Más peleas

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Todo se salió de control, de nuevo. Lest Karr ni siquiera se sorprendió al notar lo que ocurría en una de las misiones diarias, como tampoco dudó en entrometerse. Bueno, como siempre cada vez que ella estaba en el medio. Aunque esta vez, no sola.

-¿Y qué harás al respecto? -preguntó el demonio, burlón.- Tu raza se extinguirá en cualquier momento, y no puedes hacer nada para evitarlo.- sonrió mirando esta vez al resto de vampiros, Ferid y Crowley, quienes también estaban en la pelea.

-¿Que qué voy a hacer? -murmuró la pelirosa entre dientes.- Te voy a partir la cara, eso voy a hacer.- espetó empujándolo.

Definitivamente si de inteligencia hablábamos, Krul no saldría campeona. Eran tres vampiros contra cinco demonios. No sólo poseían desventaja numérica, sino también en fuerza.

-Ni se te ocurra volver a tocarme, asquerosa vampiro.- escupió el mismo demonio, empujándola con fuerza y haciéndola tropezar contra el vampiro peliplateado, quien atajó a sostener sus hombros, divirtiéndose con la escena.

No era difícil saber cómo terminaría esto. En cuestión de segundos, vampiros y demonios estaban luchando, posiblemente ambos bandos olvidando la razón, y odiándose únicamente por ser distintos. O bueno, después de todo, no era nada nuevo que los gobernados odiaran a los gobernantes. En especial si los gobernantes eran unos tiranos.

Lest Karr, quien se había separado momentáneamente del grupo para buscar más material y continuar construyendo las casas, comenzó a avanzar con rapidez al escuchar el típico sonido de confrontaciones al que tanto se había acostumbrado una vez formó parte de este imperio.

-¿Qué mierda? -murmuró confundido mientras trataba de separarlos. Sabía cómo terminaría si esto continuaba así, vampiros muertos, como sucedía todos los días, ya sea por hambrunas, por asesinato, por abuso de poder, violencia, entre una larga lista mas de razones.

De todas formas, él era un vampiro, sí, un tercer progenitor, pero un tercer progenitor mal alimentado, como el resto de vampiros. Por lo que sus intentos de separación tampoco sirvieron mucho. Y la visión de sus amigos luchando en vano, lo forzó a buscar otra solución.

-Detenganse.- gritó con molestia, llamando la atención de algunos pocos.

-¿Lest? -cuestionó Krul mirándolo confundida, y recibiendo un golpe en la mejilla por parte del demonio.- Idiota, ¡estaba distraída! -le gritó Krul al demonio.- ¡No contó! -apretó los puños, haciendo que algunos la miraran confundidos.

-Entonces presta atención, inútil.- la pateó entretenido.

-Dejala en paz.- lo empujó Lest, ganándose una mirada fulminante.

Antes de que el demonio pueda contestar, sonó la campana matutina, que alertaba a todos los demonios de ir a su formación para que le digan su misión diaria. Los humanos y demonios inicialmente también debían ir a recibir ordenes, pero a medida que pasaban los meses, todos debían simplemente construir casas, una tarea diaria y agotadora, por lo que dejaron de ser requeridos en las formaciones.

-Esto no se acaba aquí.- espetó, caminando en dirección al sonido y empujando a Lest Karr con su hombro.- Y es mejor que te cuides.- esta vez señaló a Krul con superioridad.- Porque la campana no estará para salvarte la próxima vez.

Krul estaba a punto de responder, pero la mano de Lest Karr en su boca se lo impidió.

-Mmmh Hmmm.- farfulló con molestia, antes de sacársela de su cara con desgano una vez los enemigos se fueron.

Un silencio inundó el lugar entre los cuatro vampiros, que no sabían bien qué decir.

-Yo...- comenzó Krul.

Alienados [KrulxLestKarr]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora