Las últimas lluvias llegaron y con eso la ciudad entraba al ambiente del año,a los jóvenes les faltaban poco tiempo, pues sus vacaciones se estaban acabando y ellos trataban de aprovechar todo el tiempo. Mientras tanto mi tiempo era aprovechado por el trabajo cada segundo vale oro era lo que decían algunos carteles en la ciudad, por esa razón tenia tres trabajos en diferentes días de la semana, los lunes y miércoles trabajaba medio tiempo en el supermercado como empaquetador, los martes y jueves ayudaba a un par de conocidos del viejo en construcciones, los viernes y sábados ayudaba en un taller donde "OJÓN" me había recomendado. Los domingos pasaba un poco de tiempo con los viejos y el los barrios del norte.
Siempre trataba de mantener una sonrisa frente a todas las personas, para evitar preguntas absurdas, con los viejos eran de la misma manera por mas pesados que sean siempre los trataba con respeto y los ayudaba en lo que mas pudiera. Pero como era miércoles me encontraba en el supermercado empaquetando las fundas de los demás personas, lo bueno era que cuando uno de los cajeros no asistía yo lo remplazaba.
Así que estaba como cajero, registrando las compras. Eran ya las siete de la noche y en dos horas íbamos a cerrar el local, por eso registraba las compras que yo había atendido, las personas no concurrían mucho a esas horas. Aun así un anciano se acercó a la caja y pago por unos snacks, seguí con la cuentas y terminando me dieron las ocho.
- oye Mateo, dentro de una hora cerramos - me indico el gerente mostrándome su reloj, era un señor alto de grandes modales,pero con un estilo hipster. representaba todo lo que se decía del norte. - lamentablemente, es tu turno de cerrar, te esperare en la parte de atrás atiende a los dos últimos, me asegure de que ninguno de ellos sean ladrones.-
En eso el timbre sonó y daba aviso a que entraba otro cliente, era un joven de pelo negro, alto, delgado y de rostro amable; se dirigió a la parte trasera a la sección de helados.
- bueno ahora son tres - me indico el gerente mostrando una leve sonrisa. - te esperamos atrás -
Las dos personas mayores, llegaron con sus compras y se retiraron; quería cerrar mi libro de anotación de ventas, pero el joven todavía no mostraba.
suspirando dije- solo los del sur deberían dudar en lo que compran - me levante de mi cubículo y me encamine a la parte trasera del supermercado; en mi mano llevaba una varilla de treinta centímetros aunque para algunos era algo inofensivo, para mi era suficiente para hacer llorar al mas bandido.
El joven estaba frente a los helados, miraba todas las opciones y todos los precios.
- bueno chico, que quieres - le dije mientras le apuntaba con mi varilla.
- bueno como vez un helado - indicó - pero ninguno se ajusta a lo poco que tengo. -
-vamos chico debes de tener aunque sea para uno- añadí- parecieras que vienes del sur-
- no es eso, solo que me alcanza para uno y la mitad de otro - me miro intrigado
- como que medio, quieres decir que quieres dos - pregunte aunque realmente no quería saber.
miro sobre mi hombro, me gire levemente y pude notar como una chica morena, esperaba indecisa mente fuera del super.
- Así que es para ella - dije sin quitarle los ojos al joven.
- si pero te doy la mitad de uno - me rogó - te pago la mitad y ...
- ya coge tus helados y paga - le interrumpí, por alguna razón me trasmitía confianza. - vamos a la caja -
me siguió y me pago- cuantos años tienes - le pregunte sin esperar respuesta.
- Tengo quince - me respondió mientras se alejaba de mi.
me quede observando en la caja hasta que salio, ellos se alejaron juntos; los dos parecían contentos. aunque era un año mayor que el, sentía que el era mas suertudo que yo en la vida y como no si,sus padres eran de esta región del norte quizás nunca piso el sur.
fui hacia la puerta y la cerré; cogí el libro y me dirigí hacia la puerta trasera.
- Mateo, por que demoraste - me gritó el gerente
- muchachos, siempre sin dinero- le replique
- no tiene sentido - me miro intrigado - tu también eres una persona joven, pero que no te comportes como una no es mi culpa .-
- si, si buena charla- estire mi mano y el de forma automática, me pago.
Esa seria la primera vez que vería a aquel joven, que luego llamaría amigo.
Después de eso los días pasaron y llego el primer día de clases, aunque ponía en los papeles que me representaba el viejo, el único que me representaba en ese lugar era yo mismo.
Y la pregunta es por que yo sin obligación asistía a el colegio, la respuesta era simple. no me gusta pasar todo el tiempo como en las vacaciones, pues las mías no era fabulosas que digamos y eran pocos los momentos felices que obtenía en mi vida. Me puse mi uniforme, después de cocinar, cogí el primer cuaderno que encontré y salí de la casa.
A mis espaldas pude oír como la vieja se despedía de mi,solo por respeto regrese y le di un beso en la frente. Fui a la parada y cogí el autobús.
Podía haber sido un mañana común, el cielo purpura y el aire frío pesado; si no hubiera sido, por un grito y golpes en la parte trasera del autobús.
- pare conductor, pare por favor - gritaba mientras golpeaba el metal de afuera del bus.
Un agitado joven subía, mientras me recostaba en uno de los apoyos del bus. Llevábamos el mismo uniforme y su expresión de asombro denoto un pequeño interés hacia mi.
Era obvio, un chico que en algún momento te realizo un favor. ahora te lo encuentras en el mismo bus y con el mismo uniforme del colegio al que iras. no entablamos una conversación por semanas.
Y no fue hasta que una tarde en la salida del colegio, se acercó a mi y con una amplia sonrisa.
- disculpa se que es inapropiado e irrespetuoso, pero me podrías prestar otra ve dinero para el pasaje. -
- vamos chico, si le pides dinero a alguien dos veces se te hará costumbre y terminaras con una deuda - dije mientras saque dinero de mi bolsillo y se lo entregaba.
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¿Donde te has metido?
De TodoHe pasado mucho tiempo solo, sin nadie con quien hablar. En este mundo casi nadie te quiere y todos están encajados en sus propios asuntos y cuando crees que no hay nadie a tu alrededor; alguien te estira la mano, aparece el un chico sorprendente qu...