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Jae se miraba al espejo, se olvidó de criticar cada aspecto suyo

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Jae se miraba al espejo, se olvidó de criticar cada aspecto suyo. Al transcurso de los días se veía mucho más apuesto, él valía por lo que era y lo sabía. Era talentoso, y lo sabía. Encontraría un buen trabajo sin duda alguna. Se sonrió para sí mismo, tanto odio desperdiciado en algo tan tonto, cuando en realidad era mucho mejor de lo que él se creía. Resulto ser alguien maravilloso, y nunca se tomó el tiempo de reconocerlo.

El optimismo jugaba a ser una buena compañera, pero la paciencia de Jae nunca fue su aliada, y eso lo supo desde que era un niño. Cuando sus padres le prometían que compararían un nuevo juguete, el esperaba que fuera esa tarde misma. Sin embargo, obtener ese juguete nuevo implicaba buenas notas, un buen comportamiento y por, sobre todo, obediencia a sus padres. Jae recuerda haber obtenido una caja repleta de juguetes, la paciencia no era su amiga, pero sabía como lidiar con ella. No todo lo obtendría de repente, y mucho menos debía de forzarlo. Sabía que debía de ser paciente como lo fue con su recuperación para así poder encontrar un trabajo.

No obstante, eso no fue lo ocurrido. Jae habría corrido desesperado al centro comercial, para su suerte, se encontró con su viejo amigo Younghyun, quien actualmente era el gerente de la heladería donde trabajaba. Había muchas franquicias y pronto él podría ser ascendido a jefe general de ventas, iría probablemente al edifico que se encontraba en el centro de la ciudad. Jae consiguió su puesto como cajero, no le iba bien con los números, pero si la computadora se encargaría de presupuestar no veía problema alguno. El problema era el horrible uniforme que debían de usar, de lo cual el de cabello azabache se encontraba contento. Si lo humillaba llamándolo Brian, ahora lo haría recibiría su venganza.

-Esto no es para nada divertido –se quejó Jae cruzándose los brazos-. Me veo ridículo.

Younghyun soltó una risa macabra.

-Esto va a todos los años que soltaste ese ridículo apodo, ahora ni te atrevas a decirlo.

-Lo hare de todas formas, gerente Brian.

Solo chisto y volvió a su pequeña oficina que se ubicaba al costado del mostrador de helados. Jae tenía un compañero de trabajo llamado Seungmin, era bastante joven y solo cumplía su función de medio tiempo, luego vendría otro joven llamado Yugyeom. Jae realmente disfrutaba la presencia de Yugyeom, era bastante cómico y entablar una conversación con él era bastante sencillo. Por otro lado, Seungmin era un poco reservado, el chico tenía un parecido increíble a Wonpil, lo cual dificultaba más verlo y animarse a conversar con él. Jae podía asegurar que aquel niño era el hermano perdido de su ex novio.

-Ya termino mi turno, Hyung.

Jae asintió mientras comenzaba a limpiar las mesas.

-Por cierto, ¿No eres muy viejo como para trabajar en una heladería?

Jae chisto, eso fue directo a su orgullo.

- ¡Que sabes tú, mocoso! Ve a tu a casa y no molestes.

Skinny boy / jaepil ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora