Ahora, ahora...

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Hola amores, ¿cómo va esa cuarentena? Espero que con estas casi 3,5K un pelín más entretenida.
Me ha gustado mucho escribir esto, espero que os guste y me dejéis vuestras impresiones. Me flipa leeros 😊💞

Avisos:
- SEXO 🔥

Y ya estaría.

Os quiero! ❤️
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– Cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, cincuenta... a tomar por culo, ya.

Se deja caer sobre la esterilla agotado, nota el vientre que le quema por la serie de abdominales que acaba de hacer, la tercera de cincuenta subidas y bajadas, y el sudor resbalar desde su sien.

Está hasta los huevos de hacer cada día lo mismo: despertase, ducharse, besar a su madre, desayunar, volver a besar y abrazar a su madre, salir al jardín, gritar... lo ha hecho los últimos días, "ordenar" su habitación, llamar a Agoney, comer, ver una película, cantar, cantar mientras hace deporte, aburrirse, aburrirse, aburrirse, volver a aburrirse y pensar en follar con el moreno cada vez que puede...

Ese es su día a día y los cinco primeros estuvo bien pero van veinte y está desquiciado y mira que tiene espacio y no se queja porque podría haber sido peor en su piso de Madrid, no si hubiese sido con el moreno pero sí solo, pero se aburre y el Raoul aburrido es el Raoul que la lía y que luego se arrepiente así que ha decidido hacer sesión doble de deporte, por la mañana y por la tarde, y estarse quietecito. Y ahí se encuentra, tan sudado que huele y tan dolorido que jadea boqueando aire pero no puede permitirse perder el fondo conseguido y, además, necesita quemar adrenalina, aunque le encantase quemarla con, al menos, cincuenta posturas diferentes y en compañía.

Sexo, sexo, sexo, todo el puto día pensando en sexo y cachondo como un mono. Real que está agobiado.

Se ríe, parece Miriam en OT y se ríe más. Se está volviendo loco y ni las horas al teléfono con Agoney ni los Houseparty de fiestuky con los amigos le rebajan la ansiedad. Ni siquiera componer y mira que está escribiendo más de lo que creía que podría, dado su estado.

Se levanta como puede por el entumecimiento de los músculos y recoge, dentro del garaje, las mancuernas y el banco multifunción por si llueve. Entra en casa lanzando un grito llamando a su madre y recibe una mirada de querer matarlo por parte de ella y corre escaleras arriba huyendo de un cojín que le ha lanzado su progenitora. – ¡Mamaaa! – se queja.

– No te quiero volver a oír Raoul, te aviso.

La carcajada del rubio resuena por el hueco de la escalera y el pasillo, corretea como un crío y llega hasta su habitación para desvestirse y dirigirse, desnudo completamente, al baño y darse una ducha. Se observa en el espejo, está guapo, hinchado por el esfuerzo del ejercicio y se ve sexy y por eso se hace una foto y se la manda al moreno por WhatsApp, buscando un poco de juego caliente, pero Agoney no la recibe.
– Maldito wifi – se queja en la soledad de su baño.

Se da un último repaso en el espejo, volteando un poco su cuerpo para mirarse por completo y se guiña un ojo frente al cristal. Lanza una carcajada y se medio avergüenza de ser tan penco, observándose desnudo. Se acerca a la ducha y levanta hacia arriba el tirador para accionar el agua caliente y esperar a que se ajuste la temperatura para meterse dentro y dejarse arrastrar el cansancio de la actividad realizada.
El agua resbala por su piel, la nota caliente, líquida, escurridiza. Su cuerpo se destensa y el vapor lo llena todo de una neblina espesa que empaña los cristales. El olor a coco del champú del super se adentra en sus fosas nasales y cierra los ojos, apoyando las manos en la pared lateral, a su izquierda, dejando caer su cabeza sintiendo el agua de la alcachofa caer sobre su nuca, apoyando la frente en los azulejos. El agua cae por su espalda, resbala entre sus músculos y dibuja la curva perfecta de su culo, escabulléndose entre sus nalgas, respira...

You, you, you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora