Ch. 6: Confesión

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Marina
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Marqué por décima vez en el día su número, creo que me empezaban a ignorar, antes los criados me atendían pero ahora ni siquiera ellos.

¿Dónde estarás, qué fue de ti?

-¡Mamá tenemos que hablar! -interrumpi su sesión de pedicura.

-Ahora no cariño, ¿no ves que estoy ocupada? -respondió indiferente.

-Pues lo que te tengo que decir es más importante que esas uñas encarnadas. -resoplé furiosa.

-¿Pero q-qué has dicho? ¿Uñas...? -hizo una mueca asqueada- ¡Yo no tengo eso!

-Lo-que-sea. -balanceé la cabeza de un lado a otro- ¿Me vas a oír?

Cerró los ojos indignada.

-Si tiene que ver con tu amiguita Carla sabes que no puedo hacer nad-

-¡¿Mi amiguita?! -reclamé sorprendida- Ahhh...creí que también eras su madrina, perdona el error. -puntualicé con sarcasmo y me marché.

Por el camino choqué contra Guzmán.

-Disculpa, ¿estás bien? -preguntó ayudandome a levantar.

-¿Qué crees? -respondí con ironía pero me arrepentí al verlo afectado, el no tenía nada que ver, estaba igual de preocupado que yo.

Espera...¡eso es!

Suspiró dispuesto a irse cuando lo jalé hasta la sala.

-¿Y ahora qué quieres? -reclamó ordenándose la ropa.

-Quiero que me des una mano. -le tomé de los hombros- Guzmán...eres la única persona que puede ayudarme con Carla.

-¿Qué? ¿De qué estás hablando? -interrogó con esa cara de tonto despistado.

-¡No se cómo no lo pensé antes! -reí incrédula- Tenemos que averiguar sobre ella, saber cómo se encuentra. ¡Hace días que no se qué pasó luego del accidente!

-¿Y...eso qué tiene que ver conmigo?

-¡No te hagas! -palmeé su cabeza un par de veces- Que hayas conseguido esconder la carta no significa que no sepa lo que escribiste...

-¡A ver...qué escribí?! -desafió intentando zafar.

Di dos pasos al frente.

-Que-te-gus-ta. -deletreé cada sílaba para molestarlo.

Su silencio y su cara roja respondieron por él.

-El silencio otorga hermanito, ¿no lo sabías?

-¡N-no es cierto! -contestó nervioso.

-¿Qué no es cierto? -caminé lentamente con el dedo en el mentón- ¿Lo del silencio o que te gusta?

-¡Detente! -se quejó y me burlé otra vez, entonces intentó salir pero fui más rápida que él y alcancé la puerta.

-¿No te piensas ir sin ayudarla, verdad? -pregunté con seriedad y me ignoró intentando empujarme.

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