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Los fuertes golpes de los bastones inundaban el lugar en un solo compás. Guerreros formados en hileras de 5 hasta el fondo del gran salón en donde se encontraban.

"Silencio" se escuchó por lo alto, acallando todo el alboroto del lugar.

El rey del inframundo descendió desde su trono hasta llegar frente de sus subditos. Abrió la boca una vez más, esta vez dejando mostrar aquellas perlas que conformaba su sonrisa.

Sonrisa la cual cegaba la razón de todo aquel que la mirase. Sonrisa que lograba que cualquiera hiciese lo que quisiera, incluso si aquello estuviera contra de su voluntad.

— Hoy será la noche en la que gobernaremos todo — habló fuertemente el rey haciendo que el bullicio comenzara una vez más en toda la sala.

Empezó a caminar a paso elegante, un pies detrás de otro mientras que sus caderas formaban un pequeño vaivén hipnotizante.

El rey del inframundo, el diablo, Lucifer o, también conocido como Louis Tomlinson, es un arcangel. Un hermoso ángel desterrado, quien aún conserva la divinidad en su sangre, a pensar de que muchos lleguen a pensar lo contrario. Sangre que sana, fortalece, rejuvenece y tiene poder., sangre que ha sido derramada millones de veces y, millones de veces se ha regenerado.

Louis sabía que con él podían entrar al cielo, al paraíso, cuantas veces quisieran, y, justo eso tenían planeado.

— Veceremos y para ello haremos todo lo nece...— calló de manera abrupta al ver como algo caía en medio del gran salón, en medio de sus guerreros.

Un chico de armaduras extremadamente blancas había caído con cabeza gacha y en cunclillas.

Algo se removió en el estómago del rey, pero, no solo en el de él, sino, en el de todo aquél que presenciaba la escena.

El extraño levantó la mirada y aquello paralizó a Lucifer. Mirada profunda color esmeralda era lo que se podía apreciar en ese instante, sin embargo, estaba llena de vida, algo que no era característico del lugar donde se encontraban.

El chico se levantó del suelo y, con un grito siendo elevado a los cielos, sacó su espada, dando início a una batalla que no estaba destinada a ganar.

Metal contra metal enfrentados mientras que se dejaban desenmascarar gritos de miedo, frustración, dolor y angustia. Un Louis desesperado, mareado por el aumento de las emociones en ese instante, desplegó sus alas oscuras causando un alateo fuerte, haciendo que tanto sus guerreros como el intruso quedasen pasmados. Las alas del arcangel no habían sido desplegadas desde el accidente, millones de milenios atrás.

Todo el salón quedó en silencio y, ante la notória ira del rey, su trono empezó a arder en llamas a tal punto de envolverse en un viviente color rojo, tanto por las llamas como por lo caliente que se encontraba el material en ese momento.

Con un solo chasquido trajo al intruso delante de él, aquél angel que ya se encontraba con varias heridas en él, incluso en sus alas, las cuales ya se habían teñido de un color vino con la sangre perteneciente a sus guerreros mezclada con la de él mismo.

— Tu nombre, ahora — demandó en un vizcarrón, causando que todo aquél que se encontrase en el lugar se arrodillara, incluso el ángel, quién aunque luchara con esos instintos, le era imposible resistirse al rey, a su nuevo rey.

"Harry Styles" se logró escuchar apesar de haber sido tan sólo un susurro.

El rey relamió sus labios con malícia para luego sonreír vivazmente. Aquél había sido un regalo del rey "todopoderoso".

¿Con que esa fué su estrategia, no? — exclamó dejando salir una risa desde lo profundo de su garganta. — ¡Jamás fuiste bueno en esto! ¿No es así? ¡Y así creías lograr ganarme! ¡Con este bueno para nada! — continuó exclamando falasias hacia los cuatro vientos, mientras que la risa aún vibraba en su garganta, causando que el ángel volviera a agachar la cabeza, ésta vez por decepción hacia sí mismo.

Aquella risa había retumbado hasta lo más profundo del inframundo e incluso había llegado a los oídos del Dios del paraíso, haciendolo sonreír de manera satisfactoria.

Oh, mi querido Lucifer, esto apenas comienza.

El descenso del rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora