Llegaron hasta un café bastante bonito, el rubio aún llevaba cargado a ese bebé estaba más que encantado con su papá, tanto que de a ratos se abrazaba del cuello del mayor y reía.
—Pa-pá...—murmuró el menor.
—Oye apenas me conoces y parece que ya quieres quedarte conmigo— dijo Reiner con alegría al escuchar al pequeño llamarle papá, nunca se había esperado eso.
—Él te conoce más de lo que crees— murmuró Bertholdt con una sonrisa
Se sentaron en una de las mesas de aquel café, Braun sentó al pequeño Reíner en sus piernas, mientras que Hoover estaba en una silla frente a ellos. En cuestión de minutos, un camarero llegó a tomar sus órdenes.
—Un café, ¿y tú qué quieres Berth?
—Té verde, por favor...— murmuró sin más.
Hace mucho que no veía a Reiner con tanta alegría, aún recordada aquella noche trágica y lluviosa, en donde le dio el beso del adiós a esos ojos de miel. Y ahora no podía creer que estaban frente a frente nuevamente, y sobre todo que tenían un bebé, hemroso por cierto.
— Sabes, él le gruñe a Porco, lo araña y le grita...
—¿En serio?—cuestionó aguantando una risa, no había duda, ese era su hijo—. ¿Te gusta pegarle a ese idiota, no? Seguro lo haces por mí, pequeño Reíner, haces honor a tu nombre— dijo haciendo una voz boba mientras le hacía cosquillas al bebé.
Y aquel retoño soltó una fuerte carcajada, mientras sentía los dedos de su papá en sus pequeñas costillas. Era una cosa adorable de ver.
—Bueno ejem...—el de ojos mieles se aclaró la garganta volviendo a ver a Bertholdt—. Hoy no trabajo así que tenemos mucho tiempo para hablar, cuéntame, ¿cómo estuviste este año?
Berth sabía muy bien que no debía hablar de más, ¿qué podía decir? Que Porco era agresivo y que le giraba, que le tenía amenazado de casi violarlo con tal de que no mencione al rubio.
No, él no podía decir eso.
—Pues, estuve cuidando al bebé y tratando de terminar mis estudios...— habló bajito, de verdad era una vergüenza decir tique no estaba graduado aún.
—Oh bueno, eso es genial, verás que podrás terminarlos cuando el niño crezca—habló tratando de darle ánimos, en cierto punto se esperaba una respuesta parecida, porque gracias a él Bertholdt había tenido al bebé.
—¿Cómo te ha ido a ti Rei~Rei..?—sonrió de medio lado ante aquel intento de animarlo, parecía que Reiner aún se preocupaba por él. Eso le hacía sentir querido.
En ese momento le trajeron lo que pidieron. El moreno tomó su orden, mientras que Reiner hacía lo mismo respectivamente.
—Bien... Yo pues, termine de estudiar por internet mientras trabajaba en ese club, vivo solo en el centro de la ciudad, es muy pequeño, pero para mí está bien—la verdad era que el rubio llevaba una vida relativamente tranquila, algo solitaria, pero no podía quejarse.
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Engelsflügel〔ReiBert〕│〔Omegaverse〕#YaoiAwards
Fanfiction❝ Porque le amaba tanto que debía dejarle volar lejos. Porque su presencia solo le trajo desgracia y sufrimiento. Él era su ángel, por eso merecía ser feliz; muy, muy lejos de allí.❞ ©Los personajes son propiedad intelectual de Hayime Isayama. ▶His...