Parte 38: Placer

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Luego de ese increible desayuno llamado Carla, Samuel y la rubia se dirigieron hacia la habitacion para despertar a la mexicana, que parecia realmente cansada

Con unos suaves toques en la espalda, Carla logro despertar a Lucrecia, que otra vez desperto con sus ojos desorientados y los pelos por todo su rostro.

Se levanto de la cama y las dos chicas entraron al baño para peinarse y vestirse un poco mas adecuadamente.

Una vez listas, saliron al exterior del yate y se sentaron en una pequeña barra para desayunar, momentos despues, Samuel llegaba con una bandeja llena de comida.

Todos los días que se quedaran alla, uno de los sirvientes de Carla, les traería un poco de comida y demas cosas.

Comenzaron a desgustar el delicioso desayuno, y una vez que acabaron de comer, pusieron un poco de musica y comenzaron a divertirse tranquilamente, la verdadera fiesta comenzaría en la noche.

Luego de unas pocas horas de diversion, Samuel saco una pequeña parrilla electrica y comenzo a preparar la comida, ya que por mas que Carla le insistiera en que no debian cocinar, que les podían traer comida o incluso cocinarles alli mismo frente a ellos, Samuel insistia en hacerlo el.

Una vez lista la comida, Samuel la decoro levemente con unas especias y la llevo a la pequeña mesa ubicada en el borde del yate.

-Asi que ademas de boxeador, eres cocinero, eso si que no lo esperaba- comento Lucrecia al sentir el exquisito olor de la comida.

Samuel y Carla se miraron a los ojos detenidamente mientras recordaban todas la noches que pasaron juntos comiendo sus macarrones, que cada vez eran mejores.

Eso si que no lo compartirían con nadie, ni con Lucrecia, esa comida era su sello personal y solo suyo.

- - -

Luego de una hora, la comida que el castaño habia preparado, ya no existia. Los tres jovenes habian comido tanto que se metieron en la habitacion y se ditrajieron por un rato con sus moviles para digerir el alimento que acababan de consumir.

- - -

Horas mas tarde, ya estaba cayendo la noche y la presencia de la musica volvio al ambiente, los tres jovenes bailaban, reían y tomaban como si fuera su ultimo día en la tierra.

Se la estaban pasando genial, todo era como un sueño, la noche estrellada, el olor a sal del agua y el sonido de la misma era algo de otro planeta.

Ya estaban bastante pasados de copas, no habian bebido solo champagne, Lucrecia se habia encargado de traer el alchol suficiente para preparar unos buenos tragos Mexicanos, que realmente estaban exquisitos.

Y asi, ya con tanto alcohol pasando por sus venas, lo unico que sentian era felicidad. En un par de segundos se desnudaron y se metieron en el caliente agua del jacuzzi

Los tres se encontraban muy juntitos y pegados, en sus ojos ya se notaba el calor que sentían en sus interiores, ya no podían aguantar mas.

Las dos chicas se abalanzaron sobre el fuerte castaño, que solo alcanzo a soltar una pequeña sonrisa que en esas circunstancias solo transmitia una cosa, excitacion.

Carla mordio suavemente su labio inferior y sintio como Samuel la atraía hacia el desde su cintura.

Las manos de Lucrecia acariciaban desde el cuello hasta el trabajado torso del apuesto becado, que lograba disimular bastante bien su calentura, pero su cuerpo no lo alcanzaba en ese aspecto.

Carla acerco sus labios a los del chico y comenzo a acariciar su hermoso cabello que tanto le gustaba, mientras el acariciaba su mejilla hasta que la distancia desaparecio y sus labios se unieron.

Al principio se trataron con ternura y suavidad, pero cuando la mano de Samuel se poso en la nuca de Carla, sus lenguas comenzaron a bailar una con otra sin ningun tipo de cuidado.

Mientras tanto, Lucrecia aprovecho para continuar acariciando el tonificado cuerpo del becado y mientras la mano del chico se deslizaba hacia su intimidad y la complacia con bravesa, su mano se dirigio directamente a su duro miembro y comenzo a realizar movimientos bruscos y rapidos, aumentando la excitacion de Samuel, que cada vez que se unia con ambas chicas, apenas lograba sobrevivir.

Los labios de Samuel se separaron de los de Carla y se dirigieron a su cuello mientras con su otra mano, atendía sus suaves pechos y al sentir los duros pezones de la rubia, entendio que los tres se sentían igual.

Por su parte, la Mexicana no aguanto mas y se pocisiono sobre las piernas del castaño para dejar que este entrara en ella de una vez.

Con un suave movimiento, sus cuerpos se unieron y comenzo a montarlo salvajemente, sus respiraciones eran agitadas y entrecortadas, los gemidos de ambas chicas eran musica para los oídos del becado.

Samuel cada vez mas cachondo, afirmo a la Latina de los gluteos y la acompaño en sus movimientos, mientras con su lengua lamia suavemente sus pechos, comenzo a estimular la intimidad de la caliente Marquesa, que soltaba gritos de placer sin parar.

-Joder Samuel que cerda que me pones, ni te imaginas cuanto- susurro Carla con todas sus fuerzas en su oído, tratando de no gemir solo por un breve momento.

Samuel miro directamente a esos ojos verde esmeralda que lo traían loco y unio sus labios en un beso totalmente descontrolado.

Instantes mas tarde, ambas chicas acabaron casi al mismo tiempo, es mas lo habían hecho de igual manera, ambas lanzaron un fuerte gemido que retumbaba en los oídos del castaño.

En sus gritos, se transmitia su estilo, ambas eran muy parecidas en eso, las reinas del instituto y de todo lugar en el que se encontraran, pero toda esa elegancia se desvanecia cada vez que su ropa lo hacía.

Los gemidos de Carla destacaban su acento Español, una voz que aún era suave y firme, mientras que los de Lucrecia marcaban claramente sus origenes Latinoamericanos al igual que las maldiciones que soltaba cada vez que sentía el duro miembro de Samuel dentro de ella.

La rubia y la Mexicana intercambiaron posiciones, ahora era Carla quien montaba con deseo y pasion al alocado Samuel, mientras la Latina tomaba la mano del castaño y la colocaba en sus senos mientras acercaba sus labios a su cuello.

Las marcas de sus labios resaltaban fuertemente en la piel del chico, que la afirmo denuevo del trasero y al sentir el tamaño de este, solo se excito aún mas, ya no podía mas.

Acerco sus labios a los de la mexicana y mordio su labio inferior y mientras sentia su respiracion directamente en su rostro, unieron sus labios que solo eran un camino a recorrer para sus sedientas lenguas.

-Joder- musito Carla al sentir a Samuel frotando sus duros pezones y su intimidad presionando su duro miembro, que entraba sin descanso en ella una y otra vez.

Ya en la cima del placer, los tres jovenes no resistieron mas y con un gemido acabaron esa increible noche, en la que se habian asegurado muchas horas mas de sueño.

¿Que les parecio el capítulo?
Perdon por la tardanza, mañana actualizare nuevamente "Sensaciones"
Recuerden que me encanta leer sus opiniones y comentarios y que me motivan un monton
Saludos

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