Capítulo 1

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Frente a mí se encontraban las puertas del CCG, el lugar donde por años deseé estar y al que entraría a trabajar en ese mismo día.
     «Por fin estoy aquí. El sueño de mi vida». Pensé.
     Al entrar me mandaron a una oficina para hacer mis papeles, donde observé a una mujer algo mayor a mí. Estaba distraída buscando algo, así que hablé para que se percatara de mi presencia.
     —Buenas tardes -Esperé que mi voz fuera suficiente para llamar su atención—.
     —Oh, hola -Respondió, sorprendida, volviéndose hacia mí de inmediato-. Veamos; No muy alta, cabello muy largo, lacio y negro, ojos violeta, bastante delgada... -comenzó a hacer una descripción de mi físico-. ¿Mídory?—.
     —Sí, así es. Soy Kumiko Mídory. Un hombre de la recepción me mandó para acá—.
     —¡Por supuesto! -Dejó lo que estaba haciendo para centrar toda su atención en mí- Acompañame—.
     La mujer me llevó por las instalaciones llenas de Investigadores, mientras me daba algo de información sobre el lugar y la organización.
     «Es increíble que yo vaya a trabajar aquí»
     Si bien estaba algo nerviosa por el nuevo lugar, a cada paso que daba estaba más emocionada por finalmente estar en el trabajo que tanto anhelé.
 

  Después de un rato de recorrido, llegamos a una sala donde había una gran mesa rectangular donde estaban sentados un hombre adulto y un joven.

     «Esa persona...»
 

  Apenas entré, quedé hipnotizada por el muchacho; Observé su cabello blanco que ondulaba suavemente con la brisa, sus grandes y hermosos ojos color sangre, las peculiares costuras que tenía en parte de sus extremidades y rostro, su esbelta figura...      Jamás en mi vida había visto a alguien tan hermoso.

     De pronto la mirada del chico, que antes se encontraba perdida, se percató de que lo observaba fijamente, provocando que abriera mucho los ojos y después desviara la mirada.
     —Veo que ya conociste al investigador Juuzou Suzuya-Me dijo la mujer que me había llevado hasta ese lugar—.
     —¿Juuzou Suzuya?—.
     —Así es. Y él -Me señaló al adulto- es Yukinori Shinohara. Vas a ser su subordinada. Tienes suerte de tener a un superior como el Señor Shinohara, ¿sabes?—.
 

  «¿Eso quiere decir que trabajaré junto a este muchacho?» me pregunté, asombrada.
     —Soy Shinohara, seré tu superior por ahora -Dijo el gran hombre frente a mí, extendiendo su mano para saludarme-. Mucho Gusto—.
     —Yo soy Mídory Kumiko -Le correspondí el saludo-. El Gusto es mío, Shinohara-San. Es un gran placer poder trabajar con usted—.
     —Creo que ya conociste a mi subordinado, Juuzou -Me dijo señalando al albino que se escondía tras de él, recorriendome con la mirada-. Vamos, Juzo, saluda a tu nueva compañera -Colocó a Suzuya frente a mí—.
     El muchacho me miró con desconfianza unos segundos, hasta que decidió hablar y extender ampliamente su mano para saludar.
     —Soy Suzuya Juuzou—.
     —Mucho gusto, investigador Suzuya -Sonreí y correspondí a su saludo-. Son muy lindas las costuras que lleva y los adornos en su cabello—.
     —¿Uhm? Gracias—.
     Por fuera actué con normalidad e indiferencia, sin embargo, por dentro había algo explotando en mí. Un sentimiento que jamás había sentido.  Algo realmente peculiar llenaba mi ser cuando miraba a ese chico.
     «¿Qué es esto que siento al mirarte, Suzuya?»
     Luego de algunas formalidades, mi superior Shinohara nos guió a mí y al muchacho albino a una oficina donde estuvo haciendo paleo relacionado con mi reciente llegada. Después, me invitó a conocer las cosas en las que estaban trabajando él y Suzuya para, finalmente ofrecerse a darme un recorrido por la ciudad, ya que estaba enterado de que hacía poco tiempo me había mudado a Tokio.
     Junto con Suzuya, visitamos algunos sitios muy concurridos, me explicó el nombre de las calles y me ayudó a organizarme. Al final, nos llevó a una cafetería de nombre "Anteiku".
     Entramos y nos sentamos en una mesa rectangular pequeña. Yo me coloqué a un lado de Suzuya, frente a Shinohara. Seguido, nuestro superior pidió sandwiches y café para los tres.
     —¿En dónde vivías antes, Kumiko? -Me preguntó Shinohara—.
     —En Osaka, pero vine a Tokio porque un amigo me recomendó trabajar aquí, dijo que tendría mejores oportunidades—.
     Mi superior continuó sacando conversación por un rato más, hasta que comenzamos a comer.
     Por un momento observé a Suzuya, quién estaba con la mirada clavada en la ventana y una mueca de disgusto.
     —¿Se encuentra bien? -Cuestioné al chico con tono amistoso-. ¿Se siente mal, investigador Suzuya?—.
     —Yo... -Me miró fugazmente con expresión sorprendida- No tengo hambre ahora—.
     —Pero Juzo -intervino Shinohara-, me dijiste que tenías mucha hambre hace un rato. Es por eso que aproveché las circunstancias para venir y -pausó, como tratando de reemplazar las palabras que iba a decir por otras- comer—.
     —Bien -Renegó el joven, arrastrando la letra "e" de la palabra—.
     Lo miré con una sonrisa, acción que provocó que el chico abriera mucho los ojos y me mirara con extrañeza.
     Al terminar todos de comer, Shinohara se encargó de pagar, después salimos de la cafetería y, una vez afuera, él se disculpó, dijo que debía ir a ver algo importante y le pidió a Juuzou que me acompañara hasta mi hogar.
     —¿¡Qué!? -Exclamó el albino con disgusto- Shinohara-San, no creo... —.
     —Vamos Juzo, sé bueno y acompaña a tu compañera a casa—.
     —De acuerdo -Asintió sin mucho entusiasmo—.
     —Gracias, Shinohara-San y Suzuya -dije en tono amigable, viendo tan tenso a aquél lindo albino—.
     De camino a nuestro destino, el muchacho se mantuvo encogido en hombros, sin decir una palabra.
     —Aquí es -Frené mi andar justo frente a la casa donde me había establecido-. Gracias por haberme acompañado hasta aquí, Suzuya—.
     —No hay porqué agradecer -evitó completamente mirarme—.
     —Hasta mañana, Suzuya Juuzou -Lo tomé por un hombro y después me alejé—.
     —A-Adiós -En ese momento noté que estaba con los ojos muy abiertos de nuevo, mientras se tocaba el hombro por el que anteriormente lo tomé-. Por cierto...  Puedes simplemente llamarme Juzo—.
     Por primera vez desde que nos conocimos, él me dedicó una sonrisa.
     Mi pecho latió fuertemente. No sabía a qué se debía, tan sólo supe que fue luego de ver esa tierna sonrisa en el rostro del varón.
     —Sería todo un honor, Juzo -Dije sonriente, muy Sosprendida-. Puedes llamarme Kumiko—.
     —Ah, gracias -Bajó la mirada de nuevo-. Es un lindo nombre, te queda bien...  -En menos de lo que pensé se arrepintió de sus palabras- no quise decir que, bueno, esto...   —.
     Sonrió apenado para luego irse rápidamente por donde habíamos venido.
     Yo me quedé ahí, preguntándome qué tenía Suzuya Juzo que me provocaba tan fuertes emociones.








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En la Guerra y en el Amor (Juuzou Suzuya) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora