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Cuando la chica despertó, sintió como algo suave tocaba su rostro, parecía que intentaba despertarla. Al adaptar un poco su vista (ya que aún entraba luz del atardecer) y abrir sus ojos por completo, se dió cuenta de que aún seguía en los baños.

Tallo su ojo con el dorso de su mano y volteó hacia aquello que seguía insistiendo con hacerla levantar. Se encontró con una esfera blanca con un punto rojo en medio que se distorsionaba.

—Al fin despiertas —se sentó, encontrándose con aquel ente (el cual estaba viendo el atardecer y le veía de reojo) que había causado su desmayo, volviendo a palidecer—. Oh~ ¡vamos! No soy tan feo, ¿sabes?  —se levanto de la repisa que tenía la ventana y acerco a la joven, incandose delante de ella—. Bien, has visto que soy real, ¿no? —asintió, con temor—. ¿Solo era eso o quieres pedirme un deseo?

—Q-quería... —sentía un nudo en su garganta debido al miedo que sentía, porque, ¿desde cuando invocas a un espíritu y se te aparece? ¡Exacto! Nunca.

—Tranquila, no te haré nada malo —sonrió, intentando transmitirle confianza.

—Quiero pedirle un deseo —dijo un poco bajo y agachando la mirada.

—De acuerdo —sacó una libretita y lápiz de su traje—. Dime tu nombre y deseo.

—Nishimoto (T/N) y deseo que... Todos me acepten como soy —el de ojos ámbar asintió y anotó lo pedido.

«Creí que pediría otra cosa...». Pensó, mientras la miraba de arriba a abajo, recibiendo un golpe de su orbe.

—Entiendo —empujó a la esferita para que dejara de molestarlo—. Muy bien, Nishimoto-san —la nombrada lo miro— a partir de hoy seremos complices hasta que cumpla tu deseo, ¿bien? —extendió su mano hacia la joven.

—Sí... —estrechó la del contrario, sorprendiendose porque no le traspaso.

—Será un placer trabajar contigo —asintió y miro aquellos ojos que parecían un atardecer.

Al día siguiente

Ese día, (T/N) había llegado más temprano de lo habitual, quería saber qué era lo que Hanako-san haría.

Al entrar al plantel (ya con los zapatos cambiados) tomó rumbo a los viejos baños de la escuela.

Iba sonriendo; era bueno madrugar, así no sentía las miradas de respulsión hacia su ser.

Cuando llegó a los baños, vio a Yashiro mirando el paisaje por la venta.

—Buen día, senpai —la de cabello claro volteó y sonrió.

—Buen día, Nishimoto-san, ¿madrugando? —asintió, se veía con energía.

—Sí, hoy es un día especial.

—Oh~ ¿por qué?

—Hice lo que me dijo y... —volteó a los lados y se acercó por completo a la mayor para susurrarle:— Hanako-san apareció, dijo que cumplirá mi deseo.

—Que bueno —sonrió y miro discimuladamente al baño viejo—. ¿Ya te dio un precio? —Nishimoto ladeó la cabeza—. Él pedirá algo a cambio.

—Um, no lo ha hecho —dijo de forma pensativa—. Por cierto —le miro de forma interrogante—, ¿cómo sabe que es él en vez de ella?

—Pues... —desvío la mirada— ¡Había escuchado ese rumor! ¡Sí, eso! —rió con nerviosismo—. Creo que ya es tiempo de ir a clase —la menor asintió, no muy segura de su evación sobre el tema—. Me adelantaré —se despidió y antes de salir, agregó:—. Nos vemos en la tarde, Nishimoto-san —salió del baño.

La de cabello oscuro volvió a ver el baño.

Saltarse una clase no le afectaría, ¿no?

Suspiró y se acercó a la puerta; tal vez lo del día anterior había sido una alucinación debido al estrés y su mayor solo fingió creerle por pena.

Decidió que debía hacerlo de nuevo y esta vez no desmayarse.

—Hanako-san, Hana... —se vió interrumpida por las risas de unas de sus compañeras que, al entrar, solo la vieron e hicieron una mueca.

—¿Qué haces aquí, gorda? ¿No deberías estar en tu granja, cerdo? —en ningún momento volteó y sólo bajo la mirada mientras hacía sus manos puños.

—Oh~ ¿vas a llorar, elefante? —sentía como se acercaban.

Una de ellas la jaló de su coleta, tirandola al piso y dandole una patada en el estómago.

Jadeó debido al impacto

Todas se reunieron y comenzaron a patearla. Ella se hizo bolita, tratando de cubrirse y evitar un poco el daño.

Cuando se aburrieron, tomaron una cubeta que estaba llena de productos de limpieza, la llenaron de agua y se lo echaron encima.

Salieron del baño riendo y lanzandole la cubeta.

Unos segundos se tardo en recomponerse y ponerse de pie, limpiándose la saliva que le había salido con el dorso de su mano.

Sintió como sus ojos picaban y levantó su cabeza, tratando de que aquella agua salada no saliera de sus ojos.

Sorbió por su nariz el moco que empezaba a escurrirle.

—No debo llorar, no debo llorar —se repitió y sonrió—. Hanako-san me cumplirá mi deseo y esto terminara.

Lo que ella no sabía, es que aquel ente la miraba y se sentía culpable. Tal vez su plan no funcionaría.

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Marintia-chan

¿Estas ahí? (Hanako-kun×Lectora) [Cancelado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora