Idiota

64 5 3
                                    

Habían pasado varios meses desde la última navidad, y todo parecía empeorar.

Los vampiros y humanos habían comenzado a pasar por grandes hambrunas que provocaban la muerte de cientos al mes.

El clima no hacía mas que empeorar, dificultando la construcción de nuevas viviendas.

Krul suspiró cansada, continuando con la caminata que los llevaría a completar la misión del día. Estas eran cada vez más duraderas, ya que no podían volver sin al menos encontrar un humano o vampiro. Y al parecer estos comenzaban a carecer debido a las pésimas condiciones actuales.

-Me duelen mucho los pies.- susurró la menor.

Lest Karr volteó a verla, agotado.

-No nos queda mucho.- trató de animar.

-¿Cómo lo sabes? -cuestionó.

-Porque no pueden estar muy lejos, su presencia todavía se siente en la zona.- soltó mirando con detalle su alrededor.

Y definitivamente, habían humanos.

Llegaron a casa después de un par de horas, y ya comenzaba a oscurecer. Krul se puso su buzo negro y comenzó a dirigirse hacia la salida del cuarto.

-¿A dónde vas? -preguntó Lest Karr, un tanto irritado. La rutina diaria ponía de malhumor a más de uno.

Ella volteó a verlo, vacilante. ¿Qué se supone que le dijera? Debía verse con los demonios nuevamente, para darles su sangre a cambio de nuevos datos y así recuperar a su hermano.

-Hmm...-soltó, agarrandose la cabeza.- yo...- volteó hacia un lado, mirando los pocos objetos del cuarto como si fueran a ayudarle.

-La verdad.- la cortó con seriedad.

Narra Krul

-Ya lo sabes.- rodé los ojos.- Necesito ir con esos demonios, por mi hermano.

Él me miró incrédulo.

-¿Hablas en serio?

-Sí.- me quejé cruzandome de brazos.

-Pero si ni nos alimentan, te vas a convertir en demonio si te siguen chupando la sangre, no seas idiota.- soltó con el ceño fruncido.

-¡No soy una idiota, Lest Karr! -me quejé.- No sabes nada, es fácil decirlo para tí, pero yo sí tengo un hermano.- me excusé molesta.

-Un hermano que no te recuerda.- me corrigió.

Abrí mi boca ofendida. Las consecuencias de las duraderas misiones y las pocas horas de sueño comenzaron a llegar, sintiendo un fuerte dolor de cabeza.

-¡Callate! ¡Me va a recordar! -lo miré enojada.

-¡No Krul! -me gritó molesto.- ¡No te va a recordar, ahora y nunca! Los demonios te van a engañar, y vas a ser la patetica e ingenua mascota de ellos.- determinó con un tono irónico y dañino en su voz.

Lo miré fijamente, perdida, hasta que mis facciones comenzaron a contraerse y empecé a llorar en voz alta, sintiendome ahogada.

Su mirada rápidamente se suavizó hasta convertirse en una de arrepentimiento.

-Oh, no, no, Krul...- soltó levantandose con rapidez para buscarme.

Yo seguí soltando sollozos mientras me tapaba la cara con mis manos y me daba vuelta, no quería verlo, no después de lo que dijo.

Sabía lo que estaba pensando, era raro verme llorar, y menos de esa forma. Me sentía avergonzada, por mas que quisiese no podía parar.

Él me abrazó por detras, sentandome arriba de él en la cama sin que yo oponga resistencia.

Alienados [KrulxLestKarr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora