Cold Blood

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Cold Blood

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Cold Blood

"Sangre fría, Romanoff" le había dicho Nick, hacía ya tantos años atrás, "Sangre fría es lo que necesitarás si quieres triunfar en este rubro. Si quieres sobrevivir". En ese momento, ella se sentía invencible. Desde que tenía memoria, había sido la sangre fría la que le había permitido sobrevivir en un ambiente tan hostil, tan helado, que quemaba. Sabía que no debía hacer caso a sus sentimientos. Y allí estaba, enamorada como una boba del hombre perfecto. Sabía que no debía escuchar a aquella zorra manipuladora que insistía en ponerse en su camino, pero aquí estaba, llorando con el corazón destrozado y el velo de tul hecho pedazos entre sus manos enrojecidas por el frío.

"– Ya deberías saber, Romanoff, que Steve no es hombre para ti. Cuando sepa quién eres realmente, te odiará– Sharon se miró las cutículas de las manos, fingiendo despreocupación tras lanzarle aquella carpeta a las manos.

Natasha había palidecido. Un año atrás, ella misma se había encargado de exponer todos los archivos de S.H.I.E.L.D al mundo. Se había descubierto a sí misma y a la organización que le había dado cobijo durante años, en pos del bien común. Pero, había mantenido aquellos archivos encriptados. Esa misión en particular, era demasiado espantosa para que viera la luz. Era el episodio más oscuro de su pasado, su mayor vergüenza. Y ahora, esta mujerzuela la extorsionaba con ello.

– ¿Qué es lo que quieres, Carter? – espetó, mirándolo con los ojos afilados como dos navajas.

Se dijo a sí misma que sólo era cosa de saltar sobre la mesa y romperle el cuello. Pero, no podía. Todo dependía de que ella no le hiciera daño. De hacerlo, aquel archivo maldito llegaría a manos de Steve. Y, con ello, se acabaría todo. Nunca supo cómo aquella mujer insulsa había logrado infiltrarse y desencriptar aquello que ella había escondido con tanto cuidado. Al parecer, la CIA comenzaba a entrenar realmente bien a sus aspirantes.

– Que te alejes de él, por supuesto. Suspende la boda. Si tú haces eso y me das camino libre, entonces, nuestro lindo capitán jamás sabrá nada de tu sucio secretito...– Nat tragó pesado. ¿Suspender la boda? ¿Dejar a Steve?

– Estás loca, Carter. Realmente loca si piensas que haré eso...– rebatió, cruzándose de brazos sobre el pecho.

– Oh, yo creo que sí lo harás. ¿Acaso no recuerdas ese día? ¿Cuándo ocurrió el tiroteo en la escuela? "Jamás podría perdonar a alguien que le hiciera daño a un niño", ésas fueron sus exactas palabras. Y... tú hiciste más que eso. ¿Cuántos fueron? ¿20? ¿30? ¿100? ¿Realmente crees que él se casaría contigo después de eso? – el corazón de Nat se fue a sus pies.

– Dame una semana– pidió, deshecha– Dame una semana y terminaré con todo..."

La voz alegre de Steve la sacó de sus cavilaciones. Escondió los restos de su traje de novia en el armario y se secó las mejillas antes de salir del cuarto, fingiendo una sonrisa. El capitán se le acercó con una sonrisa y dejó un breve beso en sus labios antes de mostrarle la tablet que traía con él. Allí estaban las órdenes para una nueva misión. Las estudió en silencio, dejándose caer en el sofá. Steve se sentó a su lado y le rodeó los hombros con un brazo, besando su sien.

Cold BloodWhere stories live. Discover now