El camino parecía no tener final, mi respiración entre cortada, mientras el órgano muscular hueco que se encarga de bombear sangre golpea con fuerza, los músculos de la tibia me duelen, sigo corriendo sin razón aparente, huyendo de quien sabe la vida que, me duele al realizar la sencilla y normal función del intercambio gaseoso, el viento frío quema al entrar en contacto con las fosas nasales, duele vivir.
- ¡Natalia! – exclama mi padre, y lo único en lo que pienso es ¿donde estará? - ¡Natalia! – vuelve a gritar mi nombre, quiero replicar, pero mis cuerdas vocales parecen estar congeladas, al igual que mis ganas de seguir viviendo - ¡Natalia! ¡despierta ya! – en cuanto escucho nuevamente a mi padre, reparo en algo extraño, dijo: despierta ya.
Doy un respingo, e inmediatamente la luz se cuela en mis ojos, los cuales me obligo a entrecerrar, puesto que, sigo agitada y asustada; después de que mis oculares se adaptan a la cantidad de luminosidad, me dispongo a observar mi alrededor, entonces caigo en cuenta, eso era un sueño, un horripilante y vívido sueño.
- Ya voy papá – respondo con voz aletargada, es indeseable la sensación de querer hablar y no poder hacerlo - ¿Qué hora es? – inquiero.
- Faltan diez minutos para las siete, mejor que te apures – responde con total tranquilidad, estoy a punto de volverme loca.
- ¡¿Qué?! ¡¿Por qué me llamas hasta ahora?! –pregunto entre exclamaciones, al momento de dar saltos por la recámara buscando mi ropa, vistiéndome y tratando de ordenar un poco el lío que es mi cabello, aunque eso definitivamente me llevara mas tiempo del que tengo disponible.
- Te llevaré, pero es mejor que te apures niña dormilona – señala papá, para ese momento ya estoy corriendo escaleras abajo, tomando los escalones de dos en dos – ten cuidado, puedes caer, no quiero tener que llevarte al hospital en lugar del bachillerato.
- Tengo examen a las siete, el profesor Torres va a matarme – le digo agitada, mientras tomo un termo y lo lleno con café – vamos ya papá, levántate, por favor.
Es totalmente normal para mis maestros la impuntualidad que me distingue, el profesor Torres me dejo pasar aunque llegué cinco minutos tarde (ese tipo en los exámenes, curiosamente, es el más puntual de los profesores, está justo a la hora, ni un minuto antes ni uno después). El día <comenzó mal, y fue así hasta el final, un final que debí evitar, pero claro, soy demasiado curiosa, y como dice la abuela, la curiosidad mata al gato, y esta vez me convertí en el gato curioso, que descubrió (no, en realidad confirmó) aquello que terminaría con su familia.
...
Posteriormente de la cena me dispuse a fregar la vajilla, mamá estaba demasiado molesta conmigo, lo cual es tremendamente infrecuente (nótese el sarcasmo), por el rechazo del pequeño Rodri, simplemente no soportaba ni la cercanía ni el tacto de mi madre, ella erróneamente creía que fui la causante de ello, sin embargo, no se imaginaba la razón por la que el bichejo tres se comporta de esa manera, aunque también me asombra un poco, no me esperé una reacción de esa magnitud, es un niño después de todo.
El teléfono de mamá comenzó a sonar, en la pantalla aparecía un numero no registrado, intenté responder pero la llamada termino, y justo en ese momento (ese maldito momento) una notificación de mensaje por WhatsApp apareció, desplegué el mensaje, y mis sospechas (aun cuando vimos y escuchamos con Rodri ayer por la noche, quería creer en mi madre) fueron terriblemente confirmadas, abrí la conversación, conversaciones desde hace más de un mes, es hasta donde logré llegar, los nervios se apoderaron de mí, las lágrimas amenazaban con salir, la rabia y el dolor no hacían más que aumentar, odio las redes sociales y estos dispositivos, pueden destruir vidas si son mal utilizados.
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FILOFOBIA
Teen FictionAprender a sobrevivir con las pesadas cargas del pasado puede tener un alto precio, sin importar cuanto lo intentes, si no enfrentas los fantasmas del pasado, no podrás vivir lo mas humanamente posible, sin embargo, cada persona reacciona a su maner...