capítulo 8

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Pink heels momentums

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Pink heels momentums

 Hogwarts: Sexto año

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 Hogwarts: Sexto año.

Semanas llorando, días lamentándose y horas de soledad, eso definía a Lilith después de aquel horrible episodio. James había roto algo dentro de ella, eso fue un gran error.

¿Saben que sucede cuando mezclas pólvora con fuego? Explota. Pues Lilith era la pólvora y James el fuego, para desgracia de algunos y felicidad otros la pelirroja había sido encendida por aquella llama. Luego de lamentarse por días y llorar lágrimas hasta quedar seca era la hora de demostrar su otra cara, era hora de que James y todos aquellos que se burlaron en su cara, odiaba a quienes le quitaron lo más preciado en su vida, conocieras el lado perra de la pelirroja.
Hasta el alma mas pura puede ser corrompida y hasta el más inocente puede volverse el mismísimo Satanás.

[...]

¿Por que las personas se dañan entre si?, porque somos un botón de auto destrucción o eso era lo que James Potter me había demostrado. Estoy cansada, me siento derrotada, falte durante una semana a clase pero nadie me dijo nada los profesores y alumnos sabían el porque de mi ausencia, James ni siquiera Me busco escuche que está demasiado ocupado con Lily quien dos días después de nuestra pelea volvió a su vieja actitud hacia él, quien como loco volvía a correr detrás de ella suplicando un poco de atención. Si soy sincera entiendo a James, por primera vez entiendo lo que se siente amar y ser repudiado, él mismo se ocupó de demostrarme el sentimiento, yo me vi a mi misma en su posición, desesperada por su atención mendigando migajas de un amor que no me pertenecía.
Me odio, Odio por no ser capas de levantarme de esta cansa sin querer volver a ella para lamentar mi estupidez. Maldito amor que me dejó ciega ante aquel chico tan estúpido. Lo odiaba, odiaba al petulante de James Potter, lo aborrecía.

Estaba cansada y los pensamientos daban vueltas en mi cabeza como carrusel, mis ojos ardían, mi nariz estaba más roja que una cereza y mi cabeza a punto de explotar. Me quiete las sábanas de enzima y me dirijo al baño, cuando llegue y me mire al espejo casi suelto un grito de horror, ¿esa era Yo? Mi cabello estaba enredado, mis ojos hinchados y mi cara demacrado, esa no era Lilith White esa persona frente al espejo no era yo, era lo que James y aquellos asquerosos magos puristas habían creado, un monstruo. Esto era el colmo, se acabo, esa mierda en la que había vivido todo ese tiempo llegó a su final no seguiría siendo la estúpida Lilith, haría que James Potter pagará por todo, le devolvería cada uno de sus desprecios, haría que derramada un millón de lágrimas por cada una que yo derrame por su culpa, estaba cansada de el, arruinaría su vida.

[...]

Lavo su cara despertada mente y luego se dirigió con rapidez hacia el baúl que estaba debajo de su cama, sacó su uniforme y se dirigió a darle una ducha. Cuando salió se envolvió en una toalla y se colocó frente al espejo seco su cabellos con un hechizo, luego se miro fijamente tomo unas tijeras que había en el baño para luego contra con rapidez un mechón de su cabellos y así corto uno tras otro las suaves fibras rocosas caían al lavabo con rapidez esparciéndose sobre el blanco mármol de suelo que resaltaba su color, el sonido de las cuchillas contra el pelo abundaban en aquella habitación y una solitaria lágrima caía desde aquellos hermosos ojos esmeralda hasta chocar bruscamente con el suelo. Una vez terminó su trabajo se miro al espejo su cabello, que antes llegaba hasta la mitad de su espalda Ahora estaba dos dedos sobre sus hombros, casi rosándolos. Se miro y sonrió, lee gustaba aquel cambio, salió del baño, no sin antes conjurar un hechizo que limpiarla aquel desastre de cabellos pelirrojos, tomo su uniforme y le hizo algunos cambios redujo el largo de la falda haciendo que está le llegará tres dedos debajo de la mitad del muslo, ajustó un poco la camisa y se puso un suéter de botones, abierto, sobre está y sin túnica. Dejó su pelo suelto con ligeras ondulaciones en las puntas y se colocó una diadema losa de color negro, color en su labios un brillo con un ligero toque de rosa un poco de primer en sus pestañas y por fin tomando su mochila salió de la habitación con una sonrisa dibujada en su cara.
Como era de esperar Lilith llegó justo cuando el banquete estaba a punto de comenzar, perdió sus clases de la mañana pero a quien le importaba, aún sonriendo entro al gran comedor sin importarle llamar la atención de los que se encontraban ya dentro. A lo lejos vio a Marlene y Alice viendo las boquiabiertas, pues no esperaban ver a aquella amiga que habían dejado esa misma mañana toda depresiva en si habitación ahora deslumbrante tan diferente a como la habían visto tan sólo una horas antes, ¿esa era Lilith White? La misma Lilith que había perdido a sus padres y a quien le habían roto el corazón hace menos de una semana pues no, ya no era esa Lilith era otra, otra decidida a vivir sin más lamentos ni llantos.
Los únicos que no veían a la pelirroja eran los famosos merodeadores quienes es se preocupaban más por su charla que por lo que pasaba a su alrededor, a acepción de Sirius quien miraba fijamente a Electra Floros en la mensa de las serpientes.
Lilith corrió hasta sus amigas y sin pensarlo se tiro sobre ellas abrazándolas.

-Las adoro chicas.- dijo feliz mente a las aún atómicas chicas.
-Lilith, ¿estas bien?- pregunto Marlene preocupada por el estado mental de su mejor amiga.
-claro que si- se hacer o al odio de Marie y susurró lo suficiente alto como para que Alice la escuchara- nuevos les cuento todo, se los juro.
No muy lejos de ellas uno de los cuatro jóvenes que no se habían percatado de su presencia la vio y, al igual que la gran mayoría, quedo impresionado ante el aspecto de la ojiverdes.
-¿Lilith?- dijo con sorpresa en su voz, haciendo que los otros tres se voltearán hacia donde su castaño amigo miraba.
La nombrada se dio vuelta y respondió con un simple "¿Si?".
- Por Merlín, Lilith, casi no te conozco.
-Oh vamos James, es sólo un corte de pelo, no seas exagerado- respondió hacia el azabache quien la miro atónito mientras ella rodaba los ojos y procedía a ignorarlo.
O pobre James, quien no sabía que esos simples gestos serían como un efecto mariposa para el, serían su perdición. El juego estaba en su punto culmine y una reina estaba en peligro un paso en falso y sería un jaque mate.

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Lamento tanto la tardanza.

Illusion ➳ J.Potter¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora