Destinados

Cap. ➋

Las miradas de los vengadores estaban posadas en el pequeño niño, al que le era incómodo. Se removió en su lugar.

— Así que el olor horrible de hace unas horas fue de ti. —Peter asintió, pero no le había gustado como Bucky lo había dicho.—¿Cómo es posible?.

—....Yo no soy como los demás. Tengo dos jerarquías. —la mirada de un vengador estaba más afilada, Peter la podía sentir, estaba clavada en su nuca.

—¿Crees que nos vamos a comer ese cuento?. —la voz de Sam, sonaba muy molesta.

— Es cierto. —Peter frunció el ceño. Pero lo que no sabía, era que un rubio lo miraba con mucha atención.
—¿Entonces porque el señor Banner se desmayó?. —cuestiono y con ello dejo callado al de piel morena.

— ¿Cuál es tú jerarquía?. —Natasha se cruzó de brazos mirando con atención a Peter.

El castaño respiró para mirar a la rubia. — Soy un Delta, y Gamma.

— Espera niño. ¿No que esas dos jerarquías fueron extinguidas?. —Thor pregunto sorprendió.

— Si, pero yo soy el único de esa especie. Y no estoy seguro el porque las tengo. Aunque puede ser por el ADN de la araña, pero eso puede ser una teoría. —su voz salí temblorosa.

— Si eso podría ser. —un rayo hizo que las luces se apagaran. — Sera mejor que te quedes a dormir. —Stark le apretó ligeramente el hombro, pero el olor de Steve se hizo presente, un olor tan familiar, posesión; inundó el lugar, haciendo que Peter temblará, se mordió el labio y se abrazo así mismo.

— Oye Cap. Estas asustando al mocoso. —Steve al sentir el olor de miedo, de inmediato controló su Alfa interno.

— Lo siento. —y con ello se fue, dejando a todos confundidos.

— Ven. Te llevaré a una recámara cómoda. —Peter le sonrió al de barba. Ambos se retiraron, dejando a los mayores con miles de preguntas.        — Peter que te había dicho salir de noche.

— Lo siento, no lo pude evitar. —agachó la mirada mirando el suelo, estaba avergonzado.

— Sabes que no puedo protegerte todo el tiempo. —el castaño asintió.  — Mejor dejamos está charla para mañana. —Tony se acercó a Peter y beso su frente. — Descansa Peter. —el menor le sonrió. Al cerrar la puerta. Tony dejo de sonreír y se puso serio, mirando un punto fijo. — Sal de allí Rogers. —y como si fuera una película de terror Steve salió de la oscuridad con sus manos en los bolsillos. Mirando con el ceño fruncido a Tony.

—¿Qué pasa?. —sonrió con amabilidad. Pero Stark sabía que esa sonrisa no es lo que aparenta.

— Eso yo debería preguntar, ¿Porque estás espiando?. —no le gustaba para nada está atmósfera.

— Tú ya lo sabes. Ese niño que tanto proteges es mi destinado. Y quieras o no, tendrás que aceptarlo. —y con ello se fue, dejando a un Omega enojado.

“Rayos, tengo sed”. El sonido del reloj hacia eco en el cuarto. Bostezo, se levantó de la cama, tomo su celular y miró la hora 2:45am. Con paso lento se dirijo a la cocina, abrió la nevera y vio un trozo de pastel y leche, saco ambos, puso a calentar la leche mientras comía el pastel de chocolate con frambuesa encima. Apagó el fuego y miró hacia arriba, y se maldijo por ser 1.73. El vaso está en estante demasiado lejos para que sus piernas lo alcanzará, y no ayudaba estar en puntillas.

— ¿Te ayudo?. —la voz en su oído lo hizo estremecer. Voltio y miró al Capitán América.

—...Si, gracias. —le dio una sonrisa apenada. El rubio asintió y tomo el vaso de arriba, Peter al ver que no llevaba una camisa, y dejaba ver esa fuerte espalda lo hizo mirar el suelo.

— Tú olor es delicioso. —respiro hondo y sonrió para mirar a Peter.
— Mermelada. —dejo el vaso en la mesa y se acercó a Peter, el cual no se movió. Lo tomo por las caderas y se acercó al cuello del castaño, aspirando el olor.

Peter temblaba, se abrazo al rubio con fuerza, también oliendo el aroma del mayor. Steve con ayuda de su pierna abrió las de Peter, comenzado a ser fricción. El castaño para este punto estaba demasiado sonrojado. Miró al rubio el cual también lo miraba.

— Besa...me. —murmuro, el rubio sonrió con cariño, de apoco se acercó a esos carnosos labios, sintiendo el aliento a chocolate. Y allí lo beso, los labios de ambos fueron hechos como dos rompecabezas, diseñadas para unirse. El aroma de Steve comenzó marear a Peter, los olores eran una mezcla agridulce.

— Eres hermoso. —Steve murmuró sombre los labios rosados del castaño, tomo de los muslos desnudos de Peter y lo sentó en la mesa. El menor dio un pequeño saltito. — ¿Qué pasa?. —pregunto por la acción del menor.

— Está frío. —murmuro también sobre los labios del rubio, Peter abrazo al mayor sobre el cuello y lo acercó más con sus piernas, mientras Steve lo abrazó por la estrecha cintura, volviéndose a besar, Peter sintió algo húmedo en su trasero. Y allí lo supo, su celo se adelanto.

“ Siempre habrá un espacio en mi corazón para ti.”