Su corazón palpitaba con fuerza, se sentía como una presión, que hacía temblar tu mano, tus lagrimas empapaban tus mejillas y sentir esa tención de esos ojos que alguna vez confiaste
Que tonta habías sido
- No me obligues hacer esto - dijiste moqu...
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Te sentías mal, un mareo te rodeo y querías regurgitar tu desayuno
Los chicos presentes en el aula se dieron cuenta y sintieron tu aura, si hubiera un color para definir lo, seria negra y verde a la vez
— ¿Profesor puedo salir? —hablo levantando la mano
El profesor la miro pensativo y desconcertado, pero no demoro en darse cuenta que pasaba
— Eres el nuevo, ¿verdad? — dijo soltando con un tono de pena
— Si — dijo débil
— No importa, ya es cambio de aula — dijo este, sentándose en su escritorio — puedes ir a la enfermería o afuera si quieres — dijo señalando la puerta
— Gracias— hablaste
Agarras a tus cosas y saliste con rapidez del aula, corriendo con desespero al baño, pudiste oír desde lo lejos a Cuddles gritar tu nombre, pero decidiste no hacerlo caso
Los alumnos empezaron a salir de sus aulas, se reunían y arrinconaban, esto te aturdía y hacia que todo se moviera, como si estas fueran un reflejo del agua, se movían y bailaban, chocabas contra todo, intentando buscar equilibrio en tu andar
Encontraste lo que imaginabas que era el baño
Caíste sobre los lavaderos, era como si tu cerebro se escurriera, como si cayera, era como estar borracha sin haber tomado nada
— Creo que se me subió la presión — dijiste mientras bañabas tu cara en agua — parezco abuelito —
— Sí que lo pareces — hablo otra voz — todo demacrado y enfermo —
Un fuerte jalón del cuello de tu camisa, hizo que pudieras ver quien era, tu espalda fue empotrada con fuerza en los bordes de los lavaderos y tu cabeza golpeo contra los espejos
— Fliqpy — dijiste muy suave y afónica
— No, solo Flippy — te contesto este — no menciones ese nombre, otra vez — amenazo
— Decídete hombre — contestaste, forcejeando — eso no te va quitar lo enfermo y horrible persona que eres —
— Continua así y te rebano el cuello —
— Crees que vas a poder hacerlo —
Te tiro al suelo, apretando con fuerza tu cuello con sus manos
— En realidad, a ti si te quiero asesinar —
— ¡Hazlo! ¡imbécil! — lo escupiste
— ¡Chicos! —
Hablo otra voz desde dentro de un cubículo
— Antes que se maten — dijo saliendo del cubículo, temblando — puedo irme —
