Capítulo 32: verdad

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— Esto es el colmo, ¿de verdad tenían que seguirme hasta acá?

Abrió la puerta de su dormitorio de un puñetazo y se volteó a mirarlos a la defensiva. Los tres habían estado formando una columna y ahora se alineaban en una fila, mostrando diversas reacciones. Song Mingi estaba jaloneando a Kang Yeosang y San sacudía la cabeza; su rostro cargado de un aspecto sorprendido y una sonrisa delineando las esquinas de su boca, que se abrían al fin para hablar.

— No puedo creerlo, Yunho. No puedo creer que no me lo hayas contado, ¿cuánto tiempo van juntos?

Dejó que el aire se escapara de su boca lo más lento posible y apretó las mandíbulas.

— ¿Qué es eso que vimos, eh? — el futbolista salió un poco de la borrosa nube en la que se encontraba y su rostro se volvió más asustado que antes — ¿Qué significa eso que vimos afuera del cine?

Yunho apretó más la boca, pero siguió sin decir nada. Sabía que algo así sucedería tarde o temprano y aunque no le importaba soltarlo todo, no estaba con ganas de soportarlos, enfrentarlos ni responder a todas sus estúpidas preguntas.

— ¿Qué te pasa, Yunho? ¿Qué fue eso allá en el cine? — continuó Mingi con la incredulidad y preocupación bombeandole la sangre — No me digas que...

— ¡Es lo que han visto, joder, es lo que han visto! Ya me escucharon, ahora vayan largándose que no quiero hablar del tema.

— ¿Es lo que hemos visto?

— Eso mismo, es lo que han visto.

— Tú no eres gay, loco,

Se mordió la lengua y se pasó la mano por la cabeza. La situación estaba empezando a cansarlo.

— A mí me es simpático el muchacho y creo que hacen una buena pareja, pero igual debiste habérmelo dicho antes. Pudimos haber hecho citas dobles y conversado mucho sobre eso. — San se encogió de hombros y adoptó una expresión más entusiasmada — Sabía que tarde o temprano, te enamorarías, ¿recién están saliendo?, ¿dónde lo conociste?, ¿cómo se llama?

Song Mingi tosió, casi ahogándose ante lo que había escuchado.

— Estás pasando por un mal momento, eso es todo. Sé que el chico se ve muy andrógino y todo eso, pero... ¡es un hombre, Yunho! ¿Cómo vas a estar con un hombre? Tú mismo hablas pestes de los maricones.

— Cierra la boca, Mingi, se ven genial juntos.

— ¿Genial juntos?

— Lárguense — su voz resonó en la habitación, seca y cortante.

— Ah, ya sé cómo fue el asunto. He escuchado cómo son, una vez que te ponen el ojo, te acosan y no se detienen hasta atraparte. Seguro que se te mandó encima y que hizo de todo para metérsete por los ojos...Con razón, esa vez en el centro comercial estaba todo pegado a tu hombro... Fui un imbécil al no darme cuenta y tú que me dijiste que no pasaba nada.

San siguió con la sonrisa de antes, ignorando todo lo que escuchaba y moviendo su mirada a través de todos los dedos de Yunho, más interesado que nunca.

— No le hagas caso y suelta el rollo. Deben estar mucho tiempo juntos por los anillos de pareja que tienen, ¿van uno o dos meses?

— ¿Anillos de pareja? — Mingi pareció ver al mismo demonio cuando sus ojos se fijaron en el anillo extravagante que tenía en el dedo índice — Mierda, ¿qué está mal contigo, Yunho?, ¿esto es una broma?

— Solo lárguense.

— Escucha, entiendo que estés estresado y que creas que te sientes atraído por él, ya que has estado encerrado acá y lo veías todos los días, pero tampoco hasta el límite como para que tengas una relación con él. — El alto empujó la silla del escritorio y se volvió con los ojos aterrados. — Es que no me puedo creer que te gustan las pollas, Yunho, eso nunca. Antes, que me cuelguen y me corten en pedazos.

INOCENCIA PASIONAL [2ho] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora