Tomar un café.
Me gustaría tomar un café en una terraza
con sillas verdes de metal.
Ver pasar gente.
Entrar en una discusión interna de lo que
me gusta y lo que no.
Escribir mi nombre en una servilleta.
Disimular al ver como el del al lado chupa la
cuchara con la mejor de sus cara.
Resolver los insignificantes problemas que
envuelven mi vida mientras le echo azúcar.
Darle vueltas al café y copiar al de al lado.
Pero hay dos malas noticias en todo esto.
No me gusta el café y tampoco tengo tiempo
de tomar un cola cao.