Capítulo ll.

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       Luz al final del túnel.

En ese momento de intriga, mi menta estaba en blanco, sentía como el sudor frío recorría mi mejilla, estaba muy agitado, mis piernas se movían sin que yo se los ordenara y entre dudas e inquietudes, me di cuenta que estaba caminando en un túnel muy oscuro, a tal grado que era tétrico este lugar, estaba húmedo y apestaba como a cañería, el aura de este lugar era siniestro y a lo lejos  solo se veía una escasa luz a la cual yo me dirigía sin saber lo que me esperaba.

Seguía caminando y caminando el tiempo estaba totalmente quieto, no se sentía ni tan siquiera una brisa de aire, no había ruido alguno, solo seguía caminando sin saber si llegaría al final de este túnel, me dolían los pies, estaba muy cansado, frustrado, fatigado, tenía mucha sed, mi garganta estaba totalmente seca, mis labios solo se humedecían con el sudor que recorría de mi cara, por un largo rato sentía frío y luego por otro largo rato sentía calor la verdad no sé qué pasaba.

Mi mente solo pensaba:

¿Dónde estoy?

¿Qué es esto?

Después de un largo tiempo observé que al igual como yo habían muchos caminando en este túnel hacia esa luz, niños, jóvenes, adultos hasta ancianos, algunos lloraban, gritaban, sufrían se quejaban pero todos caminando hacia la luz al parecer yo era el único cuerdo que entendía está situación o más bien comprendí que estábamos muertos y nos dirigíamos a ese lugar donde seremos juzgados según por nuestros actos, esa es la única razón lógica que encontraba dada la situación en la que estábamos no era de sorprenderme pues ya había investigado sobre el infierno el cielo y el purgatorio, según la religión, cuando alguien moría, primero tenía que ir al purgatorio y ahí se decidía dónde iba a descansar el alma de cada humano, si fuiste bueno pues ibas al paraíso ósea el cielo y si fuiste malo pues al infierno, jajajaja que gran historia vendió la religión.

Paso tras paso seguía avanzando y ni siquiera se veía cerca esa pequeña luz, sentía que llevaba varios días caminando hacia esa luz y eso me hizo pensar o más bien llegar a una conclusión sobre por qué siento frío y luego calor, dado a qué estoy en este túnel no veo cuando es de noche o de día eso me hace pensar que cuando tengo frío es por qué es de noche y cuando tengo calor por qué es de día.

Me reí conmigo mismo por estar pensando ese tipo de cosas en esta situación, entre mis risas la luz que seguía se mermo, deje de caminar, las paredes del túnel empezaron a congelarse, empezó hacer un frío diferente al que había sentido, empezó aparecer neblina, la oscuridad se hacía más pesada y ese hedor característico de él, de inmediato supe que la muerte estaba aquí, a los pocos segundos me di cuenta donde estaba y que hacía aquí, ví como abrazo y beso a muchas personas que se desvanecieron al contacto con él, eso me desconcertó mucho, por qué pareciera que yo fuera el único que podía ver lo que ocurría aquí.

Entre mis pensamientos lo perdí de vista y de un momento a otro apareció enfrente de mí, me besó y se alejó en ese momento entre en un trance, mi mente se desconectó no podía mover ningún músculo entre como en una meditación que me hizo volar entre mis recuerdos y vi pasar mi vida y en ese momento supe que era mi hora de partir.

En ese trance escuche gritos, llantos y lamentos parecía que pase una eternidad escuchando todo eso, yo sentía como si estuviera cayendo de un precipicio, hasta que llegué a un lugar inhóspito, triste, vacío parecía que la vida aquí no existía.

Y a lo lejos escuche una voz tan tranquila y suave como si fuera una melodía que me dijo:

- No tengas miedo aún no ha llegado tu tiempo para estar conmigo.

- Yo aun recobrando la sensibilidad de mis músculos, mi mente algo confusa aun, pregunte rápido

- ¿Dónde estoy? ¿Qué es esto? ¿Qué quieres de mí?

- Eres alguien especial, sabes muchas cosas de mí, que nadie debería de saber, es más que nadie sabe, ¿cómo sabes tanto de mí? y lo más sorprendente no presiento miedo alguno en ti, ni estando yo frente a ti.

- Guarde silencio por un largo tiempo, aún mi mente no estaba del todo recuperada y tituviaba al tratar de pronunciar una palabra, el solo se me quedaba viendo y con un movimiento rápido y brusco levantó su enorme guadaña y la azoto en una mesa de madera, de su túnica saco un reloj de arena, que de igual forma coloco en la mesa y con un ademán cruzo sus brazos, como diciéndome que esperas para responderme, yo sin dejarlo de ver arrodillado en el suelo poco a poco me levanté y me fui sacudiendo y al mismo tiempo le dije: 

- muchos años de investigación, por eso se mucho sobre ti, el tema referente a la muerte es muy debatido a la actualidad, han pasado siglos y nadie sabe a ciencia cierta que ahí después de la muerte, ¿que eres tú? ¿Qué haces con nosotros?  y muchas más preguntas sin respuestas, ese es mi objetivo, está es mi misión, mi significado de vida, saber todo sobre ti, he hecho muchas cosas para conseguir todo ese conocimiento.

- Ahora entiendo, inclínate ante mí y cuéntame tu historia tenemos toda una eternidad para que me digas, como te intereso el tema referente a mí, y todo lo que represento.

- Y que ganó a cambio de contarte mi historia?

- ¿Que insolente eres, no sabes con quién estás hablando, eres alguien insignificante delante de mí, pero soy un ser justo, hagamos un trato?

- Que tipo de trato?

- Cuéntame todo sobre tu vida, desde que empezaste a tener uso de razón hasta como terminaste aquí frente a mí, y a cambio yo te responderé tres preguntas de las que tú quieras sobre mí.

Me quedé perplejo y con una sonrisa algo descarada le respondí que si a tal oferta, sentía una gran satisfacción pues era mi oportunidad de saber más sobre él y responder a todas esas dudas que están en mi corazón, y empecé a contarle mi vida.

La muerte viene a mi...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora