Cuarta parte ;

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Primer día de trabajo.

Nunca había llegado a pensar que a estas alturas, se iba a poner nerviosa el primer día de trabajo, no lo estaba al irse a dormir anoche porque Justin estuvo distrayéndola de sus quehaceres y vaya noche habían pasado, nunca se había imaginado hacer el amor tan salvajemente como lo habían echo aquella noche. Desearía volver a repetirlo pronto, o eso esperaba. 

-Cariño, suerte en tu primer día de trabajo. 

Sus labios impactaron por unos segundos, besándola castamente. 

-Gracias mi amor, la necesito. -Intentó formar una sonrisa.

-Lo sé, pero confío en ti y sé que lo harás bien. 

El guiño que Justin le mandó provocó que una sonora carcajada saliera de entre sus labios, haciéndola sentir menos nerviosa de lo que estaba, la abrazó fuertemente contra su pecho descubierto, y besándola en la frente la dejó ir. Ella consiguió despedirse de sus niños antes de llevar su viaje a cabo hacia el nombrado, nuevo trabajo. 

Una vez fuera del coche donde había sido fácil aparcar ya que eran las siete de la mañana, demasiado pronto para ella y para todos, todavía estaba amaneciendo por lo tanto las farolas seguían encendidas enfocando las calles para mejor visualización. El sonido de las campanas que se situaban arriba de la puerta para saber a tiempo que había un nuevo cliente en la tienda, sonó.

-Andrea… ¡Buenos días! -Susurró ella, sonriente, encaminándose a la recepción donde ella siempre se solía ubicar, para la llegada de nuevos clientes. 

-____________, cielo, ¡Buenos días a ti también! ¿Estás lista? 

Ella asintió con la cabeza, ansiosa, por el día de hoy.

-Bien, primero entra a esa habitación de allí. -La señaló con el índice del dedo. -Y allí está tu nuevo uniforme, y dentro de poco tiempo vendrá nuestro primer cliente que suele frecuentar cada semana y será mejor que quede satisfecho de tus servicios, bonita. Todo esto está en tus manos, nunca mejor dicho. -Dijo, soltando una sonora carcajada. 

Ella rió junto a ella y se encaminó a la habitación que le había indicado. 

Quince minutos después…

Salió del vestuario algo incómoda, y se dirigió a su jefa. 

-Perdona Andrea, ¿Este vestido no es muy corto? -Preguntó, agarrando la parte inferior del uniforme y bajándolo, intento fallido, claro. 

-No, querida, así se vistes las masajistas de lujo, y tú eres una de ellas.- Le guiñó el ojo, soltando una carcajada.- Además tienes que darte prisa, acaba de venir un nuevo cliente. 

-¿Qué tipo de masaje quiere? -Preguntó, incómoda por su vestimenta.

-Balines.- Respondió, sonriente.- Manos a la obra, chica.

Asintió con la cabeza, y se encaminó hacia la habitación en la que se encontraba el hombre de un poco más de avanzada edad que ella, tumbado en la camilla boca abajo y una toalla cubriendo la parte inferior de su cuerpo, preservando su intimidad.

-Buenos días… -Saludó, cortés. 

El hombre correspondió a su saludo y ella comenzó a ordenar los aceites que se encontraban en el estante, y escogiendo uno de ellos, se colocó a un lado del hombre y lo esparció por toda su palma derecha, y juntando sus dos manos, colocó sus manos sobre la espalda del hombre, esparciendo el aceite por toda ella, intentó relajarse con la música que ponían de fondo, y las velas aromáticas que veía a su alrededor. 

Minutos después, finalizó el masaje, limpiándose las manos con una toalla.

-¿Ya has acabado? -Preguntó el hombre, alzando la mirada hacia ella, quién se estremeció ante su penetrante mirada hacia sus piernas desnudas.

Ella asintió con la cabeza, sintiendo como su garganta se secó por un momento.

-¿Y mi happy end? -Volvió a preguntar el hombre, indignado.

Ella se dio la vuelta, frunciendo el ceño. -¿Tu que? 

-Esto es un masaje con final feliz…

-¿Con final feliz? -Preguntó ella, extrañada. 

-Sí, una paja. -Comentó el hombre, sin vergüenza.

-¿Co-omo una pa-aja? -Preguntó, con la respiración acelerada.

-Sabes lo que es, ¿no? 

-Claro, pero, pe-ermíteme un momento. -Intentó esbozar una sonrisa, saliendo de la habitación en la que se encontraba.

-Andrea… -Caminó hacia ella, haciendo sonar sus tacones. 

-Dime querida. -Sonrió.

-Dice el cliente que le tengo que… aliviar. -Tragó saliva, dificultosamente.

-Claro, ese es tu trabajo. 

Ella frunciendo el ceño, dijo.- Entonces que soy, ¿puta? 

Andrea, su jefa, negó con la cabeza. -No, eres masajista erótica, a ti nadie te toca.

-Ah. Entonces no entendí muy bien el anuncio…

-Bueno, ve que se te va abajo el cliente… -Comentó, indicándole que entrara a la habitación por la cual había salido, angustiada, y entraba de la misma manera.

-Ya, pero… es que yo nunca he hecho esto. -Negó con la cabeza.

-¿Nunca has hecho una paja? 

-Sí, pero nunca por dinero. -Negó con la cabeza, cambiando de opinión sobre el trabajo. 

Su jefa le sonrió. -Pues ya verás como ahora tiene mucho más sentido.

_____________ frunció el ceño, tragando saliva y fijando su mirada en la puerta por la que tenía que entrar para hacer una… ¡maldita sea! No creo que pueda hacerlo… ¿o sí?

*~*

¡Hola chicas! Estoy aquí de nuevo, siento mucho la tardanza de estos días, pero los estudios se requiere más atención, además que la imaginación de estos días a sido estresante. 

Por lo tanto, he intentado extender el capítulo, un poco más.

Intentaré escribir pronto, pero tenéis que poner de vuestra parte y comentar y votar más a menudo. ¡SOLO PIDO ESO, PLEASE! Amo vuestros comentarios, seriously.

Y mi pregunta del día es; "¿RAYIS LO LOGRARÁ HACER O NO?" 

RESPONDED.

ғιnal ғelιz {נυѕтιɴ&тú} єяóтιcαDonde viven las historias. Descúbrelo ahora