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𝘍𝘢𝘵𝘩𝘦𝘳 𝘢𝘯𝘥 𝘥𝘢𝘶𝘨𝘩𝘵𝘦𝘳
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Soy huérfana.

O eso es lo que muchos creen, entre esas personas, me encuentro incluida. Nadie sabe quien es mi padre, su nombre y rostro es un misterio al igual que los motivos del por qué no estoy con él, aunque no es tan diferente al resto de los semidioses en el campamento. Después de todo, nadie desea hablar en medida de su familia mortal sin que sus ojos se vuelvan lágrimas.

Los semidioses no tenemos vidas fáciles, suelen estar plagadas de desgracias y en algunos de estos casos, estos llegan a ser eventos tan traumaticos que duran toda tu vida.

Si, supongo que así sería mi vida, con los moretones de mi infancia tatuados en la piel incapaz de perdonar a la persona que aportó a traerme a este mundo.

Odio a mi padre.

Lo odio por haberme abandonado.

Más a pesar de aquellas palabras, se muy dentro mío que aquello es mentira. No viví lo suficiente con mi padre para siquiera recordar algo que calmara mi alma, solo una suave palabra que parecía buscar mi consolación «Te amó, mi niña... Y te prometo que volveré »

Me gustaría decir que incluso ahora creo en aquellas palabras, más lo único que encuentro es un pequeño cajón vacío repleto de polvo, en donde habita oculta la decepción y el dolor. Solo viví con mi padre dos años, aquella fue la duración de mi infancia, corta y efímera como el último aleteo de una mariposa.

Y todo aquello fue su culpa.

Su maldita culpa.

Más aún asi, puedo recordar breves fragmentos de su profunda pero dulce voz, llamándome en medio de la noche, e incluso su aroma a Romero y Artemisa que lograba hacerme sentirme libre cuando la lluvia azotaba mis sentidos.

Quería creer que lo odiaba, más al ver aquella carta había sacudido recuerdos que yo había enterrado mil metros bajo tierra, y deseado que nunca salieran, pero justamente, como un muerto que había recibido la bendición de la vida, se levantó nuevamente, siendo más fuerte que nunca.

Yo no sabría que haría si volviera a ver a mi padre.

Tal vez... Morir.

....

En el poco tiempo que estuve con Gladolius, me encariñe mucho, dolió separarme de él, los chicos tuvieron que arrancarme al caniche de los brazos literalmente mientras Annabeth me sostenía, para no ir detrás de ellos. Estuvimos así fácil media hora.

Pasamos dos días viajando en el tren Amtrak. Yo seguía bastante triste por el canino que habíamos dejado, pero no decía nada, ellos trataban de animarme pero no lo lograban. Atravesamos colinas, ríos y mares de trigo ámbar que me hicieron ganas de bajar y tumbarme ahí.

No nos atacaron ni una vez, era un alivio, pero no nos relajamos para nada. Me daba la sensación de que viajábamos en un escaparate, que nos observaban desde arriba y puede que también desde abajo, que había algo acechando, a la espera de la oportunidad adecuada. Éramos literalmente un circo de payasos para entretener a los dioses.

Percy era buscado por la policía sobre la desaparición de su madre, él por más que trataba de ocultarlo, nosotros obviamente ya lo sabíamos, no había periódico en el que no saliera. Nosotros apareciamos en una foto que nos había tomado el turista, al parecer éramos sus cómplices, lo cual no era tan falso. Su asqueroso padrastro, Gabe Ugliano, ofreció una recompensa en metálico por cualquier información que conduzca a la captura de Percy. ¿Por qué decía que era asqueroso? Sentía que la foto no le hacía justicia a su verdadero rostro y gracias a su olor, Percy por casi toda su vida estuvo bien. Eso hablaba mucho de él.

𝕸𝖔𝖔𝖓 𝖇𝖚𝖌; Percy Jackson ✔️ [#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora