Prólogo

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Estas son las últimas palabras de un viejo solitario, palabras para prometer “que sólo el día que tenga una hija, sangre de mi sangre y carne de mi carne, sólo ahí mi poder desaparecerá y me convertiré en polvo, para jamás volver. Y será ella quien deba continuar con mi legado, con mis principios y mis ideales.

 Ese día el cielo sonará y los infiernos arderán más que nunca, los pájaros piarán asustados, y las sombras se levantarán para festejar el nuevo comienzo de nuestro imperio. Todo el mundo se enterará que la heredera (mi heredera) habrá llegado. Y que así sea por los siglos de los siglos.”

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