Degustamos a nuestra víctima. Tras comernos a la primera, la bruja, entendimos porqué lo hacía: la carne humana te volvía inmortal pero cada vez necesitabas más. Desde entonces no hemos podido parar.
En el sXXI
Degustamos a nuestra víctima. Tras comernos a la primera, la bruja, entendimos porqué lo hacía: la carne humana te volvía inmortal pero cada vez necesitabas más. Desde entonces no hemos podido parar.