Lo han escuchado, el tenue sonido de la hojas al viento, son como una hermosa canción, que si no prestas atención se te escapa, pero siempre tienes la oportunidad de volverlo a escuchar, pero por alguna razón no lo haces.
Era apenas un niño, no sabía nada sobre el amor o el destino, un pequeño híbrido, que vivía con su tribu lejos de las personas, podía escuchar el sonido de la hojas todos los días, cuando volaba; volar... extraño aquellos tiempos.
Extraño volar, con mi familia, ver a mi hermana sonriendo todos los días o a mi padre vacilando a los vecinos, extraño a mi madre. Lástima que ellos no son como las canciones del viento a ellos nunca los volveré a escuchar o sonreír ni siquiera los volveré a ver.
Los humanos nos casaron, cada vez en mi tribu eran menos, fue un día normal cuando perdí su canción; mi hermana encontró a su hilo, un niño humano. Sin querer atrajo a los cazadores a la tribu, nos cazaron, nos derriban y metían en jaulas; luchamos, pero perdimos, todos fuimos encerrados. Nos llevaron lejos de nuestro hogar, nos dejaron en un lugar.
Cortaron nuestras garras, cortaron nuestras alas, nos despojaron de todo lo que nos hacía híbridos, sacaron los ojos de mis hermanos y hermanas de la tribu, mataron a mi familia en frente de mí entre ellos también estaba mi hilo, cuando murió el vacío de mi pecho se sintió como si todo quemara y consumía todo, no sabía qué pasaba porque nunca me lo había explicado. Los odie, odie a los humanos, pero fueron esos mismos humanos los que me salvaron.
Era el último en aquella jaula, el más pequeño, era mi turno, hoy perdía mis ojos y me uniría a mi familia. No fue así.
Antes de que se acercara a mí, la puerta se abrió, los hombre en la sala se veían extrañados, lo próxima que ví fue como aquéllos cuerpos caía llenos de sangre y a dos niños acercándose a la jaula.
Ellos me sacaron de ahí, sus nombres pues Auron y Perxita, ellos me llevaron a su aldea (a la fuerza) y me enseñaron todo para sobrevivir, ahí aprendí que los dioses tienen favoritismos, nuestro dios se llamaba Ad, y nuestro maestro se llamaba Min, los dos tenían favoritismos con Auron.
Aún así encontré una nueva familia, una cosa llegó a la otra y llegué a Karmaland y me enamoré mí tortuguita.
Era la fecha de muerte de mi familia, solía ponerme melancólico, ante aquella fecha, subí al árbol más grande que encontré, grité con todas mis fuerzas, mis lágrimas bajaron y escuché la canción del viento.
Una persona llegó a mi lado, la persona más linda del mundo estaba a mi lado limpiando mis lágrimas con su pañuelo verde, sus ojos del mismo color eran hermosos, su cabello crema era tan lindo, aunque en ese momento no lo aprecie del todo, pues me asuste como cualquier híbrido con más de tres neuronas haría si se encuentra con un humano desconocido.
Recuerdo esa tarde, hable con él por horas éramos unos críos, él era una persona muy habladora, aunque su principal tema de conversación era lo perfecto que era su hilo, aún así platicar con él se me hizo muy interesante, escuchar su voz fue como escuchar el silbido del viento tal vez me sentía en casa.
Después de eso siempre nos veíamos en aquel árbol hasta que cumpli mis 18 años, fue cuando me invitó a vivir en Karmaland; acepte, honestamente, quería seguir viéndolo más veces y más horas al día, como un tonto acepté sabiendo que tenía un hilo.
Cuando llegué a Karmaland me sorprendí de ver a un híbrido de oso, pues la tribu Ursu había sido destruida, me hacer que a él, me óleo lo oli y sonreímos. Valla que tiene un fuerte olor a Jazmín.
Entre amistades y maldades, mi tortuguita y yo no fuimos acercando más, al igual que Rubius y Vegetta, creo que ninguno de los cuatro, nos dimos cuenta cuando nos enamoramos.
Willy quedó devastado después de su vínculo roto, parecía que él ya no quería vivir más como era antes, me asegure de sacarlo de aquel hoyo en el que estaba.
Y ahora estamos juntos, y lo amo.
- Fargan - Willy me llamó - ¿Recuerdos?
- sí - lo abracé
Willy se acurrucó en mi pecho y sonrió, como suele hacerlo siempre, tan dulce y lindo parecía una bella flor.
- alguna vez te conté por que mi casa parece un árbol - me preguntó la verdad nunca me lo había dicho así que negué - solía pensar en tí todo el tiempo. Cuando hice mi casa pensé en la vez que nos conocimos, recordé aquel árbol, quería que cuando vinieras a mi casa fuera exactamente igual a cuando nos encontra vamos de críos, creo que yo te empecé a amar antes de que Vegetta amara a Rubius - me confesó Willy mientras veía al horizonte.
Me llene de alegría, mi tortuguita pensaba en mí antes de que Vegetta cortará el lazo, me separé de él y lo besé. Bese sus hermanos labios, que me volvía eternamente loco, una vez separados, lo alcé y lo subí a un pequeño barandal que había.
- sería muy arriesgado pedirte matrimonio ahora - le dije besando sus mejillas
- sí - dijo sonrojado esta tortuguita me está volviendo loco - sin anillo no hay boda
Me reí, pues siempre cargó el anillo de compromiso en mi bolsillo, lo volvió a besar y saqué el anillo.
- Willy quieres ser mi cuerda para los secuestros, mi control remoto de minas y la pólvora para esta TNT - lo mire a los ojos sonriendo.
Él me quedó viendo
- claro que sí - Este hombre me vuelve loco, lo volví a besar, mientras le ponía su anillo, pero cuando me separe yo también tenía un anillo. - solo si tu prometes ser lo mismo
Y esto es mi vida, mi vida que por fin encontró su canción favorita, la canción que bailó al son de Willy, la canción que planeó cuidar de cualquiera cosa.
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Destino
FanfictionEl destino puede joderse gracias por estar aquí Fecha de inicio: 17/03/2020