Entregando Corazones

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El castigo no había sido tan difícil cómo había pensado, al parecer Shion no había planeado bien los castigos, lo que sí fue molesto. Había tenido que lidiar con los de plata y uno que otro de bronce. La verdad, es que prefería estar en su templo haciendo algo productivo, como elevar su cosmos, pero no, Shion prefería que estuviese perdiendo el tiempo con minimidades. Esas eran una de las desventajas de estar bajo las órdenes de alguien incompetente.

Preferiría que te anunciaras antes de acercarte - Mu contó mentalmente hasta cinco, buscando calmarse para poder expresarse con claridad, aunque claro la manera tan fría del rubio no la ayudaba -

Lo siento. Cómo va la guardia? - trato sacar un tema de conversación, para poder mejorar el ambiente -

A que vino, caballero de Aries? - no tenía la más mínima intención de ser amable. Él era así y el tener más presente sus sentimientos por la lemuriana, no cambiaría eso. -

Pues, ya está cerca la tarde y eh traído algo de comer - mostró la canastita en sus manos -

... - parpadeo tratando de acostumbrarse a la luz solar. La respuesta de Mu le había sorprendido. Porque siempre se tenía que portar como un imbécil, cuando la lemuriana tenía las mejores intenciones. La amabilidad no era debilidad, debía recordar las palabras de su maestro - gracias - murmuró. Como había cambiado tanto la relación que una vez tuvieron? Eran amigos, desde niños fueron muy unidos, pero el tiempo, la distancia, pensamientos distintos. Fueron tantos los factores  que facturaron poco a poco su amistad -

Comemos - Mu sonrió dulcemente. Era una victoria, pequeña, pero victoria al fin -

Claro - con ello ambos caballeros caminaron en la búsqueda, de una sombra refrescante -

***M**

Se sentía un cobarde. Bueno prácticamente lo era, después de como huyó de Siberia, no debería caverle duda. Pero como querían que reaccionara? Después de tantos años. No pudiendo sanar, no pudiendo olvidar. Porque apesar de todo lo ocurrido, las palabras frías, la traición y el dolor, no podía abandonar sus sentimientos por Camus. La amaba y por los años que aún seguía siendo así, se resignada a nunca dejar de hacerlo.

Rayos! Por un momento creí que eras el diablo - Kanon le miro con burla - porque traes esa cara de "acaben con mi miserable existencia" ? -

... - como simple respuesta le miró. No tenía ni ánimos para regresarle algunos insultos por la agresión verbal -

Oh! Vamos, no me digas que valió rábanos, mi tiempo y paciencia, el enviarte a Siberia y arreglarte un encuentro con Camus - deberían pagarle por las veces que trataba de hacer cosas buenas, porque la dicha de  lograr los objetivos parecía tan lejana -  que pasó, ahora? - suspiro. Debería comenzar a pedirle paciencia a Atenea y Poseidon, porque al parecer el drama de Acuario y Escorpio iba para rato - y su uso el satán imperial - pensó para así, tal vez así ayudaba a resolver todo. Desapareciendo a la raíz del mal, la existencia de los idiotas -

***M***

Había extrañado esto. Los años en los que solían a caminar, compartiendo lo aprendido y aportando consejos para incrementar los conocimientos ajenos. Como cambió tanto, todo eso. Era esto lo que acurria al pasar los años, cuando se deja tantas cosas para luego y al final llega un momento en el que todo explota. No podía explicarlo. Eso y otros recién descubiertos sentimientos, le hacían cuestionarse que tan iluminado estaba. Tal vez fue eso lo que tanto su maestro le había querido enseñar, pero a lo que tercamente se negó.

Hace cuanto no hacíamos ésto? - sus pensamientos se vieron interrumpidos, por la suave voz de Aries, que se veía feliz de estar en su compañía. También la había extrañado -

8 años. Cuando te fuiste, y no regresaste. Nada volvió a ser igual - debió sonar a un reclamo o algo por el estilo, porque el semblante tranquilo de Mu cambio a uno de tristeza y culpabilidad - no lo entendí en ese entonces, ahora, se que fue lo correcto - aclaró su punto, porque no quería que Mu se sintiera mal -

Sí - el ambiente tranquilo se disipó, a pesar de la corrección de Shaka - fui egoísta. Cuando me marché, no pensé en nada, solo quería alejarme del lugar que me quito a mi maestro. No pensé en nada más... - y se mordió el labio, tratando de guardar sus palabras, porque solo dentro de ella sabía que al irse había lastimado profundamente a Shaka, después de todo, ella fue su única amiga. Fue la única que se había interesado por él, por sus creencias, por escucharlo, por integrarlo. Cuando se marchó, nadie quedó para el rubio. Otra vez la soledad lo había rodeado - debí haberlo dicho. Tal vez, muchas cosas hubiesen cambiado - fijo su mirada en el amplio lugar. La sombra era agradable y el pasto era tan cómodo. El lugar era hermoso. Solo qué, ahora no podía solo contemplarlo, tenía que resolver todo con el virgo - 

Nada hubiese cambiado - dejó salir un suspiro. Debía hablar con sinceridad, si quería que Mu no se alejara. Porque si era sincero con él mismo, la sola idea de ello, le aterraba. Que ridículo sonaba eso, siendo el el caballero mas cercano a dios, temerle a la lejanía de la Aries - el pasado es pasado, solo nos queda aprender de el... - espero paciente a que la lemuriana de atreviera a verle. Las cosas importantes siempre se deberían decir mirándose a la cara, frente a frente, mirándose a los ojos - lo siento -  la reacción de Mu fue instantánea, le miro con asombro combinada con confusión. Shaka sabía que se merecía  eso. Era raro que se disculpara después de todo -

Que...- quiso actuar con naturalidad, pero de verdad le había tomado fría la  actitud del rubio -

No tenía derecho a tratarte como lo hice, ni a hablarte de esa manera. No debí apartarte por tanto tiempo, y me arrepiento de ello. Mu, estoy dispuesto a aceptar lo que dispongas a partir de lo siguiente que diré - se estaba jugando el todo por el todo. Su orgullo, su frialdad, su dignidad y todo lo que era, por su sentimientos ahora. Sí Mu lo rechazaba, estaba seguro que no volvería a creer en nada y de encerraria en su templo, esperando el día en que debía partir para no volver jamás. Pero aceptaría con cabeza en alto la decisión de la de Tíbet, eso era seguro - te amo y lamento haberte hecho creer por tanto tiempo que no me importabas tú y tus sentimientos. De verdad lo siento, perdoname. Y sí aún  quieres, podrías darme la chance de estar a tu lado...- estaba hecho. Se había liberado, ahora todo quedaba en las manos de Mu de Aries. Había acunado en rostro de la mujer en sus manos, fijando así sus miradas, encontradolas para no despegarlas en ningún momento -

Siempre te eh perdonado. Aunque no lo dijeras, siempre lo hice - lágrimas rodaron por sus mejillas. El dolor, la tristeza y la resignación se mezclaban con la felicidad, el alivio y la paz que le traía escuchar al rubio decirle eso - porque te amo...y siempre voy a hacerlo - le sonrió aún con lágrimas corriendo por sus mejillas -

Gracias - la pequeña distancia que había entre ellos se disipó, para encontrar  sus frentes en un gesto de apoyo y paz. El ciclo de dolor se había cerrado, era momento de iniciar uno nuevo, el cual esperaban fuera de amor mutuo -

Malos Entendidos y Dolores en el Corazón (Saint Seiya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora