quebraderos de cabeza les había dado, sin embargo, el hombre se veía confiado a pesar de estar atrapado, una sombra se cernió sobre el pelinegro por detrás sin que este se diese cuenta, cosa que el pelirrojo sí notó a pesar del ansia de querer hincarle el diente a su futura comida, jamás descuidaría a su niña, así que de un rápido movimiento le apartó, llevándose él una puñalada en el hombro debido a que consiguió esquivarla a medias, puñalada que habría matado al fumador, ya que iba directa a su cuello. Mangel se sacudió la sorpresa rápidamente para sacar su pistola y disparar repetidas veces al agresor, matándolo al instante. El objetivo había escapado aprovechando el caos, pero Lolito no estaba dispuesto a perder su cena, así que ignorando su herida le persiguió, el estar herido sólo hacía que su hambre aumentase, volviéndolo más peligroso e impredecible que nunca.

El pelinegro solo tuvo que seguir los gritos desgarradores de dolor para encontrarlos, el pelirrojo estaba abalanzado sobre su víctima, desgarrando su carne con sus dientes mientras seguía con vida, convirtiendo sus últimos momentos en un infierno, una agonía imposible de escapar. Después de unos cuantos minutos, los gritos fueron apagándose, poco a poco el cuerpo dejó de retorcerse de dolor hasta quedar inmóvil bajo el ojirosa, que continuó disfrutando de su cena hasta saciarse. Cuando se incorporó y se giró hacia el de gafas, sangre escurría de su boca, manchando su boca y haciendo difícil discernir cuál era la sangre de la víctima y cuál la del propio pelirrojo. Se acercó a su niña para abrazarle de nuevo, quería cerciorarse de que estaba bien, por primera vez se dejó abrazar, rodeando con un brazo la aparentemente frágil figura del pelirrojo.

-Vamos, tenemos que curarte esa herida, además, creo que ambos necesitamos un baño. Llamaré a Luzu para que mande a alguien a recoger el cuerpo, nosotros ya hemos hecho nuestro trabajo -El pelirrojo asintió feliz, escondiendo su cara en el pecho del otro cuando sintió como unos labios se posaban sobre su cabeza.

Empezaron a andar, Mangel sosteniendo a Lolito para ayudarlo a caminar, para volver a casa, había sido una noche larga para los dos. Cuando volvieron, el pelinegro le curó la herida, y después se bañaron juntos, el pelirrojo recostado en su pecho. En ese momento, ambos pensaron que eso debía ser lo tan llamado felicidad.

Por fin vuelvo a estar al día con esta Week, no pensé que lo conseguiría.

Mangelito Week (30 de marzo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora