Hedenske Krigere

Forslaget

Luego de la contundente caída del rey de Durham, aldeanos y soldados sajones ante la situación, sabían que si se quedaban serian ejecutados o trabajarían como esclavos; así que  huyeron de lo que quedaba del reino hacia aldeas relativamente cercanas, algunos incluso se dirigían mas allá de las montañas.

Muchos Vikings estaban tomando rehenes para venderlos como esclavos y la histeria se escuchaba fuera del palacio.

KOM UT!!! - dijo Viggo ordenandoles que salieran - vallamos a celebrar nuestra victoria!!!

Todos salieron del palacio orgullosos de sus actos. Viggo se quedó por unos segundos más, mirando el cadáver del rey y diciendo en voz baja... "ni siquiera supe su nombre".

Su nombre era Elber... - dijo una figura misteriosa que entraba al salón con intención de que la notaran, mientras Viggo desenfundaba su espada apuntándole a distancia.

Rey Elber... - continuó la figura acercándose mas a la luz.

¿Quien eres? - pregunto Viggo en posición y con intención de luchar y sin señales de temor, mas bien con interés.

La figura dejó ver su rostro mientras los rayos dorados del sol le entibiaban la piel. Era una mujer joven, de cabello castaño con rulos, piel blanca como la niebla, vistiendo túnicas de seda rojas que se confundían con la sangre derramada del rey. La mujer observó a Elber por un buen rato, posteriormente levanto la mirada y se pudo notar sus hermosos ojos tan azules que podrían competir con el azul del océano. 

Mi nombre es Emery - dijo la mujer sin señales de remordimiento hacia sus saqueadores - soy la hija del rey y por lo tanto estas tierras me pertenecen.

O... - dijo Viggo interrumpiéndola abruptamente - ...solo podría matarte aquí y ahora; ya que de donde venimos el que mata al líder, en líder se convierte...

Viggo se acerco lentamente y cada paso se escuchaba en el salón, apuntando su espada hacia la princesa Emery.

Que tal si llegamos a un acuerdo pacifico... - menciono Emery cuando le detuvo con el dedo el filo de la espada de Viggo - casarse con la princesa de Durham le daría total autoridad legal sobre el terreno en lugar de tomarlo por la fuerza. El hombre estaba intrigado no solo por la oferta sino por el valor que tiene la mujer de detener su espada con sus delicados dedos, a pesar de que les sangraban por el filo. Alejando la espada de la doncella, enfundandola y haciendo una reverencia rápida, comenzó a hablar:

Lo pensare... es una oferta tentadora... pero...

Pero que? - le dijo Emery interrumpiéndolo - no hay mejor oferta que esta, si no la tomas otros reinos vendrán a defender mi reino...

Como se... - dijo Viggo - ...que eres la futura reina de Durham, porque la verdad... tu pueblo se fue, no hay testigo que confirme tu nobleza...  señorita...

pero... - quería decir Emery pero fue interrumpida por Viggo.

Dije que lo pensare...!

Dijo Viggo antes de llamar a sus camaradas y decirles que trataran a la mujer como una reina, hasta la mañana. En donde le daría respuesta a sus oferta y si en realidad era la princesa de Durham. La encerraron en la catedral con algo de comida y custodiada por dos hombres que la miraban lascivamente durante muchas horas. Por otro lado, el autoproclamado rey Viggo y su gente celebraban toda la noche, bebiendo cerveza, comiendo todo lo que podían y esparciendo las riquezas hacia el cielo simulando lluvia de plata y oro.

...

Rey Faris, cuando podremos atacar? - dijo el soldado - no hay mejor oportunidad que esta para hacerlo...

Paciencia amigo mio - dijo el rey Faris - la paciencia es virtud de sabios, le recuerdo que es una misión de rescate, no de conquista. Estaremos mejor ocultos en las sombras y así entrar por sorpresa para encontrar a la actual reina.

Si mi Lord - continuó el soldado - entraremos cuando usted de la orden.

Ademas - dijo el rey - de que solo somos cinco de nosotros contra un ejercito pagano, fracasar no es una opción que el rey de Sunderland tiene el lujo de hacer. Atacaremos a media noche como lo acordado. Solo espero que el aldeano que nos dijo que la princesa estaba viva halla dicho la verdad.

Sin tener conocimiento legitimo de la seguridad de la princesa, el rey y sus hombre esperan al anochecer para aprovechar la celebración y rescatarla.