UN NUEVO MUNDO

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Me desperté y mi primer pensamiento fue el saber que solo tenia 24 horas de vida. Quería hacer tantas cosas, bailar, brincar, gritar, cantar, abrazar a toda persona que pasara a mi lado, quería amar. Amar sentir ese sentimiento que mi familia despreciaba tanto, quería sonreír, reír a  carcajadas y todo eso en 24 horas mi tiempo limite, pero no pensaba pelear por mas tiempo así que tenia que disfrutar de esto llamado vida.

Observe la naturaleza que me rodeaba, arboles en pleno otoño, alce los brazos al cielo y sentí las hojas caer en  mis manos, como el viento cantaba entre el bosque. Escuche a mi madre aconsejarme tener cuidado, que mis sueños y esperanzas  no se derrumbaran, que el hombre puede ser egoísta, cruel y despiadado.

Y entonces baje la vista. Camine siguiendo el camino hacia la ciudad, al llegar a la carretera pude admirar los llamados automóviles, a las personas caminando, en ese momento me fije en mi vestuario un simple vestido color azul y unas zapatillas deportivas negras. Después de caminar tal vez por dos horas pude llegar a un pequeño café donde pedí un capuchino y un pedazo de pastel de chocolate, al llevarme una porción de este a la boca, no puedo describir con palabras lo exquisito que fue degustarlo en mi paladar y decir que fueron muy bien empleadas 3 horas de las 24 que contaba. Al salir por accidente me tope con un joven de aproximadamente 20 años, los mismos que tal vez aparentaba yo.

-          Le pido me disculpe señorita fue mi error no fijarme en el camino.

No pude hacer otra cosa más que fijarme en él, llevaba unas botas de color café, unos pantalones de mezclilla y una camisa gris de vestir, era de tez blanca, cabello castaño, y no lograba distinguir el color de sus ojos por los lentes que llevaba, así que en lugar de disculparme lo primero que dije fue.

-          ¿De que color son tus ojos?

-          Azules verdosos. Mucho gusto mi nombre es Alexander y ¿su nombre es?

-          Mi nombre. Mi nombre es Amira.

-          ¿Usted no es de la ciudad verdad?

-          No. Acabo de llegar y me gustaría conocer los más hermosos lugares de aquí.

-          Espero pueda confiar en mi y con gusto le mostrare los lugares que yo considero hermosos.

-          Muy bien.

Alexander me llevo a un restaurante donde servían la mejor pasta bolañesa y un excelente vino tinto. Me alegre tanto de haber asistido a clases para aprender el comportamiento humano en diferentes escenarios y estudiar sus idiomas. Pero mi reloj biológico me señalo que ya habían  pasado 5 horas y me quedaban menos de  18 horas, en ese preciso instante lo programe para que solo sonara a menos de una hora del inevitable final  de mi vida en este mundo.

Al salir del restaurante durante el camino hacia un parque de diversiones Alexander me comentaba que estaba estudiando botánica ya que las flores eran su pasión y su meta era poder tener un vivero que fuera abierto al publico y enseñar a las generaciones futuras lo hermoso que era cuidar de una planta. Cuando la curiosidad se apodero de él y quiso saber mas de mi, me limite a decirle que estudiaba astronomía. Después contestaba a sus preguntas con monosílabos así que decidió no preguntar más.

En el parque de diversiones se encontraban varias familias, parejas y grupos de amigos. Al observar esa escena mi sonrisa se agrando, pero se fue apagando cuando vi a una niña tropezar y caer al pavimento, nadie se acerco a ella para ayudarla y preguntarle por su bienestar, así que me separe de Alexander y camine hacia la niña al llegar a ella, la tome de sus pequeños brazos y la levante del pavimento la cargue en mis brazos y me dirigí a una banca.

-          Hola,  ¿te has lastimado alguna parte de tu cuerpo pequeña?

La niña entre sollozos me señalo su rodilla que ahora se encontraba llena de sangre, con mi dedo índice en mi boca le señale que guardara silencio después pase mi mano por su rodilla y su herida había curado ya no se podía apreciar mas la sangre, la niña se asombro pero me abrazo y me dio las gracias, su mamá llego en ese momento con preocupación en su mirada me agradeció el cuidar de la niña y se alejo hacia la salida.

-          Por fin te encuentro Amira, me descuido un momento y no te encuentro a mi lado no sabes que susto me diste, y mas al pensar que no conocías bien la ciudad.

De un momento a otro me tomo en sus brazos y no pude hacer mas que corresponderle a ese inesperado abrazo, después de eso me llevo a subirme a los juegos de atracciones, en la llamada rueda de la fortuna pude admirar desde lo alto la ciudad.

Me llevo a caminar a un parque lleno de flores bonitas. De repente me detuve y le pregunte si disponía de más tiempo, a lo que el me contesto que si. Que si quería podía dedicarme todo un día entero.

-          Eso me parece muy bien, a partir de esta hora hasta las 5am del día siguiente. No te preocupes por lo que puedas gastar, que yo lo pagare.

-          ¿estas hablando enserio?

-          Si.

-          A pesar de ser la primera ves que te he visto, esta bien.

Al salir del parque fuimos, a distintos lugares, cuando nos encontrábamos a la orilla de un lago empezó a llover tome la mano de Alexander y lo guie al agua para poder jugar los dos con ella bajo la lluvia, aun que se sorprendió al principio después inadvertidamente me cargo y salto conmigo en brazos a la parte mas onda. Decidimos ir a una tienda y comprar otra mudada de ropa para cambiarnos la que llevábamos puesto, yo elegí unos jeans, una blusa manga larga blanca y un abrigo negro. Al salir del vestidor lo mire y note que tenia una ropa similar a la anterior solo que la camisa era esta vez de color negro y una chaqueta café, entre sus manos tenia una bufanda que al acercarse a mi me la puso alrededor del cuello, me tomo la cara entre sus manos y me dio un beso en la comisura de mis labios.

Sobre el beso solo sonreímos al separarnos y caminamos sin rumbo tomados de las manos.

Parecía todo tan perfecto que me atreví a mostrarle a mi madre la imagen de Alexander y mía donde jugábamos en el lago, mas ella no me contesto.

Cuando íbamos camino a un cine, un tipo con un arma en las manos nos ordeno que le diéramos todo lo que lleváramos de  valor yo tal vez tarde demasiado en reaccionar y hacer lo que me había pedido, el hombre tenia ya las cosas de Alexander y me apuntaba con el arma directo a mi cabeza, Alexander solo me dio un ligero beso antes de empujarme hacia tras, de pronto escuche un disparo y él caía al suelo donde se extendió un gran charco de sangre. El hombre con el arma se dispuso a correr cuando vio mis ojos volverse completamente negros, no le di tiempo de nada simplemente le paralice el corazón con un simplemente pensamiento.

Me acerque al cuerpo de Alexander, sentí deslizarse agua por mis mejillas y le pedí disculpas, porque a pesar de poder hacer infinidad de cosas con mi mente no podía otorgarle nuevamente la vida.

Cheque mi reloj y sol quedaban unas cuantas horas para regresar a casa, lamente no poder hacer volver a la tierra el cuerpo de Alexander ya que sabia que tenia familia. Las emociones me invadieron de un solo golpe que me tambalee.

Después de recuperarme seguí mi camino para llegar de nuevo al lugar de donde vine.

Al sentir una hoja caer en mi mano , desee poder encontrarlo  otra vez en mi camino esta vez, en mi mundo.

FIN

EL CAER DE LA HOJASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora