Capítulo 3- Pastel de Fresas

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La boca de Jiang Cheng estaba tan abierta que casi le llegaba al piso. Con incredulidad, puso la botella de agua con fuerza sobre el escritorio de Wei Wuxian.

—¡No te creo! ¿Cómo diablos pasó todo eso? —exclamó Jiang Cheng.

Era la hora de almuerzo y Wei Wuxian recién había terminado de relatarle a Jiang Cheng todo lo que había sucedido la noche anterior y a tempranas horas de la madrugada. Aun no se recomponía de todo lo que había pasado. Tan solo pensar en que vomitó el carro de Lan Wangji lo hacia querer morir y que lo tragara la tierra. Jamás había hecho algo tan vergonzoso en toda su vida. ¿Por qué ahora y justo con él? Eso era probablemente un castigo de los dioses o algo. Con un suspiro, se encogió de hombros y miró a Jiang Cheng.

—¿Qué te puedo decir? Quedé como tonto delante de todos.

Jiang Cheng se golpeó la frente con la palma de su mano, luciendo avergonzado junto a Wei Wuxian.

—De todas las cosas que podrían haber pasado... esto es realmente una mala broma. ¡Me imagino que Lan Wangji se debe haber emputado luego de que vomitaras su carro! Quizá y pensó que lo hiciste adrede.

Wei Wuxian sacudió la cabeza.

—No creo. Yo... realmente lucia patético, ¿okay? —dijo Wei Wuxian, pasándose las manos por la cara—. Es que aún no me la creo, Dios mío.

—Pero es realmente sorprendente que el director Lan te haya llevado a casa. Por segunda vez. ¿Quién lo hubiera pensado? Al menos tiene algo de cara con sus colegas.

Wei Wuxian asintió mientras comía de su arroz frito, masticando un poco desganado y sonó la lengua.

—Seamos honestos, es sentido común. ¿Cómo podría dejarme botado en ese estado? No podía darse el lujo.

Jiang Cheng asintió, golpeando sus dedos sobre el escritorio de manera distraída —Al menos te disculpaste con el señor Xie y Hua.

—Créeme, fue lo primero que hice tan pronto dieron las ocho en punto —suspiró Wei Wuxian—. No estaban molestos u ofendidos. El señor Xie dijo que fue divertido.

Jiang Cheng dejó salir una risotada.

—¡Pues claro! Hasta yo me cagaría de la risa si te veo discutir así con el director Lan. Después de todo, ¡cuando estás ebrio es difícil tomarte enserio! Lo único qué haces es hacer puchero y dar golpecitos. —se burló el otro hombre con una sonrisa amplia, inclinándose sobre el escritorio para darle unas palmadas a la mejilla izquierda de Wei Wuxian—. Diablos, que lastima que no estuve allí.

Wei Wuxian suspiró, apartando la mano de Jiang Cheng con un manotazo y le sacó la lengua.

—Pero, enserio, ¿qué debería hacer si veo a Lan Wangji? ¿Ignorarlo?

—Wei Wuxian. Te estás preocupando demasiado. Solo... se casual y actúa como siempre —reflexionó Jiang Cheng—. Además, el hecho de que haya sido amable contigo ayer en la noche, no cambia que habló mierda.

Joder, ¿realmente le tenía que recordar? Él lo sabía más que bien.

—Si, si. Yo sé, yo sé. ¿No crees que es hora de que te vayas yendo? Tengo mil cosas por hacer.

Jiang Cheng resopló mientras se ponía en pies, estirando sus piernas y brazos.

—Sip, me voy ahora. Yo también estoy hasta el cuello con documentos. Debí estudiar otra cosa en lugar de esto —se quejó mientras marchaba hasta la puerta—. ¿Te llevo a casa hoy? ¿O prefieres ir a la mía? Yanli cocinará sopa de loto.

Y así fue que comenzó [WANGXIAN] hiatusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora