02.

702 41 1
                                    

Mi despertador sonó justo a las seis de la mañana y con paso lento me fui al armario, ya que me bañé ayer por la noche y se sentía aún el perfume de los jazmines perfumar mi piel. Cambié mi ropa interior y luego abrí los pequeños cajones de madera astillada para poder elegir algo de ropa “presentable” ya que todo lo había donado a una iglesia o simplemente las había vendido para ganar un poco de dinero para poder pagar patéticamente la hipoteca de la casa que dejé. 
Por lo tanto elegí unos vaqueros oscuros, con una camisola blanca junto a unas botinetas de cuero marrones y até un cinto marrón que hacía juego con mis botinetas. Metí la camisola dentro de mi jean y elegí un bolso a juego donde llevé todos mis papeles. Preparé un café negro, algo fuerte y lo tomé a pequeños sorbos. Luego até mi cabello en una coleta alta e hice algunas ondas en el final de las puntas, me puse rímel y un brillo de labios y para finalizar puse el caro perfume que conservé de vainilla. Eran las siete menos quince minutos. Llegaría si me apurara un poco y así lo hice, salí apresurada del apartamento y recorrí con paso apurado para llegar a un gran edificio de color gris y granito negro, bastante discreto pero de una gran altura con al menos treinta pisos, era bastante ancho y en el centro se escribía con metal discreto “Loyal”. Miré a la gran estructura y luego a mi vestuario, genial iba a parecer una estúpida. Y sin importarme nada a las siete en punto atravesé las puertas gigantes que se abrieron a mi paso. 
Bastantes mujeres y algunos hombres estaban sentados en la sala de recepción con sus trajes hechos a medida y sus faldas de tubo exageradamente ajustadas. Y esas personas me miraron de arriba abajo como un bicho raro que acaba de cruzar la puerta. Me dirigí a la recepción donde estaba la secretara rubia platinada y me sonrió cuando me vió
—Buenas tardes soy Isabelle Mathew— dije tímida sin dar mi primer nombre.
—Claro señorita está a punto de su entrevista es la que sigue— Ella me señaló la puerta de madera noble color oscuro y le agradecí junto a una tímida sonrisa. Mientras me adentraba al despacho me encontré con una mujer algo anciana, pero era bastante bonita con sus cabellos negros y ojos azules.
—Buenas— me saludó con una sonrisa amigable y me invitó a sentarme en la silla de cuero. Y así lo hice para que empezara la entrevista y me hiciera las preguntas, le di mi título y mi currículum y luego de una media hora me paré para irme 
—La verdad que eres impresionante Isabelle— me dijo mientras le sonreía en agradecimiento— Lo consultaré con mi hijo por videoconferencia ya que él está de viaje de negocios y me encargó la empresa— rodó los ojos y yo reí
—No hay problema señora— susurré mientras miraba al suelo
—Te aseguro que quedarás linda— tomó mi mano en un gesto maternal— Tu currículum intachable ¡Eres fantástica!
Dijo para abrirme la puerta de su despacho y sentí como el nerviosismo se retiraba de mi cuerpo le despedí una vez más y salí a las calles frías de Londres mientras rezaba a los santos para que consiguiera el empleo y cubriera mis gastos tranquilamente…

crossroads ; jbDonde viven las historias. Descúbrelo ahora