Capítulo 2: Ojos avellana

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Esa noche dormí bastante mal, pero ya estaba algo acostumbrada, me desperté antes de que sonara el despertador, me levanté de la cama y salí de la habitación, entré en la de Makayla.

~Maak levantatee ya, que vamos a volver a llegar tarde- bostecé apoyada en el marco de la puerta.

Al ver que no movió ni un solo dedo y que sólo gruñó le tiré un cojín a la cara, ella se quejó pero seguía con los ojos cerrados, rodé los ojos y me fui a su ventana, levanté la persiana.

~Levantaa yaaaa, voy a hacer el desayuno, como no te levantes te tiro tu pintauñas favorito por la ventana.

Ella abrió los ojos enseguida.

~Makayla: atrévete a tocar mi pintauñas negro y te destruyo la vida mala pécora- me señaló con el dedo mientras acariciaba el pintauñas.

~Tienes un problema, espero que lo sepas.

Me fui a la cocina y ella llegó al rato, me miró aún mal.

~Quita esa cara, te van a salir arrugas de tanto fruncir el ceño.

Ella me remeo y puso cara de asco, yo rodé los ojos.

~Sabes que te quiero, verdad?- hablé como un bebé y sonreí.

~Makayla: sisi.....ahora intenta arreglarlo- sonrió un poco aunque intentaba ocultarlo- yo a ti no....

~Me reí- tu sonrisa dice todo lo contrario querida- le saqué la lengua y después ella a mi.

Después de desayunar nos vestimos para ir a la universidad.

Makayla como siempre iba con ropa bastante corriente, pero ella conseguía darle un toque que hacía que la ropa se viera totalmente original y ella siempre se veía muy bonita, como ella lo llamaba, el toque Makayla, hacer que algo corriente se vuelva original.

Yo llevaba unos vaqueros algo rotos por algunos lados, pitillos y una camisera blanca con una chaqueta vaquera y mis converse burdeos.

Nos montamos en el autobús.

~Makayla: vas a comer fuera con josh o vamos a comer juntas?- me miró.

~No sé, eso debería preguntartelo yo a ti, ayer te fuiste con Samantha a comer y me dejaste sola- levanté mis cejas.

~Makayla: mentira, te dije que te vinieras- me señaló con el dedo.

~Rodé los ojos- sabes que no me gusta Samantha, parece buena pero no se.....

~Makayla: tiene algo que no te gusta- rodó los ojos- sí ya....he escuchado eso muchas veces......

~Pues ya está- me encogi de hombros.

Llegamos a mi parada, yo debía bajarme ya que derecho y medicina no estaban en el mismo sitio.

~Me voy, después hablamos- nos dimos un beso en la mejilla y un mini abrazo.

~Makayla: adiooos hermana.

Me despedí con la mano y bajé del autobus, me dirigí a la universidad, al llegar allí y ver el gran reloj que había en la entrada me di cuenta de que llegaba algo tarde, asique empecé a correr un poco.

Llegué a la clase justo antes de que llegara la profesora, me senté al lado de mi amigo Josh.
Él era un gran amigo, lo había conocido en la universidad el primer año que entré, él es la típica persona que le cae bien a todo el mundo, es simpático, amable, muy gracioso y absurdamente guapo, es de tez morena, mide 1.80, tiene el pelo rizado por la parte de arriba, lo tiene castaño con pequeños reflejos rubios, sus rizos caen por su frente tapandola y dejando a la vista justo debajo de estos sus preciosos ojos verdes, su perfecta nariz y sus labios carnosos.
Todas las chicas suspiraban por él, no sólo por ser muy guapo y atractivo, sino porque era un chico genial y muy inteligente.
He de decir que algunas me han mirado mal, ya que el tenía pocos amigos, y en la universidad sólo estaba conmigo, puede que a muchas personas él les cayera bien, pero a él no le caía bien todo el mundo, era una persona sumamente selectiva.

~Josh: qué pasa enana?- me revolvió un poco el pelo.

~Yo le di un chorlito en la frente y lo abracé- hola gigante.

~Josh: sabes que me han dicho que va a llegar un tio nuevo, de Nueva York, al parecer es muy estupido y tiene mucha pasta, me caerá mal seguramente.

~Vaya eso es nuevo no?- me reí.

~Josh: de nuevo nada, que sepas que ayer hablé con dos personas más de la universidad, no me cayeron bien, pero tampoco mal- sonrío orgulloso.

~Wow, es todo un avance, te felicito- lo dije irónica.

~Josh:ni se te ocurra burlarte, o contaré lo del día de los patines en el parque....

Yo enseguida la tape la boca.

~Ni se te ocurra mencionar eso, eso nunca pasó- le señalé con el dedo y él juntó su frente a la mía, haciendo que me entrara un poco de calor, no lo malinterpreteis, josh no me gusta, después de Ethan nadie iba a gustarme ya, pero sus preciosos ojos verdes estaban clavados en los míos y tenía una sonrisa de lado, eso lo hacía ver demasiado impresionante y atractivo.

Con respecto al incidente de los patines, pues veréis, hace un año, él y yo decidimos comprarnos unos patines e ir al parque a patinar, bueno pues yo......acabé en el estanque de los patos.....sí....patético, y mientras mi gran amigo Josh, en vez de ayudarme a salir, empezó a reírse como un cerdo y hasta se tiró al suelo, un gran amigo él.

~Josh: tranquila, tranquila, no diré nada, lo prometí mocosa- se separó de mí y yo volví a respirar.

En ese momento llamaron a la puerta de la clase y apareció un chico, alto, lleva unos vaqueros negros muy ajustados, una camiseta blanca y una chaqueta vaquera encima.
Tiene los ojos color avellana y el pelo negro, algo alborotado, sus labios definitivamente eran perfectos, era muy atractivo, demasiado.
Definitivamente Josh y él deberían ser ilegales, no se puede ser tan guapo.

~Profesora: él es vuestro nuevo compañero, espero que lo hagáis sentir bien en clase, preséntate- lo miró y el suspiró.

~????: soy Daniel Stewart, y vengo de Nueva York- dijo algo seco.

Yo lo miraba atenta, era un chico raro y me transmitía algo de intranquilidad, se veía que no era una persona que se abriera fácilmente, en ese momento vi como sus ojos avellana se clavaban en los míos haciendo que mi respiración se agitara un poco, tenía una mirada demasiado intensa y profunda.

POV. DANIEL

Llegué a la clase de mi nueva universidad, la verdad que no me apetecía para nada llegar a un sitio nuevo, no me gusta hacer amigos ni conocer gente nueva, suficiente tenía ya con los que ya conocía.

La profesora me dijo que me presentara, odiaba esto definitivamente. Suspiré y me presenté, cuando empecé a observar a todos los que allí se encontraban me encontré con unos ojos azules que me miraban fijamente, eran sin duda los ojos más bonitos que jamás había visto, me quedé mirándola fijamente y es como si todo se hubiera paralizado en ese momento.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora