Parte 37: Samuel

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Luego de horas de diversion y un poco de alcohol, los tres estaban bastante cansados, asi que no despertaron hasta casi el mediodía.

Samuel ya había despertado hace un rato, solo había una habitación y una cama grande, asi que dormían los tres bastante apretados, pero eso en parte no era un problema

Como hace ya unas semanas, Samuel no salio de la cama al instante, paso varios minutos obvservando a ambas chicas, la habitación y como no, las vistas que asomaban por la corta ventana.

Con la ayuda de sus brazos, se levanto lo mas silenciosa y lentamente que pudo de la comoda cama, no sabia de que estaba echa pero era totalmente placentera, suave como la nieve, hace tiempo que no dormia así.

Una vez que sus pies tocaron el suelo, camino en puntas de pie hasta el lado izquierdo de la cama, donde se encontraba Carla durmiendo tranquilamente.

Se inclino un poco y con mucho cariño le deposito un tierno beso en la frente, Carla aún sumergida en sus sueños, ni se percato de la accion del castaño.

Samuel volvio a su posicion recta y con cuidado comenzo a caminar hacia la puerta, pensando que no habia despertado a nadie

-¿A donde vas?- susurro Lucrecia con una voz que demostraba que acababa de despertar

-Ya vuelvo, duerme un poco mas- respondio a la latina con una voz muy baja

Lucrecia no le dio mayor importancia y cerro los ojos para acomodarse nuevamente y volver a sus placidos sueños.

Samuel se sintio frustrado al saber que la habia despertado, claramente Carla tenía el sueño mucho mas profundo que la mexicana. Igualmente, en cuestion de segundos Lucrecia ya estaba dormida otra vez.

Aun mas silencioso que antes, Samuel salio de la habitacion y camino hasta salir al exterior del yate.

Camino hasta el borde y se apoyo en la fría baranda, realmente no tenia nada importante que hacer, solo habia salido a disfrutar de las vistas.

Y asi, con la mayor tranquilidad que sintio en su vida, con el sonido del agua y el viento golpeando su rostro y despeinando su cabello comenzo a pensar.

Por su mente pasaron infinidad de recuerdos, todo comenzo por el error de Ventura, si su instituto hubiese estado en buenas condiciones, el no estaría donde esta ahora.

Entro a las Encinas como un chico timido, con miedo, alguien del que se reían, que no se defendía ni con palabras. En cambio ahora, era mucho mas maduro, los sucesos, como la muerte de Marina, lo obligaron a hacerlo de un tiron.

Comenzo a pensar en como Guzman lo odiaba, lo molestaba y le hacia la vida imposible, a el y a Marina, y ahora eran mejores amigos que se juntaban a tomar unas cervezas un viernes por la tarde.

Luego recordo a Christian, su vida siempre fue al limite, el "Chulo" de la clase, gracias a su forma de ser, acabo sin piernas en un hospital de Suiza.

Por otro lado, su relacion con Lucrecia siempre fue horrible, sus constantes comentarios insultando al otro lo molestaban demasiado. Pero la Mexicana habia cambiado mucho, casi totalmente, ahora dejaba ver sus sentimientos, trataba mejor a las personas y se notaba en su sonrisa que realmente estaba feliz.

Y Finalmente, Carla. . . Apenas llego al instituto, ni se notaron, si, Carla era una chica muy hermosa, una maldita diosa, pero a sus ojos solo era una pija mas, pero gracias a su maldito Juego, ambos practicamente se fundieron en uno, se entendían por completo y se amaban con Locura.

"Joder, como ha cambiado todo en tan poco tiempo, no sucedio de la mejor manera, pero era el destino" penso Samuel sorprendido de la historia de sus ultimos años.

-Asi que ademas de sexy, ¿eres de los que parecen filosofos?¿En que piensas tanto?- lo sorprendio Carla, haciendo que Samuel volteara rapidamente para ver a su marquesita.

-Pues en parte, estaba pensando en ti- respondio Samuel con una gran sonrisa, no podía evitar sonreir cada vez que veía esa cabellera rubia que tanto le gustaba

-Ah si? Y que pensabas de mi?- pregunto Carla con una mezcla de curiosidad y provocacion en su voz.

-Pensaba en lo hermosa que eres, en esos labios que tanto me gustan saborear, en ese cuerpecito que tienes- respondio Samuel con una mirada totalmente ansiosa

-Pues te tendras que esperar un poco, porque todavía no empezo la fiesta-susurro Carla al acercarse al rostro del castaño y con sus labios rozar los del becado.

-Y por que esperar si ya estamos aquí- insistio Samuel poniendo sus manos en la cintura de la rubia y pegandola a su cuerpo.

-Por que lo digo yo. . .y tu tienes que obedecer mis ordenes. . . y si no lo haces, seras castigado- respondio Carla con un tono muy jugeton

Samuel no se resistio mas y con rapidez, unio sus labios, atrayendo a Carla con fuerza hacia el, sus lenguas comenzaron a jugar con movimientos muy lentos y suaves.

Mientras Carla estaba distraida, jugando con el pelo del castaño, Samuel comenzo a deslizar suavemente sus manos hacia abajo mientras tironeaba la parte inferior de su pijama.

Carla se dio cuenta rapidamente de las intenciones del becado, pero no lo detuvo, es mas intensifico la velocidad de sus movimientos, haciendo que el calor de sus cuerpos se elevara rapidamente.

Una vez retirada parte del pijama, Samuel con mucho cuidado, acaricio los gluteos de la rubia y recorrio el contorno de su ropa interior. Primero solo paso un dedo por debajo de sus bragas y acaricio su intimidad con delicadeza.

Pero despues todo ese control comenzo a desvanecerse, al menos por parte de Carla, que sintio como Samuel utilizaba varios de sus dedos para complacerla, haciendo que soltara suaves gemidos.

Luego de unos minutos de placer total para la marquesa, esta comenzo a sentir como perdia totalmente el control de su cuerpo y ya no podía resistir mas.

-¡Samuel quiero sentirte dento mio ya!- exclamo Carla, entre gemidos con dificultad.

Samuel obedecio las ordenes de la rubia y con agilidad, invirtio sus pociciones, sentando a Carla sobre la baranda y quitandole por completo la ropa que le quedaba.

Mientras retiraba su boxer, ya que aveces dormia sin pantalon, dependiendo del clima del lugar, comenzo a mordisquear con suavidad los duros pezones de Carla, que parecia a punto de explotar.

Mientras levantaba su rostro hasta el de la rubia y establecia contacto visual, introdujo su duro miembro dentro de ella, haciendo que soltara un grito que probablemente, si Lucrecia no habia despertado aún, ahora si lo haría.

Samuel no tardo mucho en intensificar sus movimientos, tambien le estaba costando mucho contenerse y lo demostraba en su exitación.

Tan solo unos momento mas tarde, ambos se encontraban en la cima del placer y ya no podían resistir mas tiempo tal placer.

Con un fuerte gemido por parte de ambos, llegaron finalmente a colcluir ese breve encuentro que solo era el comienzo del día.




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