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La brisa de otoño se colaba entre mi vestido largo veraniego mientras esperaba a que el avión llegara para dirigirme a mi destino. Toda mi vida fue un circo, un programa de televisión. Pero ahora estoy sola, no hay nadie que me rodeara de abrazos, besos o incluso palabras. Madeline ya celebró su boda, que por supuesto asistí, pero luego de esa boda hace cinco años atrás nunca más supe de ella, se mudó con Ryan a otro país y con respecto a Anna y Matt, también hicieron su boda hace unos tres años atrás y nunca supe más de ellos. Me dolía, desde el fondo de mi corazón sentía ese vacío, ese hoyo negro que parecía nunca irse. No tenía a nadie, excepto a la solitaria sombra que seguía mis pasos. 
—El vuelo con destino a Londres llegará en quince minutos desde ahora— anunció la señora del altavoz con un tono alegremente falso. Me aferré a mi bolso, como si fuera lo único que me sostendría desde ahora. Todo en mi había cambiado, desde mi aspecto físico hasta mi personalidad. No era más la chica segura de sí misma, no era la chica llena de sueños y metas, y definitivamente no era la chica feliz que alguna vez fui. Aún sueño con él, aún sueño con su voz, y sus distintas formas de besarme. Cerré fuertemente los ojos antes de que se me empañaran y haga un espectáculo de niña en medio del aeropuerto, pero por favor tengo veintitrés años, no debo comportarme de esta manera. La misma voz sonó por los parlantes y anunció que mi vuelo estaba llegando, comenzaría una nueva vida y sería todo distinto desde ahora. Y me hice una promesa: Cambiaré y empezaré desde cero.
Ajusté mi boina roja y respiré hondo, llenando de aire puro mis pulmones y caminé para abordar el avión. Y antes de subirme, miré hacia atrás, recordando cada uno de los momentos memorables que pasé. Risas, alegría, amistades y amores. Pero el único que logró entrar en mi piel fue él. Pero el ya no está. Sonreí nostálgica y agradecí al hombre bajito que me ayudó con mi maleta para que subiera al avión. Me senté en un asiento pegado a la ventanilla y sin más me largué a llorar a mares, en silencio. Como aprendí a hacerlo desde hace tiempo. Sólo soy una persona en este gran mundo, sin objetivos y sin nadie a mi lado.
Abrí mis ojos mientras me estiraba en el asiento incómodo y duro. La azafata estaba a mi lado con una sonrisa grande que por supuesto devolví. 
—Ya estamos en Londres, señorita— ¿Dormí trece horas? Sí que estaba cansada, le agradecí con un pequeño asentimiento de cabeza mientras ella abría la puerta para que los pasajeros bajaran. Tomé mi bolso de mano algo gastado y bajé para un viento demasiado frío me azotara una vez abajo, froté mis brazos y fui a recoger mi maleta. 
<<Calle Bruston 1235>>
Leí el papelito que tenía en mi mano y llamé a un taxi para que me llevara a mi nuevo apartamento. Él cargó mis maletas en el baúl trasero y le di la dirección. Fui admirando la ciudad mientras él conducía. Era realmente enorme y estaba nublado con apenas unas gotas de lluvia. Más bien una leve llovizna. Luego de unos minutos de espera, pude ver las paredes de ladrillos rojos que separaban los edificios. Le agradecí mientras le daba el dinero del viaje y me adentré a mi nuevo “hogar”. El portero me dio mis llaves y subí penosamente las escaleras viejas, no era a los lujos que estaba acostumbrada, pero era lo que mi presupuesto daba. No pretendía grandes cosas, ni casas costosas, solo quería un techo para dormir. 
Desempaqué y acomodé en el centro de una pared blanca-crema mi cuadro del título de mi universidad de Literatura. Orgullosa, de mí logro que me costara bastante y gran parte de mi tiempo. 
Acomodé la alacena y dejé la vajilla limpia, mientras daba un último retoque a la cama lista del costado de una pared. Era demasiado chico, pero me adaptaría bastante. Plegué las dos sillas y la mesa de Ikea y me dejé hundir en el sofá. Estaba todo listo, ya terminé. 
Luego de tomar un té “Lady Grey” fui a ver el periódico que estaba posado en el suelo y me dirigí a los empleos. 
<<Taxista de autobuses y buses de Londres. Llámenos al 089-948-836>>
Definitivamente eso no. Reí mientras pasaba a otra página
<<Asistente personal para Madam Nicol 089-894-638>>
No puedo ni cuidarme a mí misma. Joder, que no hay nada y necesito dinero para pagar la renta del mes que viene.
<<Puesto bacante en Loyal enterprises holdings inc. Requiere título, currículum y una buena presencia. Una de las empresas de literatura y filosofía más grandes del mundo. Llámenos para una entrevista al 089-785-435>>
Miré con atención y no dudé más llamé al número de esa empresa y a los tres tonos me atendió una voz femenina algo cansada. 
—Loyal enterprises holdings inc. ¿En qué puedo ayudarle? — dijo la señora al otro lado del teléfono
—Buenas tardes— dije decidida y algo alterada— Quería preguntar sobre el empleo del puesto bacante en su empresa—
—Si señorita, las entrevistas se realizarán mañana a las siete de la mañana—
¿Están locos? Suspiré cansada mientras decidia si debía hacerlo o no. Pero me recibí y no fue para nada 
—Si, claro— dije confirmando
—¿Podría pasarme su nombre completo? Así la anotaré en la lista y mañana se llevará a cabo la entrevista junto al jefe— pude escuchar que buscaba su pluma. Y sentí mi corazón latir por alguna estúpida razón
______ Isabelle Mathew

n/t: Aqui la tercera temporada de Encontrando el Amor, espero les guste.

crossroads ; jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora