Porque...

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Hola amores, os traigo otro capitulillo de estos RagoYou a los que tanto amo. (1,5k)

Espero que os guste.

En este caso no hay avisos importantes.

"Las quiero"

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Hace casi veinte minutos que han comenzado la videollamada por skype, Raoul le ha citado a las seis de la tarde, hora para él, frente al ordenador y ahí se encuentra, atento a todo lo que hace el rubio al otro lado de la pantalla.

– ¿Pero que me quieres mostrar? – Agoney está ansioso, Raoul lleva dos días acribillándole a mensajes, haciendo la cita importante. Ahora trastea, en la imagen que le llega al canario, entre cables, el portátil y el teclado.

– Ahh calla Ago, tengo que conectar unas cosas antes.

– Raoul...

– ¡Agoney ya! ¿Puedes darme un segundo?

El canario asiente por respuesta.

>>Gracias.

Agoney sonríe al verle casi más nervioso que él mismo, se nota que lo que Raoul quiere hacer es importante para él.

– Vale, ya... Sí, creo que ya está. Que nervios, Ago.

– Eres muy pequeño Raoul. – Le hace sonreír.

Raoul inspra y se coloca en la banqueta del teclado, está listo. Siente algo en el estómago que le hace lamerse los labios y sonreír a la web cam para dedicarle al moreno, del otro lado, lo mejor que tiene. Y es que, cuando tres días antes descubrió la canción supo al instante que hablaba de sus sentimientos, que reflejaba perfectamente lo que siente por Agoney y en ese momento pensó que reglarsela, cantándosela al piano, sería una bonita manera de demostrarle lo que siente por él y lo que le echa de menos en cuarentena.

– ¿Listo?

– Yo sí, ¿Tú? – Responde dulce el moreno.

– Estoy nervioso Ago.

– Soy yo, no lo estés.

– Vale.

– Vale. – Le sonríe de vuelta. – Dale amiguito.


La música suena y Agoney acciona todos sus sentidos, siempre lo hace cuando se trata de Raoul cantando. Comprende en una milésima de segundo que lo que el rubio toca no es ninguna de sus creaciones, las ha escuchado todas y cada una de ellas, tampoco reconoce los acordes ni el instrumental que suena a través del ordenador del rubio.

– No es mia. – Aclara.

– Tranquilo, canta.

Raoul asiente, deja pasar el compás libre y comienza.

Porque eres la calle por la que me gusta pasear tranquilo.

Mira las teclas del piano, le da vergüenza mirar a los ojos de Agoney. Le tiembla la voz.

Porque me gusta perderme en el laberinto de emociones que me ofrece tu cuerpo mío.

Agoney sonríe. El cuerpo de Raoul es algo indescriptible para sus sentidos. ¿Y su voz? su voz es terciopelo que le acaricia, aunque no lo viese así desde el principio de conocerse. A Agoney le gusta lo que su cuerpo experimenta, como reacciona a todo lo que Raoul acciona en él.

Porque los motivos que encuentro son los del amor, ese que te robó el nombre.

Sonríe mordiéndo su labio inferior. Tierno, tragándose las ganas.

You, you, you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora