Un simple regalo de aniversario

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Kaoru estaba decepcionada consigo misma. Alrededor de ella estaba lo que parecía ser una especie de campo de batalla en la cocina del departamento que ella y su novio rentaban. Su cuerpo estaba lleno de harina y más cosas, algunas incluso se habían metido entre sus pechos, aunque había algo en una zona en la que no quería pensar mucho y que le causaba escalofrío.

De alguna manera, esa decepción se transformó en ira y esa ira se convirtió en pasión. Con firmeza se paró frente a un bol que contenía una mezcla homogénea de un color parecido al de cierto robot de una serie de televisión muy extraña.

― ¡Ni creas que yo no podré prepararte, maldito pastel de moras! ―exclamó la albina con furia, desabotonando la parte inferior de su prenda para amarrarla un poco más arriba del ombligo―. He estudiado por horas el cómo hacer esto para que un sucio y tonto pastel como tú me venza así nomás.

La mezcla homogénea se mantenía quieta en su recipiente, soltando apenas una burbuja.

―Eres un desgraciado―susurró con enfado―. Suerte que tengo tecnología a mi alcance―, la chica sacó un teléfono y le dio reproducir al vídeo del cuál se suponía que era una experta.

No sabía cómo ese sujeto llamado El Guzi podía hacer esto de forma sencilla, parecía que nación con esa habilidad. Era buena cocinando, incluso ha hecho otros pasteles, pero nunca se había enfrentado a un reto tan duro como este. Recordaba sus momentos jugando Dark Souls; sentía que su cuerpo le daba más energía de la que podía contener.

Con un estallido de carcajadas malignas, Kaoru tomó el bol y empezó a rehacer la mezcla a su gusto, ignorando al pobre autor del vídeo. El refrigerador la dotó de tantos ingredientes, ignorando lo que en verdad debería llevar el postre.

Dejando todo lo que tomó, hizo un cambio de ropa de forma rápida, usando esta ocasión un bikini oscuro de una sola pieza que dejaba ver partes de su vientre y acentuaba su figural. También se puso unas sandalias altas del mismo color, haciendo que se viera más alta y luciendo más delgada de lo que ya era.

―Si tú no puedes ser un buen pastel, tendré que hacer algo que va en contra de las leyes de Dios―su amenaza logró hacer que por breves instantes el recipiente temblara.

― ¿Qué estás haciendo?

― No molestes, Shinji. ¿No ves que estoy haciendo un pastel para celebrar nuestro aniversario?... ¡¿Shinji?!

Su novio, el chico al que más amaba, estaba parado en el marco de la entrada a la cocina con un rostro confundido. No sabía si la había visto fallar, no, no era posible. Sus mejillas se colorearon de un color rojo muy lindo y ella de inmediato se cubrió con sus brazos debido a la pena que sentía por ser vista así.

―N-No me puse esto para ti... bueno, sí es para ti, pero es porque este tonto pastel no me ayuda―sollozó ella, tomando una cuchara de madera para golpear al pobre tazón.

―Te amo―dijo él, riendo por lo que veía―. Es e mejor regalo.

― ¿Ah así?... Digo, sí, por supuesto. Después de todo nací para conocerte

Kaoru estaba contenta de que su adorado novio disfrutara de todo. Era su aniversario y no era bueno que los dos estuvieran tristes... Momento. ¿No se estaba riendo de ella? ¡¿De ella o con ella?! ¡Ayuda!


Sueños InfinitosWhere stories live. Discover now