Es cierto que quemé tu casa, ¡pero te amo!

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Estoy aburrida y con deseos de hablar un poco sobre clichés.

Yo sé que los sentimientos son un tema complicado, y más en nosotros los adolescentes en pleno crecimiento. Pero no vengan a plasmarlo con toques fantásticos a la plataforma, por favor.

Cliché favorito de muchos por acá es el de amor/odio. Ya saben, los libros que tienen los títulos estilos:

Enamorada del idiota del primo del mejor amigo de Benedetti.

El chico malo que me arrastraba los pelos al estilo cavernícolas. Cavernícolas, eso fuimos.

Cosas así, pero sin menos Ricardo Arjona.

Que lío con las historias estas, la pareja protagonista siempre estará enrredada en situaciones que los hará estar juntos.

¡Ay, no! El director me cogió escribiendo en la pared abajo las tareas y me mandó al aula de castigos. A verle la cara a la señora Kenyon.

Mira tú, parece que no voy a tener que mirarle la cara a ella solamente, sino al estúpido del primo de Benedetti. ¡Por qué Dios!

Por qué Dios nada, te tocó porque tu escritor está aburrida y con deseos de fama.

Estaba sentada a tres losas de él, lo más lejos posible de él. Me estaba mirando, ¿qué le pasa, por qué me mira?

No puedo negarlo, el chico está muy guapo pero es que es odioso.

Deja de ser odioso cuando le empieza a dar patadas por detrás.

Pero en toda la novela la prota se pasa con esa duda existencial de que esta bueno pero es que no, hay que odiarlo.

Deja de ser eso hasta...

Salí furiosa de la fiesta de graduación que se cree él.

¡Rowling, espera! —me llamó, venía corriendo detrás de mi.

—¡Qué quieres! —me di la vuelta.

—No te pongas así, no me trates mal —se acerca a mi.

Yo por reflejos que tengo de haber echo judo a los 5 años, le doy un piñazo. Fue tan duro que lo hago caer al piso.

Él se me queda mirando, sobandose la cara del dolor.

—¡Eso dolió! —se levanta con calma.

—Como mi corazón cuando me tratas mal —digo sin darme cuenta, he cometido un gran error —Me gustas, pero te odio.

Cosas así o parecidas, al final es lo mismo. Terminan casados y con hijos.

No entiendo bien como ese odio que sienten desde el principio se vuelve amor. Ay, no podemos dejar de hablar de las razones de por qué se odian:

Lo odio porque decía que mi niño con gafas no iba a triunfar

Yo la odio a ella porque me gusta como escribe, pero hago mejores relatos que ella.

Ya se me calman ustedes dos.

Pura envidia es lo que es. Pero la gente es obstinada y eso. Tal así que este cliché se ha quedado por el resto de nuestras vidas. ¿A cuántos amigas que detestan a chicos del salón no se pasan el día diciendo: ay, que lo detesto, se pasan el día discutiendo y eso y le decimos: ustedes van a terminar casados? Pues a muchos, hasta yo. Es que así, en Cuba se enamoran los campesinos.

Yo de eso no sé.

Yo sólo digo que no hagan estas basuras, por favor. Amen u odien al prójimo.

Espero sus cometarios con respecto a esto.

Los quiere su escritora que ama al prójimo, Trisha.

Te estoy midiendo y no es pa' ropaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora