III.

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Sali de clases y me dirigí a la explanada a esperar a mis inútiles amigos y a mi molesto novio.

Llevábamos dos años juntos y no me podía quejar de nada, era un amor de persona. A pesar de estar juntos nada había cambiado, seguíamos siendo el buen grupito de un inicio. Además de que todos los idiotas, tenían novia, ya no podían hacerle burla a Elliot.

Solo había un pequeñísimo detalle en nuestra relación, ninguno de los dos antes había tenido una pareja, entonces, éramos dos encantadores vírgenes. Pero claramente nadie lo sabía. Y era muy gracioso porque cuando las novias de mis amigos contaban sus experiencias yo asentía y me reía de todo, sabiendo en el fondo que no tenia ni puta idea.

Aunque Elliot y yo jamás nos sentimos presionados por ese hecho, en ocasiones yo tenia que detenerlo antes que de las cosas fueran a otro lado, si saben a lo que me refiero. No era una santurrona, o eso pensaba yo, pero tampoco quería ser tan fácil.

A decir verdad, era una maldita, porque quien siempre empezaba a jugar con nuestra cordura era yo, y el solo se quedaba ahí con carita triste cuando se daba cuenta de que no pasaría nada más que sus caricias y besos intensos.

No estaba segura de cuando se daría ese momento, pero, definitivamente me iba a reír muchísimo.

–Me salvaste hoy – dice mientras se sienta a mi lado.

–Siempre, querido – sonrío arrogantemente.

–Y que vas a querer como agradecimiento? – pregunta con voz melosa.

–A ti– no hago pasar desapercibido mi tono sugerente.

–Mmm eso dices siempre y solo me emocionas – ya no hay voz melosa.

–Que sentido eres, no aguantas nada – me rio de él.

Lo abrazo y le doy un tierno beso como despedida.

–Demasiada miel aquí – dice Evans.

–Cállate metiche – le digo bromeando.

Me despido de todos y me marcho a casa. Estaba a nada de graduarme de la escuela, así que saldría a celebrar con mi grupito.

Después de una buenacena y compañía, Elliot y yo decidimos irnos, porque queríamos estar un rato asolas, sin comentarios molestos.

Terminamos yendo a su casa debido a que ahí nadie nos molestaba, además su mamá me adoraba. Por mi parte deje dicho en casa que me quedaría a dormir con una de las chicas, así que no había problema.

𝓒𝓲𝓮𝓵𝓸.Where stories live. Discover now