En una camilla estaba recostada una anciana de cabellos blancos dónde resaltaban algunos mechones azules, a su lado estaba su hermana menor junto a dos de sus nietas, ambas idénticas a la anciana en sus tiempos de juventud, donde fueron lo que ella recordará los momentos más alegres de su vida.
— Abuelita… — llamó una de las nietas, está era quien más se asemejaba a su joven persona al heredar sus llamativos cabellos azulados, con la diferencia de su longitud que caía graciosamente hasta su espalda — ¿Quieres decirnos algo? — pregunto con notable tristeza, su hermana casi gemela sollozaba en silencio.
La anciana observó a sus nietas con su único ojo descubierto y luego observo a su hermana menor, ella estaba notablemente triste.
— May… — la anciana llamó a su hermana, está la observó con atención — ¿Dónde está Eddward? — pregunto Marie por el nombre de su único hijo quien heredó el nombre de su padre.
May observó a su hermana mayor con algo de tristeza antes de responder — Él… Él aún no logra salir del aeropuerto y… no creo que llegue a tiempo. — dijo quebrando en llanto, cubriendo su rostro con sus largos cabellos.
— En... Entiendo… — volvió a mirar el techo, envuelta en sus pensamientos — Al menos… pronto volveré a verte, muffin. — pensó cerrando sus ojos, iniciando una serie de recuerdos de su vida.
Primera persona Marie.
Nunca olvidaré el día que te conocí, junto a mis hermanas nos enamoramos del trío más llamativo de todo el barrio, a pesar de nuestras constantes muestras de afecto, nunca lograron sentir nada más allá que miedo, quizás nuestra forma de actuar no haya sido la mejor, pero era tan divertido el acosarlos constantemente que nos resultaba tan atrayente como una abeja a su miel.
Cuando entramos a clases nada cambió, nuestra pequeña treta del aula 201 fue de lo mejor que vivimos mis hermanas y yo, tenerlos bajo nuestra merced y tú pidiéndome a gritos que no usara la lengua, me pareció tan adorable que opte por probar esos famosos besos franceses, esa sensación de nuestras leguas uniéndose en una lucha dónde yo siempre sería la campeona no tenía precio.
El día sobre la gran persecución de los Eds, no había duda, que lograron preocuparnos a las tres decidiendo cazar a todo el vecindario antes de que los alcanzaran, pero tal parece que no hicimos falta al ver cómo derrotaron al hermano de Eddy, aunque después de que se fueran decidimos darle una lección al estilo Kanker por meterse con nuestros hombres.
Luego de todo ese problema, las cosas con el vecindario se volvieron más calmadas, ahora que los Eds hicieron las paces con todos, Eddy renunció a sus constantes intentos de estafas sorprendiendo a la mayoría, quizás sintió que no era necesario ya que Kevin comenzó a obsequiarles caramelos.
Con el tiempo nuestros intentos de entregarles nuestras muestras de cariño cada vez se hacían menos frecuentes hasta que ya lo dejamos de hacer.
Ellos aparentemente estaban agradecidos por ello, sin embargo, nosotras nos sentimos algo tristes al ver qué nuestros años de intentos jamás logramos cambiar lo que sintieran por nosotras.
Por otro lado la pubertad fue muy favorable para las tres, más para May quien con sus enormes caderas y pronunciado escote la hacían el centro de atención para muchos en la escuela, pero ni ella ni ninguna tenía ojos más que para nuestros hombres quienes se vieron atrayentes por nuestros encantos, bueno al menos Eddy quien no quitaba la vista de Lee, por otro lado Ed no estaba seguro de porque le atraía tanto la rubia, pero... Edd no parecía siquiera saber de mí existencia, eso me dolía sin embargo no tenía pensado hacer algo para llamar su atención nuevamente.
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Mis Memorias [EddxMarie]
Fiksi Penggemaruna serie de recuerdos invadió la mente de Marie Kanker en sus últimos momentos de vida, siendo estos los que marcarían el principio y final de su hermosa vida.