Parte 3

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—¿Tienes hambre? —menciono después de un largo silencio.

Intento hacer que esto parezca normal y olvidar el hecho de que he traído a mi casa a una extraña, que no sabe cómo se llama y que por poco me mata. Tengo que hacerle creer a mi cerebro que es una chica perdida que necesita ayuda y ya, no más.

—Haces preguntas tontas ¿sabías? —responde con un tono burlesco y divertido, pero no sonríe y tampoco hace contacto visual conmigo.

—Eso quiere decir que no, entonces —afirmo cruzándome de brazos.

—Eso quiere decir que sí, si tengo hambre, Jack —voltea a verme a los ojos.

Mi nombre salido de sus pálidos labios suena de lo más extraño. Lo dijo con un tono tan frío que me congeló hasta el alma.

—Voy a pedir algo. ¿Te gusta la pizza?

—¿Pizza? —pregunta con confusión.

—¿Qué? ¿No te gusta? Porque la verdad es que yo no cocino y no tengo suficiente dinero para algo más —me encojo de hombros, restándole importancia —¿Perderé mi alma por eso?

—No sé que tratas de decir con eso de perder tu alma. Igual solo quería saber ¿qué es pizza?

—¿No sabes qué es? —enarco una ceja, escéptico —Pensé que todo mundo la conocía, pero estaba equivocado —reí, nervioso —A menos que tú no seas de este mundo —esto último lo susurré.

Elsa deja caer su mirada en un punto de la alfombra y no dice nada al respecto. Resulta difícil decifrar lo que está detrás de cada gesto suyo, ese lenguaje implícito que usa. Sin embargo, confío en poder entenderla pronto y serle de ayuda.

Suelto un suave suspiro que llama su atención y de inmediato se me queda mirando, le dedico una sutil sonrisa para luego ponerme en pie y tomar mi teléfono para pedir la comida.

—¿Crees que soy mala persona? —suelta de un momento a otro en medio de un sonoro sollozo —¿Merezco morir?

Estaba marcando a la pizzería cuando habló, pero colgué la llamada para volver a ella.

Realmente no tenía la menor idea de qué responderle. Es obvio que es una despedida asesina, pero hacérselo pone en riesgo mi propia vida. Sencillamente, decidí tocar su cabeza y acariciar su cabello como si fuese una niña pequeña.

—¿Qué se debería considerar bueno o malo? —desvío la pregunta, por mi propia seguridad —Nadie sabe lo que es correcto o no.

—No entiendo —susurró con los ojos cristalizados.

Dejo escapar una carcajada que hace que se sobresalte un poco.

—Tranquila, yo tampoco tengo una jodida idea de lo que dije —acaricio su rostro, en un impulso involuntario. Cuando noté que estaba mal me moví, incómodo —El punto es que para mí solo eres una chica perdida y que necesita afecto, creo —dudo al final.

Por el poco tiempo que llevo de conocerla he notado que le gusta recibir afecto, pero le molesta mucho que la ataquen, así como hicieron esas personas, ya difuntas.

Quizás lo que dije sí era verdad.

—Para mí... —hizo una corta pausa —tú pareces ser alguien bueno.

—¿Vas a querer pizza? —cambio de tema porque la verdad no se me ocurre algo qué responder a su comentario.

        (***)

Después de cenar comida poco saludable y de tener una charla —prácticamente de  uno solo, porque yo era quién hablaba y ella asentía con la cabeza —. Pensé que lo mejor sería que la chica descansara después de haber aparecido de la nada y causar tanto desastre.

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⏰ Última actualización: Jun 26 ⏰

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Obsesión Mortal [Jelsa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora