El resurgir el Ave Fenix

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Nombre: Abigail Díaz

País: El Salvador

Nota de autor: El siguiente relato está situado cuatro años después de La Redención de Gabriel. En la ciudad de Toronto, lugar donde dio inicio a esta mágica historia. Lo he dejado como muestra para todos los concursantes pero no entrará dentro del concurso, quiero agradecer a mi amiga Oscary Arroyo por ayudarme con la edición. Los invito a todos a pasarse por sus hermosas historias. 

@oscaryarroyo


            El Museo Real de Ontario se revestía con catedráticos y alumnos en colores rojos y azules que contrastaban con el matiz simétrico del dorado otoñal. La Ministra de Cultura había reunido a las figuras más importantes del país para poder tener una serie de exposiciones sobre cultura general. Los alumnos entusiastas se arremolinaban en la entrada mientras charlaban sobre los expositores invitados del evento.

─Escuché que Katherine Picton declinó la invitación. En este momento está en la investigación de su nuevo libro y no quiso perder tiempo en nimiedades como estas ─susurraba una alumna del doctorado entre los asientos en la hilera del fondo.

─¿Te parece que una invitación formal de la Ministra sea una nimiedad? De todas maneras, escuché que viene uno de sus alumnos más sobresalientes. El Profesor Emerson estuvo dando clases en la Universidad de Toronto hace unos años. Su retiro fue un poco murmurado. Yo estaba en el primer año de licenciatura cuando pasó todo eso ─ murmuró su compañera italiana.

─El Profesor Emerson fue mi profesor durante la maestría con especialidad en Dante. De hecho, fui yo la que descubrió todo el asunto que lo obligó a retirarse de aquí ─comentó una castaña a un lado.

Las chicas empezaron a mirarla con curiosidad, puesto que parecía que hablaba más como una amante resentida que como una alumna.

─¿Lo conoces personalmente? Escuché que ha logrado grandes cosas desde que se fue, como sus conferencias... ─continuó una de las estudiantes.

─Gabriel es un hombre muy inteligente. De ese tipo de inteligencia que te calienta el cuerpo entero. Era una delicia ver la pasión con la que daba la clase. A mí solo me hacía pensar en lo dominante que podía ser en la...

─Me parece que no es de ese tipo de profesores. En una ocasión tuve la oportunidad de escucharlo en un museo en la Galería de los Ufizzi ─defendió la italiana, sus ojos ligeramente entrecerrados debido a lo que estaba escuchando.

─Créeme, lo es. Una de mis compañeras fue la perra que lo atrapó. Por esa razón el profesor fue expulsado de la Universidad. Esa maldita...

Christa estaba expulsado todo su veneno. Había pensado asistir a la conferencia de Gabriel para tener un momento a solas con él y tener así una vez más la oportunidad de seducirlo. Había escuchado que estaba casado, pero la monogamia habitual en los matrimonios de los catedráticos siempre incentivaba los deseos de los cazadores de aventuras lujuriosas. Su plan era simple. Encontrar un momento a solas con el Profesor Emerson durante el almuerzo en común e invitarlo a pasar la noche en su habitación.

Mientras narraba a unas incrédulas estudiantes de doctorado su experiencia con Gabriel, las luces fueron apagadas. La Ministra de Cultura se paró en medio del salón y luego de los saludos iniciales anunció al primer participante del día.

─Para mí es un honor presentar este día a un invitado muy importante. Tuve la oportunidad de escuchar su trabajo en una de las exposiciones del Profesor Wodehouse años atrás y quedé fascina por su conexión con el arte, la historia y la religión como técnicas de investigación. ─La Ministra empezó a nombrar una serie de logros del Profesor Emerson. Christa pensó que era un poco extraño que omitieran algunos de las experiencias más importantes─... con ustedes, la Profesora Julia Emerson.

El estrado se iluminó y una figura poderosa vestida de rojo resurgió de la oscuridad. Julia estaba más esplendida que años atrás, cuando a Christa solo le pareció una alumna sin gracia. Llevaba el pelo recogido en un peinado elegante y un vestido tan vaporoso como la etiqueta rigurosa del evento lo exigía. Julia llegó al estrado con una sonrisa que iluminó la habitación. Un jadeo grupal hizo eco por todo el salón. Los profesores estaban armando ya sus planes para obtener un minuto a solas con ella, encantados con ella, y la mayoría de las estudiantes estaban sorprendidos de ver a alguien tan joven dirigir la exposición principal del día.

─Muy buenos días a todos. ─Julia habló por primera vez con una voz serena─. Es un placer para mí estar aquí esta noche dirigiéndome a tan importante audiencia. Antes de iniciar con la exposición de hoy, quiero agradecer a las personas que me ayudaron a lograr obtener una investigación imparcial sobre el asunto. A mí esposo, Gabriel, por siempre llevarme la contraria. ─La audiencia soltó una risa mientras el orgulloso y hermoso mencionado, con esmoquin y pajarita, se pavoneaba en la primera fila─. Me hiciste ver el rumbo de está investigación desde varios enfoques distintos ─añadió mientras enfocaba sus ojos en él por unos segundos, luego regresando su atención a los invitados─. A la Profesora Katherine Picton por su práctica sabiduría al momento de seleccionar las fuentes más creíbles. ─Una anciana asintió con reverencia en un asiento cercano al profesor. Cualquiera podría pensar que tenía lágrimas en sus ojos, pero si alguien le preguntara ella aclararía que era alérgica al material barato con el que estaba hecha su silla─. Y, en especial, quiero agradecer a mi compañera de estudio. Mi hermosa Clare, gracias por pasar con mamá horas en la biblioteca. Este trabajo está dedicado a ti.

Cualquiera pensaría que había un asiento vacío en medio del Profesor Emerson y la Profesora Picton, pero al escuchar su nombre una cabellera castaña se asomó sobre la parte posterior del asiento y le envió un tierno beso volador a su mamá. Los presentes se derritieron en el acto. Christa empezó a mirar rojo a su alrededor. La estúpida Julianne estaba ahí siendo la expositora principal, con un marido ardiente y una niña hermosa. ¿En que momento las cosas se le salieron de las manos? ¿Cómo pudo lograr sin esfuerzo esa insignificante estudiante lo que Christa había pasado todo un semestre planeando con cuidado?

¿En qué momento el conejo pudo vencer al león? ¿Puede un conejo asustadizo resurgir como el ave fénix?

─Durante esta hermosa mañana hablaremos sobre un tema que vincula el arte, la literatura, la historia y la religión para descubrir la conexión entre San Francisco de Asis y Guido de Montefeltro. Para eso veremos el Canto Vigésimo Séptimo del Infierno de la Divina Comedia donde expone a un Guido confesando todos sus pecados sobre la tierra, en contraste con el Guido de Asís dibujado 315 años después para la basílica de San Francisco el Grande de Madrid, donde hace una referencia a un obispo que fue guía espiritual de San Francisco.

El salón de entero permanecía en silencio. El Profesor Emerson le sonrió con orgullo a su esposa en la plataforma. Gabriel amaba a Julia y se sentía orgulloso de ella todo el tiempo, pero en ese momento al verla tan gloriosa, demostrando su valía a una audiencia que en el pasado la humilló, se sintió indigno de llamarla suya. Nunca se creería merecedor de tal regalo, de la hermosa familia que habían creado juntos, pero cada día, cada segundo de su vida desde que sus destinos se entrelazaron, lo aceptaba con humildad y lo agradecía con veneración.

─¿Podemos decir que Guido de Asís es el mismo Guido de Montefeltro? ¿Existen las suficientes pruebas históricas para comprobar este hecho? ¿Por qué razón el arte decide mostrar una faceta diferente de Guido en relación a la literatura? ¿En qué sentido la religión se ve involucrada en el proceso de transformar el alma de Guido de un fraile a un merecedor de octavo circulo del infierno? Espero que el día sea suficiente para responder todas esas preguntas....

Aunque Christa tenía el deseo de ponerse en medio del salón y avergonzar a Julianne, sabía que esto solo traería un suicidio académico. Ahogándose en el propio veneno de sus colmillos, pasó toda la mañana escuchando a su némesis. 

CONCURSO INTERNACIONAL: ESCRIBE TU PROPIA HISTORIAWhere stories live. Discover now