Día 5

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~Masturbación al pasivo~

El sol, la arena, la brisa del mar, era bellísimo. La playa en general era bellísima. El calorcito que estaba haciendo era agradable.

Miguel estaba sentado en la arena, haciendo castillos con la misma. Hiro estaba en la sombrilla, acostado en una toalla que le tendió, su ahora esposo.

Sip, estaban de luna de miel...

No le gustaba el sol, hacía que su piel se hiciera rojiza y sensible. Traía puestos unas gafas obscuras, obviamente no traía camisa y short playero. Miguel también traía ese outfit, solo que sin gafas.

— Hiro, ¿no traes hambre?—. Habló el moreno, mientras se acostaba en la arena, destruyendo el castillo con sus piernas. La panza le rugía ya que desayunaron demasiado temprano.

—Sí, dejá guardar las cosas y subimos al hotel, nos tenemos que bañar. Luego bajaremos a comer—. El nipón se levantó de la toalla y la empezó a enrollar. Miguel cerró la sombrilla, metió lo demás a la bolsa que tenían y se quitó la arena que traía en la espalda, mejor dicho por todo el cuerpo.

Llegaron al hotel y se metieron al elevador.
De repente, Miguel acorraló a su esposo en una de las paredes de aquel elevador. Hiro sonrió, lo abrazó por el cuello y lo besó. El beso se fue profundizando, dejándolos sin aire. Se separaron con una sonrisa, viéndose a los ojos.

— ¿Y si mejor, nos quedamos en el hotel? necesito estrenar la habitación —. Habló con voz ronca y seductora. El azabache se estremeció al sentir el aliento del moreno en su oído. Pero no entendió ni pío de lo último que había dicho su esposo.

—¿Qué? Sabes que odio que utilices el español, no lo entiendo mucho—. Le reprendió Hiro con un puchero—. Pero como sonaste demasiado sexy, acepto—. Volvieron a besarse y salieron del elevador.

En el pasillo venían jugando. Aventandose, haciéndose cosquillas, robándose besos, etcétera.
Hasta que llegaron a su habitación. En cuanto tocaron el piso alfombrado de esfumó toda la diversión.

Bueno, no es cierto...

Dejaron las cosas que traían y  el moreno lo acorraló en la pared de la habitación, casi chocando con la mesita que había. Comenzaron a besarse, el moreno mordió y chupó los labios de su esposo, sacando leves gemidos y jadeos de éste.

Hiro no se quedó atrás, metía su lengua cada que podía para saborear más a su acompañante. Se separaron un momento con las respiraciones agitadas. Volvieron a lo suyo cuando recuperaron un poco el aire.

El moreno cargó a a Hiro sin dejar de besarlo, este lo rodeo por la cintura y lo llevó hasta su cuarto. Dejándolo caer suavemente en la orilla de la cama. Miguel se acomodó a horcajadas sobre Hiro, sintiendo la creciente erección de su pareja.

Sonrió y comenzó a besarle el cuello, Hiro jadeó al sentir los besos húmedos en su cuello. Miguel dejaba pequeñas marcas en la nivea piel de su esposo.
Bajó hasta su clavícula comenzando a chuparla, el gemido sonoro de Hiro le aviso al moreno que iba muy bien.

Comenzó un vaivén lento con sus caderas, haciendo fricción sobre sus erecciones. Miguel jadeó al sentirlo, volvió a besarlo. Iba a quitarle el short a su pareja hasta queee...

Comenzó a sonar el teléfono de Hiro...

Puta madre, no vas a contestar, ¿verdad?—. Habló Miguel con voz ronca por la excitación.

—T-tengo que hacerlo, mi amor—. Hiro hizo un puchero y le dió un beso chiquito.— Tía Cass dijo que me iba a marcar para ver cómo estábamos.

30 días otp Challenge ~HiguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora