Capítulo 1.

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-Dale, Ely, debemos llegar temprano al aeropuerto- escuché la voz de molestia de mamá.

Ella se encontraba en el piso de abajo y yo hacía mis maletas en el cuarto. Estaba molesta con ella, era lo suficientemente grande como para quedarme.

-Ya voy mamá, aún no entiendo porque tengo que irme con mi hermano, tengo 19 años, sé cuidarme sola- le reclamaba cuando bajé las escaleras.

-Lo sé, sé que eres muy independiente y por esa misma razón te ruego que entiendas, no quiero que te quedes sola, yo estaré bien pero sabes que tengo muchos viajes que hacer y no puedo llevarte- acariciaba mi rostro.

Les cuento un poco. Mamá se divorció de papá hace dos meses, él se veía con otra mujer a escondidas de mamá, luego ella se enteró y pues le pidió el divorcio. Ahora ella tiene más trabajo que antes y debe de estar viajando de aquí para allá.

-Está bien, vámonos- en realidad estaba muy nerviosa, hacía como 5 años que no veía a Michael.

Extrañaba sus bromas bobas e incluso cada pelea. Era un gran hermano.

-Sé que tú hermano estará muy feliz de verte, me llamó hace unos días y dice que ya te preparó tú recámara para que te sientas más cómoda- habló mamá una vez que ya estaba arriba del coche.

Cuando ya casi estábamos por llegar, recordé que no les había avisado a las chicas que hoy me iría. 

-Mierda, las chicas- dije sin más.

-Tranquila, cariño, que ya les he avisado- mamá era grandiosa, la admiraba en todo.

Mis amigos eran pocos pero eran muy importantes para mí, los conocía desde el preescolar. Madison, Kristen y Lucas, mis chicas favoritas. Sí, Lucas era homosexual.

Todas eran maravillosas, somos o bueno, ahora son, las populares de la escuela. Madison la porrista, cero hueca, Kristen la loca del fútbol femenino y Lucas estaba por entrar a las porristas. Yo amaba el arte, era muy buena en ello, había ganado varios concursos escolares.

-Llegamos- Bajé del coche para bajar mis maletas.

Entramos al aeropuerto, en un dos por tres localizé a los chicos, la cabellera roja de Madison era bastante llamativa. 

-Ve con ellos, iré a registrar tus maletas- mamá dió un beso en mi frente.

-Gracias, mami- continúe mi camino.

-Holis, amores- los abracé como pude.

-¿PENSABAS IRTE SIN AVISAR?- una histérica Madison se tiró sobre mí.

-Vamos, cariño, déjala, nos harás pasar una vergüenza- escuché la voz afeminada de Lucas.

Bueno, el prefería ser llamado Lucky.

-Lo siento, saben que olvido todo y odio las despedidas.

-Ya, tranquila, mejor abrázanos y júranos llamarnos diario- habló Kristen cuando nos pusimos de pie.

-No puedo creer que te irás, ¿quién me pintará tan bonito las uñas como tú?- habló Lucky.

Reí, probablemente creerían que éramos las típicas huecas pero no era así, actuábamos de vez en cuando, amaba a mis amigas. Yo era la más¨ruda¨, siempre estaba ahí para defenderlas, ellas eran como unas pequeñas que necesitaban de cuidados. 

-¿Quién me va defender del imbécil de Ethan?- Lloraba Madison.

Ethan era el chico idiota y playboy de la escuela, le encantaba coquetear y molestar a Mady. 

-¿Quién me irá a gritar que les patee el trasero a las del equipo contrario en los partidos?- La Kristen alterada comenzaba hacerse presente.

-Chicos, estaré siempre para ustedes, ya veré como volver de vez en cuando a verlos, se pueden cuidar entre ustedes, recuerden que somos el cuarteto maravilla y pueden seguir siéndolo sin mí. Pero si entra otra chica al grupo les vuelo la cabeza- sonreí con inocencia. Ellos rieron.

-Ely, es hora- mamá llegó. 

Era hora de irme, abracé a todos, jurándoles llamar siempre. Llorando me despedí de mamá, no sabía como me iría lejos de ella.

Me encaminé a donde se encontraba una chica en espera de recibir los boletos, se lo dí y pude pasar. Caminé por un tipo túnel y después subí al avión. Busqué mi asiento, era el 21A. 

-Compermiso- le dije a la señora regordeta que estaba al lado de mí asiento. 

-¿Perdón?, mi hijo va ahí- maldita bruja.

-Mire señora, si su hijo no quiere ir sólo no es mi culpa, éste es mi asiento- me estaba comenzando a molestar.

-Querida, tú asiento es el A, éste es B- me dijo la azafata.

-Mierda, disculpe, señora- le sonreí.

Escuché la risa de la señora, había quedado en vergüenza.

-Vaya, si que eres despistada- una chica que estaba a mi lado se burló de mí.

Yo no sabía hacer amigos fácilmente así que sólo la miré con molestia.





¿No eras un chico?.|5SOS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora